UN AMOR TEÑIDO DE SANGRE

(*LIAM)

En este pequeño pueblo cuando la noche extiende su manto oscuro, aparecen criaturas que en las sombras, cuando nadie las ve, se convierten en seres temibles sedientos de sangre, sacan a relucir sus largos colmillos para hundirse en la frágil piel de sus víctimas, que no se le resisten al estar bajo su hechizo.

Así como yo sali a darme un festín para sacarme este cosquilleo que me tiene preso y solo pienso en esa joven que con su apariencia me ha hecho sufrir miles de pensamientos que las personas comunes consideran pecaminosos, para mí es algo normal y de todos los días, que los he aplicado con otras personas, pero ahora solo quiero hacerlo con ella, sobre todo desde que supe que nunca ha tenido ningún tipo de relación y ni ella se ha explorado.

Los que somos más poderosos, al pertenecer a un clan antiguo, la luz del día no nos afecta y podemos pasar por personas normales, aunque la claridad me moleste la visual por lo que uso unos lentes especiales.

Soy uno de esos seres que recorrió la tierra por más de ciento cincuenta años, que se instaló en este pueblo poniendo orden y así evitar una guerra con los licántropos que tienen delineado su territorio en este sector del planeta.

Mi larga y solitaria existencia se ve sacudida porque mi atención se centra en esa joven que al parecer nada le sorprende ni atrae, se ve diferente al resto, tiene una belleza que me atrapa y su manera de ser me atrae, sobre todo cuando trato de saber lo que piensa, resultando difícil para mi y quiero saber el ¿por qué?.

Estoy tan sumergido pensando en ella cuando la veo caminando sin rumbo hacia mi jardín, me apresuró en estar a su lado, no quiero que mi hermano se percate de su presencia, él está entretenido con unas chicas que consiguió para satisfacer sus deseos carnales.

Su aroma es tentador, debo luchar con todas mis fuerzas para no dejarme doblegar, solo la imagino bajo mi cuerpo y haciéndola mía una y otra vez, puedo ver la imagen vívidamente, su figura es tan exquisita.

Ella me cuenta sobre lo que le pasa, pero mi concentración está en que no salga la bestia que guardo tan celosamente. No voy a negar que deseo poseerla, quiero tenerla, nunca antes desee tanto como a ella, pero por una extraña razón no quiero que sea solo de un momento, quiero algo más profundo, que estoy tratando de descifrar y aún no logro hacerlo y eso me enfurece.

Siento que sus manos tocan la mia y mi cuerpo reacciona de una manera que antes no había reaccionado, los bellos de mi cuerpo se paran, mi corazón que no parecía tener vida se hace sentir.

-¿Tienes frío?. Me consulta al sentir mi mano y me retiro de su agarre.

-Es así mi temperatura. Le respondo.

-Te mostraba aquella estrella. Me dice señalando.

-¿Qué hay con ella?. Le pregunto, casi sin abrir la boca, mis colmillos están deseosos de poder sumergirse en su piel y saborear su dulce néctar que corre por sus venas y puedo ver como late en su cuello.

-Me hace bien creer que mis padres se transformaron en una y me cuidan desde lo alto del cielo. Me responde.

-Se de un lugar... Qué es como tocar el cielo con las manos. Le comentó, y oculto mi vista al tornarse en el tono que toman al transformarme en ese ser que muchos temen.

-Me llevas ahi. Me pide, buscando mirar mi rostro y suspiro conteniendo está sed que despierta en mi como nunca nadie lo había hecho.

Suspiro profundo conteniendo a la bestia que quiere salir y apoderarse de la inocente oveja ante mi, porque así la veo a ella, como una frágil e inocente oveja en medio del prado.

Le marco el auto y ella se sube sin ningún gesto de resistirse y se que no influí en ella, que lo hace por propia voluntad, con ella no uso mi persuasión habitual.

La llevé hasta un edificio en construcción que en el futuro piensan hacer un hotel para los turistas, aunque no puedo imaginar a alguien queriendo venir a este lugar alejado y que es como si la actualidad hubiera pasado de largo.

La guie hasta llegar al último piso, observo con detenimiento su fisonomia que es tentadora de ser tocada por mis manos que las mantengo dentro del bolsillo de mi pantalón para no hacerlo, no sé cuánto podré soportar, mi cuerpo parece no querer obedecer de mantenerse quieto y solo busca rozarla, sentir su temperatura y un poco más.

-Vaya... Es hermoso. Expresó mirando todo desde ahí.

Ella camino mirando hacia el firmamento y notó que su pie pisa una salida del suelo tambaleándose a punto de caer por lo que la atajo, nuestras miradas se encuentran.

-Fíjate por dónde pisas. Le aconsejo enderezandola.

-Gracias. Me responde con la voz ahogada.

-Te llevó. Le anunció, al sentir muy fuerte el deseo de tenerla en ese instante.

-De acuerdo... Gracias por el paseo. Me responde.

Hay miles de mujeres predispuestas a satisfacer mis demandas carnales cuando sea y donde sea, pero no, estoy encaprichado con esta joven. Por más que me coloque bajo de esas miles, se que ninguna despertara este deseo incontenible como ha despertado Ana con su singular forma de ser.

Llegamos hasta su casa y ella desciende del vehículo, la observo como se despide saludando con la mano e ingresa.

Está vez no baje a acompañarla, tengo una erección de los mil demonios que es como si la montaña más alta del planeta se levantará sobre las demás a reclamar la cima como propia.

Llegó a mi mansión y veo a mi hermano desfilando sin nada puesto por la sala.

-PONTE UNOS PANTALONES. Le digo molesto.

-QUE HUMOR... TENGO UN PAR QUE PUEDEN RELAJARTE. Me dice de manera burlona.

-NO ME FASTIDIES. Le digo sirviendo un trago fuerte.

-¿QUIÉN TE PUSO ASI?... VAMOS A LA REUNION... VA A ESTAR ESA QUE MUERE PORQUE LA PARTAS EN DOS... LO MALO QUE LE GUSTA MORDER... Y SUS UÑAS TE CORTAN LA PIEL... PERO LO DEMÁS ESTA BIEN. Me cuenta y recuerdo a esa vampiresa que fue probada por todos, incluso mi hermano al parecer.

-NO ME ATRAE... YA TODOS LA PROBARON. Le respondo serio tomando mi tercer vaso de bebida fuerte.

-HALLA TU... PERO A MI NO ME LARGUES LOS PERROS. Me dice retirándose con una botella a su alcoba.

Lanzo con fuerza el vaso contra la pared y pego un grito de fastidio haciendo que la mansión tiemble, sale a flote mi lado vampírico y me salgo de la mansión con una fuerte carrera para quitarme esta mala sensación para mi mala suerte me cruzo con una jauria de lincantropos que se ve tienen su propia reunión.

-VAYA, VAYA ... MIRA EL REGALO QUE NOS TRAE LA NOCHE. Exclamó uno de manera soberbia haciendo sonar sus nudillos, su musculatura es imponente y los otros tres a su lado se dispersan rodeandome.

Puedo ver que son jóvenes, impredecibles en su comportamiento, como los vampiros novatos.

Miro serio al que se nota es el que maneja al resto.

-NO LES PARECE QUE CUATRO CONTRA UNO NO ES BUENO. Escucho la voz de mi hermano atrás mío.

Miro hacia él descubriendo que está acompañado por su grupo de amigos con los que sale siempre.

Los jóvenes licantropos que estaban muy confiados de poder conmigo sin siquiera saber que solo puedo contra ellos ahora los veía inseguros.

Solo se giraron alejándose de nuestra vista.

-SI VAS A SALIR... VEN CON NOSOTROS. Me dice mi hermano y solo asiento uniendome a su grupo.

-Igual podía contra ellos. Le digo.

-Como sea... No quiero que te saquen la cabeza... No estoy dispuesto a tomar tu lugar. Me anuncia.

Se que él no le interesa tener que comportarse a la altura y de tener que ser cabecilla de nuestro clan, tiene una manera de ser muy despreocupada.

Al llegar a un club diviso a Ana junto a sus primos, tiene puesto un yin ajustado con una camiseta y su chamarra, está retraída en un sector y un joven con las hormonas alborotadas queriendo tener la oportunidad de estar con ella.

Eso no lo puedo tolerar, creí que se había quedado a dormir en su casa, pero está ahí, siendo que no tiene la edad para frecuentar un lugar así.

Me aproximó tomándola de la mano y alejándola de la vista de ese joven, me mira sorprendida.

-¿Qué haces aquí?... Te deje en tu casa. Le dije serio.

-Mis primos me invitaron... Para alejarnos del bullicio en casa... Te comenté lo que pasaba entre mis tíos. Me responde con la voz cortada.

-Te expones a que te aborden esos chicos que solo desean sexo. Le digo serio.

-No hacia nada... Él solo me invitaba a bailar. Me responde y veo que tuerce nerviosa sus manos una con la otra.

-Es el principio para tocarte... Debes ser más despierta. Le reprochó, noto que baja la mirada y suspira apretando sus labios.

Sacudo la cabeza reprimiendo mi mal genio.

-Si quieres bailar... Bailo contigo. Le sugiero carraspeando.

La tomo de la mano llevándola a la pista y su cuerpo próximo al mío la guío despacio, me fascina sentir su aroma, su larga cabellera cubre mi mano apoyada en su cintura y la otra contra mi pecho. Se moldea tan bien a mí, que tiene a todo mi cuerpo embelesado por sentirla.

-Sueles venir a estos lugares. Le susurro al oído, queriendo distraer mi atención al desear algo más con ella.

-No... No soy de frecuentar estos sitios. Me responde.

-Y ¿cómo es que estás aquí?. Le pregunto.

-Un amigo de Pablo consiguió las entradas... Y nos invitó. Me respondió.

-Y todo fue para alejarse de la tensión que hay en tu casa. Reflexionó en voz alta.

-Si... Mis tíos no dejan de discutir. Me cuenta.

-Quieres salir. Le sugiero al sentir que si no salía la haría mía en esa pista.

-De acuerdo. Me dice, su mano es delicada entre las mías, no quiero soltarla y la llevo de ese modo.

-Ana... ¿Dónde vas?. Le pregunta su primo Mateo que se ve la cuida.

-La llevo a su casa. Le persuado mirándolo directo y solo asiente dando lugar a que pase.

-¿Viniste caminando?. Me consulta al no divisar mi vehículo.

-Es bueno caminar. Le respondo.

-Si... Nosotros vinimos caminando también. Me cuenta.

-Me dijiste que te gusta leer. Le trato de entablar conversación para distraerla.

-Si... Me resulta más placentero... Aunque a veces miro películas con mis primos... Pero solo lo que ellos ponen... Más que nada es para disfrutar de su compañía. Me cuenta.

-VAYA, VAYA. Escucho nuevamente esa voz del soberbio licántropo.

-Hermano... Qué casualidad. Me dice Damián poniéndose nuevamente a la par de mi junto a Ana.

Nos miramos fijo con los licántropos, que ante Ana no se muestran tal cual son, por una extraña razón solo siguen su camino.

-Y ¿qué paso con tus amigos?. Le pregunté a Damián.

-Ellos se quedaron... Para mí estaba aburrido. Dijo mirando a Ana y con mi mirada le hago gestos que ni lo piense.

-Nos vemos. Se despide dirigiéndose a otro lado.

-Es tu hermano. Me dice Ana.

-Si. Le respondo.

-No se parecen. Me comenta.

-¿Crees eso?. Le pregunto.

-Te ves más serio que él. Me responde.

-Suelen decir eso. Le comentó pensativo.

Llegamos a su casa y me percató de que todo esté tranquilo.

-Al parecer se durmieron. Me dice Ana al referirse a sus tíos.

-Suerte. Comento despidiéndome.

Cuando ella ingresa y cierra la puerta siento a Damián cerca de nuevo.

-Si que huele apetitosa. Me susurra.

-No debes tocarla. Le ordenó.

-Tranquilo... Ya se... No voy hacer nada que te enfade. Me responde.

-No encontraste algo que te atraiga en el club. Le consulto.

-Debo salir de este pueblo... No hay mucho aquí. Comenta serio.

-Solo comportate. Lo despido serio.