Leonardo es un joven y atractivo CEO que no cree en el amor, ni en el matrimonio. Ama su libertad y su licenciosa vida y así es muy feliz, pero una cláusula dejada en el testamento por su padre antes de morir, lo obliga a casarse en el plazo de un año para obtener su herencia. Dispuesto a no perderla, a Leonardo se le ocurre una brillante idea. Le ordena a su secretaria publicar un anuncio buscando una hermosa mujer que finja ser su esposa por dos años. No ha sido nada fácil la elección, las que responden el anuncio no son de su agrado. Pero entonces un día se presenta en la empresa una bellísima y sensual mujer buscando empleo. Cuando Leonardo la vió no dudó ni por un instante en elegirla. ¡No busquen más! Ella será mi futura esposa. ¿Aceptará Anya casarse con este playboy? ¿Y si se casan, se convertirá este falso matrimonio en UN AMOR DE VERDAD?
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CAPÍTULO 2.
A la semana siguiente, en otra cena familiar, las conversaciones entre padres e hijo empezaron a volverse repetitivas.
—Papá, mamá, me da mucho gusto ver ese gran amor que he presenciado desde niño, eso es especial y único, pero no es primordial para mi vivir algo similar. El amor romántico no me interesa, no lo estoy buscando.
—No por nada malo mis amores, simplemente como vivo me siento muy bien. Puede que en un futuro muy lejano cuando haya disfrutado mis mejores años, entonces busque a alguien para que me cuide y esté pendiente de mi. Y quizás vivir ese amor tan bonito como el que ustedes han vivido.
—Pero de momento solo quiero trabajar y divertirme todo lo que pueda. Dejemos ya de hablar de este tema. No me van a hacer cambiar. Yo soy así, y así me siento muy BIEN. ¡No insistan, se están poniendo muy fastidiosos!
—Está bien hijo. Solo recuerda que te amamos. Tu madre y yo queremos lo mejor para ti. Si no deseas volver a hablar del mismo tema te prometo que no lo haremos más.
—¡Ah lo olvidaba! Tu madre y yo viajaremos en unos días. Debo ir a ver unos negocios y de paso celebraremos en ese país nuestro aniversario de bodas.
—Está bien papá. Lo tendré en cuenta y no te preocupes, yo me encargo de la empresa junto a Diego. Pueden ir de luna de miel jajajajaja.
Leonardo se retiró del comedor dando un cálido beso a sus padres. Subió a su habitación velozmente para cepillarse los dientes, cambiarse de ropa y luego ir rumbo a su auto. Sus padres solo lo miraban a lo lejos con una profunda angustia en sus corazones.
—Querida, fue un error consentirlo demasiado. Solo vive para disfrutar la vida y nada más. No quiere ver que la vida no es solo placer. Si no cambia lo va a lamentar mucho en un futuro.
—¡Lo sé amor mío! Debemos encontrar un modo de protegerlo de sí mismo para cuando no estemos. Si no lo hacemos pronto, todo el imperio que construimos para él con tanto cariño y esfuerzo, lo puede derribar en poco tiempo. ¿Qué idea se te ocurre?
—Voy a asegurarme de que no lo pierda todo cuando nosotros le lleguemos a faltar. Hablaré mañana mismo con mi abogado.
Días después, Leonardo se encontraba con Diego, el hijo del socio de su padre en la oficina de una de las empresas de su propiedad. Diego era la mano derecha de Leonardo, un gran economista unos años mayor, que a la vez era su mejor amigo.
—¡Ehh Leonardo! Otra vez llegas tarde.
—Buenos días Diego. No es culpa mía, mis padres siempre insistiendo que desayune, almuerce y cene con ellos, para hablar del mismo tema: “la unión familiar, el futuro, el matrimonio” …. Siempre lo mismo. ¡El cuento de nunca acabar!
—¿Y eso te molesta?
—¡Por supuesto! Soy joven, ¿qué esperan de mi?
—Seguramente esperan lo mismo que todos los padres: Nuestra felicidad. Podemos vivir el día a día como mejor nos parezca, pero pensando en un mañana. ¿No pensarás vivir toda tu vida solo, o sí?
—Yo nunca estoy solo y tengo todo lo que necesito. Siempre tengo a mi lado una buena compañía.
—Lo sé. Eres un cotizado playboy, pero eso solo es una satisfacción física momentánea como comer y dormir, pero ¿el corazón, los sentimientos?
—¡Oh por Dios! Hablas igual a mis padres.
—Hablé como ellos porque tienen razón. No es lo mismo estar con una persona por una calentura a estarlo por un gran amor, por UN AMOR DE VERDAD. Son cosas muy diferentes e incomparables, ¿No te parece?
—Pues que se enamoren y se casen los demás. Yo no quiero ni enamorarme, ni mucho menos casarme. Jamás perderé mi amada libertad ni por todo el dinero del mundo. Aunque nadie me crea, yo soy muy feliz como vivo y así quiero seguir por el resto de mis días.
—OK. Te entiendo. Hablando de otras cosas, me enteré que tus padres se van de viaje. Ahora tú firmas. Te asignó un poder para hacerlo como su hijo que eres.
—Está bien. Explícame qué son esos papeles y los firmo.
Horas más tarde, los padres de Leonardo iban a tomar su vuelo rumbo a un encantador país de Oriente Medio. Estaban felices por celebrar un aniversario más de ese gran amor que aún seguía vivo como desde el primer día.
Allí, en el aeropuerto, se despidieron de su hijo algo preocupados. Siempre tenían en mente qué pasaría si ellos llegarán a faltar algún día y él continuara con su despreocupada vida.
Después de darle mil y una recomendación a Diego para que cuidara de la empresa y de Leonardo, partieron rumbo a su viaje.
-Caray, ni que tuviera cinco años Diego. Mis padres sí que exageran. Bueno, así que tu me cuidarás jajajajajjajaja. Se les olvida que ya pasé los veinticinco…. En fin, vamos a terminar el trabajo pendiente.
— Hoy no quiero salir tarde de la oficina, es viernes y me quiero ir a una Discoteca que acaban de inaugurar. La linda Margaret me espera. Pasaré un ardiente fin de semana con esa belleza. Aprovecharé que no estarán mis padres detrás de mi con sus quejas.
-¿Ves lo que te digo Leonardo? En lo profesional eres excelente, un destacado empresario, pero en lo sentimental eres un desastre. Tu mente solo piensa en fiestas y diversión. ¡No se puede contigo! Por tus acciones pareces un adolescente de quince años y bastante irresponsable por cierto.
-Diego, es que no imagino qué otra cosa puedo hacer todo un fin de semana solo y sin compromisos. ¡Margaret es tan sensual y complaciente! Además, siempre está disponible para mi cuando la llamo. Bueno, también puedo llamar a Julissa, en fin, ya veré…
Ambos fueron a la oficina, estaban firmando documentos, haciendo llamadas y poniéndose al día con los asuntos de la agenda para ese día. A lo lejos un televisor transmitía continuamente las noticias.
De repente se escucharon gritos y llanto que provenían del pasillo. Diego y Leonardo salieron inmediatamente para entender qué sucedía.
—“Señor Leonardo, sus padres. El avión donde ellos viajaban cayó en picada antes de arribar a su destino y parece que no hay sobrevivientes”
-¡No puede ser verdad! Ese vuelo que cayó no era donde iban mis padres. —Diego, llama inmediatamente a la línea aérea y pregunta si el vuelo de mis padres ya llegó a su destino.
-Cálmate Leonardo, ya mismo hablaré a la aerolínea.
Diego llamó y no lo podía creer. Sí era el vuelo donde viajaban los padres de Leonardo el que lamentablemente había caído. Intentaba creer que eso fuera una pesadilla, pero era verdad.
—Leonardo lo lamento. Sí era el avión donde iban tus padres. No hay nada qué hacer. Solo esperar las indicaciones de la aerolínea.
-¡ Oh Dios! Me he quedado solo.
Leonardo regresó a su oficina llorando desesperadamente.
Diego fue tras él.
-No estás solo Leonardo, yo estoy contigo. Mis padres te adoran como si fueras su hijo. Por favor, no digas eso. Todo estará bien, no sé cómo, pero lo estará.
Horas después, tanto Diego como sus padres, acompañaron a Leonardo en todo lo referente a la repatriación de los cuerpos desde el extranjero y a hacerles una ceremonia para decirles adiós.
Leonardo no hablaba, estaba como muerto en vida. Solo miraba con sus hermosos ojos llenos de lágrimas, esos dos féretros con los restos de sus amados padres, quienes horas antes habían partido con una gran sonrisa diciéndole cuánto lo amaban. Siempre lo hacían y ya no lo van a volver a hacer más.
Ya no escuchará más sus quejas por su licenciosa vida. Ya no insistirán más para que él tenga su propia familia. Ahora debe regresar solo a esa hermosa mansión que con tanto amor construyeron para él. No habrán más desayunos, almuerzos ni cenas juntos en familia como le gustaba a sus padres.
Los primeros días después del entierro de sus padres, Leonardo decidió pasarlos con Diego y su familia. Una vez que se sintió un poco más resignado regresó a la mansión. Allí se sumergió en un mar de recuerdos y dolor.
Se hizo mil reproches por haber causado preocupación a sus queridos padres, pero ya no había vuelta atrás. Ellos ya no estaban.
Semanas después, Leonardo decidió regresar a su trabajo, era quizás la mejor forma de desahogarse y dejar salir ese inmenso dolor. Diego siempre estuvo a su lado.
Pasado aproximadamente un mes, Diego recibió la llamada del abogado que los citaba a su despacho para la lectura del testamento.
-Leonardo, sé que no es buen momento para esto pero el abogado de tu familia acaba de llamar, debemos ir a su despacho lo más pronto posible. Lo conoces, es un viejito cascarrabias.
-Eso no me importa ahorita Diego. No quiero nada, solo quiero estar solo y concentrado en nuestro trabajo. El abogado puede esperar.
-Te entiendo. Eso mismo le dije, pero me respondió que es urgente que vayamos. No me explicó por qué, pero supongo que es algo muy importante.
-Bueno, entonces programa una cita con él para la próxima semana. Ahorita no estoy de ánimo para nada, ni mañana tampoco. Dile que sin falta iremos, no faltaremos a ese compromiso.
-Ok, lo voy a llamar de una vez para que nos espere el lunes a primera hora de la mañana. Si quieres, este fin de semana salimos a algún lugar, podemos escalar alguna montaña cercana, o simplemente caminar, ¿qué me dices?
-Está bien Diego. Escalar una montaña me hará bien. El ejercicio físico me ayudará a mitigar el dolor y a recuperar las energías.
El lunes a primera hora Diego y Leonardo llegaron al elegante despacho del abogado. Este hombre era de la total confianza de su padre.
-Buenos días Leonardo. Antes que nada, quiero decirte que lamento profundamente lo de tus padres. Ellos fueron excelentes seres humanos. Esto ha sido tan repentino que aún no puedo aceptar que es realidad lo que sucedió.
-Lo sé. Gracias. Pues bien, ya estamos acá abogado. Dijiste que te urgía vernos.
-Leonardo, tus padres hicieron un testamento unos días antes de partir para su fatal destino. Esto lo hicieron con el fin de dejar en orden su patrimonio y para evitar problemas con ello.
-Así que procederé a la lectura del mismo.
El abogado acomodó sus lentes y empezó a leer:
“… en pleno uso de mis facultades mentales, expreso mi deseo de que todos mis bienes, junto con los de mi amada esposa, pasen a manos de nuestro querido hijo Leonardo Dupont.
Siempre nos preocupamos por su futuro y por eso hay una condición para que él pueda tomar posesión de todo: DEBERÁ CASARSE”