Cómo Proteger Al Protagonista

Era una mañana radiante en los terrenos de los Cauciel. Había transcurrido unos 3 días desde que Miranda y su madre huyeron, han intentado conseguir rastro de ellas pero todo intento de su ubicación siempre cae desconocido.

Los rayos del sol caían mayormente en el suelo que fue quemado hasta la cenizas, y que ahora, era diferente por la nueva tierra y abono que cubre el suelo. Diana observaba el jardín, que había sido el escenario de la lamentable destrucción causada por el incendio de Miranda. No obstante, gracias a la intervención del emperador Dorian, quien había enviado jardineros y expertos en botánica, el área estaba comenzando a renacer.

Las llamas habían devastado muchas de las plantas, pero el emperador había insistido en utilizar una tierra más fértil, rica en nutrientes, que prometía revitalizar cualquier especie que creciera en ella. Solo para que ella tuviera un hermoso jardín a pesar de que la villana lo intentó destruir y junto a eso el terreno de Diana.

Fascinada por la transformación, se arrodilló y sumergió sus dedos en la tierra oscura y fresca. Sentía una mezcla de tristeza por lo perdido y esperanza por lo nuevo que estaba por venir.

— siempre me han llamado la atención la botánica... Cada planta, flor e incluso los insectos que contribuyen a su crecimiento. Ahora que tengo la oportunidad, la haré crecer...

Mientras exploraba la textura de la tierra, algo en su interior la impulsó a recolectar un puñado. La curiosidad la llevó a cerrarlo en su mano, contemplando el profundo color marrón y el aroma terroso que emanaba. Fue entonces, en un instante de pura maravilla, que sintió una suave vibración a través de sus dedos. Como si la tierra respondiera a su toque, una pequeña planta comenzó a emerger de la tierra, alzándose hacia la luz del sol en un crecimiento vertiginoso. Sus hojas, de un verde vibrante, se desplegaron con rapidez, casi con audacia.

Diana retrocedió, sorprendida. Nunca había presenciado algo tan extraordinario. Observó cómo la planta, como si estuviera llena de vida y energía, se establecía con firmeza en la tierra que había tocado. Sentía que no solo había restaurado el jardín, sino que también había desatado un poder oculto en el mismo. Era como si la tierra, al ser tocada por su mano, respondiera a su esencia, a su deseo de crecimiento y renovación.

Con el corazón latiendo con fuerza, Diana comprendió que este jardín no solo era un lugar de belleza, sino una fuente de magia potencial. Quizás, en el tiempo de que Miranda supo de su don lo utilizó para plantar flores maligna y así la tierra quedó, pero eso cambia cuando ella misma decidió destruirlo y quemarlo. Ahora que es una tierra fresca y nueva, es el tiempo en el que Diana también se dé cuenta de que tiene una magia similar pero diferente a Miranda, al contrario de herir puede ser más beneficiosos, o eso es lo que Diana espera.

Y pensando con emoción que debía contárselo a Dorian. Sin embargo, tenía que atender algunos pendientes para así estar libre en la tarde e irlo a visitar para darle la noticia.

Mas tarde, después de dos horas, el intenso sol del mediodía, Diana establecía conversaciones con el personal de aquí, ella intenta llevarse al corriente sobre el terreno, quería comenzar algo nuevo y necesitaba el suelo de su propiedad. Sin embargo, la criada llega y le comunica Diana sobre un cochero que la busca. De inmediato fue a la puerta y recibe a ese empleado.

— señorita Cauciel, el emperador requiere su presencia en el palacio.—anunció él.

La brisa suave jugaba con los cabellos de ella mientras pensaba; su corazón se aceleró ante la noticia. Habían pasado días desde que vio a Dorian, además, la noticia que debe darle de su posible don la deja emoción.

— iré de inmediato —respondió con una sonrisa que reflejaba la anticipación en su pecho.

En el carruaje, el sonido de las ruedas contra el adoquín resonaba como una melodía anunciando su llegada. La emoción crecía en su interior. Quería verlo a pesar de todo el trabajo que había tedido. Y ahora, ansía por contarle sobre lo que descubrió en el jardín; en sus manos.

Al llegar al palacio, las puertas enormes se abrieron, revelando el salón. Pero lo que realmente capturó su atención fue la sombra que se movía en uno de los rincones. Allí, una pantera negra, imponente y elegante, la observaba con ojos dorados llenos de misterio.

— Este es tu guardián —dijo Dorian, acercándose, su voz suave pero clara hizo sobresaltar a Diana. — Selene te protegerá siempre, como me recomendó el mago del templo.

Diana se arrodilló ante la majestuosa criatura, incapaz de contener su asombro. Extendió la mano, temerosa y emocionada, mientras la pantera se acercaba con movimientos fluidos, como si fueran conocidos desde hace mucho tiempo. Su piel era suave, el brillo de su pelaje negro absorbía la luz y, en ese momento, todo su mundo se redujo a ese vínculo.

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— Es increíble —susurró Diana, acariciando la cabeza de Selene, sintiendo la vida vibrante bajo sus dedos. La pantera ronroneó, complacida, y Diana supo que había encontrado más que un simple guardián.— gracias es... Un hermoso guardián. Yo también tengo algo que contarte. Al parecer, Miranda no era la única en usar magia...

— ¿A qué te refieres?... Puede ser que tú...— Diana asiente mientras acariciaba a la pantera.

— lo descubrí hoy en el jardín. Quiero hacer algo bueno con ello.

Dorian ríe suavemente y le comenta sobre su don muy feliz.

— Y no lo dudo, se que eres alguien que grass grandes cosas. Además, traje a Selene solo para ti, quiero que te sientas protegida y más ahora que Miranda ha desaparecido—dijo Dorian, acercándose un poco más, su mirada muy seria pero llena de ternura.

Diana levantó la vista hacia él, y en sus ojos brillaba la misma pasión. No obstante, al escuchar las palabras “proteger de Miranda" era el momento de decirle sobre el posible futuro de la princesa Solara. Ella se reincorpora y le .

— Dorian, necesito hablar contigo —dijo Diana, su voz apenas un susurro mientras ambos se encontraban con la mirada.

— ¿Qué sucede? —preguntó Dorian, notando la seriedad en su tono. Los gestos de Diana eran pausados, como si cada palabra costara un esfuerzo.

— es sobre Solara —comenzó, su corazón latiendo con fuerza. — Creo que... hay un peligro que la acecha.

Dorian frunció el ceño.

— ¿A qué te refieres? ¿Qué peligro?

Diana respiró hondo, el aire frío llenando sus pulmones mientras buscaba las palabras adecuadas.

— noches pasadas, he soñado con un accidente. Solara... estaba en medio de un caos, y su vida estaba en riesgo. Siento que no es solo un sueño, sino algo más, una premonición. Cómo cuando nos conocimos...

— ¿Que más viste, Diana?... Yo confío en tí y en lo que digan tus premoniciones —preguntó Dorian, preocupado.

— en el sueño, vi detalles específicos —respondió, su voz temblando. — La forma en que sucedió todo... no puedo sacudírmelo de la mente. Un accidente de carruaje, pierde la rueda y cae a un barranco... Su cuerpo es encontrado varias horas después sin vida...

Dorian palideció ante la mención de esa premonición.

— y si hay algo seguro es que posiblemente Miranda podría provocar un accidente como ese, si casi quema la propiedad para no dármela, es capaz de todo. Su rencor para hacernos daño no se detendrán. Si no tuvo lo que quería contigo, lo buscará causando daño a los más allegados.

La idea de que la astuta noble pudiera intentar dañar a Solara lo llenó de ira y temor.

— No puedo permitir que eso suceda.

Diana notó el fuego en sus ojos y le aseguró que todo estaría bien si hacen algo al respecto.

— Necesitamos un plan, Dorian. No podemos quedarnos de brazos cruzados.

Él asintió, su mente trabajando rápido, hasta que llegó a una idea.

— Tengo un plan, no es algo que haría en el pasado, pero es diferente ahora. Ella también tendrá su propio guardia, a diferencia de que es un capitán con grandes habilidades de combate y protección.

Diana sintió un alivio momentáneo; no estaban solos en esto. Juntos formarían un escudo que protegería a Solara de las futuras amenazas de Miranda.