Isabela es una enfermera experimentada, especializada en cuidados especiales, acostumbrada a tratar con pacientes en condiciones graves y delicadas. Cuando es contratada para cuidar a Renato, un joven que lleva 10 años postrado en cama debido a un accidente, enfrenta el trabajo con la seriedad y profesionalismo de siempre. Sin embargo, lo que comienza como una rutina tranquila de cuidados pronto toma un giro extraño. Isabela empieza a escuchar una voz misteriosa dentro del cuarto de Renato, pero al mirar alrededor, se da cuenta de que está sola con el paciente. Inicialmente escéptica sobre la posibilidad de que existan espíritus, se ve desafiante a enfrentar algo que no puede explicar. La voz parece dirigirse a ella, como si el propio Renato, en su estado inmóvil, fuera capaz de comunicarse de una manera que ella jamás imaginó posible. La enfermera se ve dividida entre su cordura y lo que parece una conexión sobrenatural. ¿Es víctima de un delirio, o Renato realmente está intentando hablar con ella, de una forma que trasciende la lógica médica? Día tras día, la línea entre lo real y lo inexplicable se vuelve más tenue, e Isabela debe enfrentar sus propios miedos y dudas para entender lo que está sucediendo.
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Capítulo 19
Una vez más, ha desaparecido. Creo que cada vez que experimenta una sensación fuerte, se pierde en la oscuridad. ¿Cómo haré para que tenga fuerzas para regresar? El momento traumático fue el accidente, tendrá que ser un momento igual de fuerte.
Los días fueron pasando y cada vez que intentábamos hacer algo diferente, él desaparecía. Me dice que cae en una oscuridad y que solo regresa porque escucha mi voz. Llegó el día de la boda, no había podido hablar con él desde temprano. Parece que hasta su piel está más fría. Cuando llega la tarde y comienzan a preparar el lugar donde se ubicará el juez para que la Sra. Aurora y yo firmemos el acuerdo prematrimonial, escucho a Renato murmurar:
_ ¡Cuánto ruido! ¿Es que no se irán nunca? Quiero mi tranquilidad de vuelta, quiero morir en paz.
Renato, decidiste aparecer. Creí que estarías durmiendo hasta el final de nuestra boda. Me estoy volviendo loco, ¿era necesaria toda esta parafernalia? Ni siquiera estaré contigo de verdad, quien firmará por mí será mi madre.
_ Pero usaré mi vestido de novia porque quiero sentir que me caso de verdad.
_ Eres hermosa, morena, ojos azules, 1,80 m, cabello negro y liso. Estarás hermosa de novia para casarte con un vegetal andante.
_ Mi hermoso vegetal, te prometo que solo te besaré cuando todos se hayan ido.
_ Es mejor así, si no pensarán que te has vuelto loca.
Fui a la habitación de al lado, me vestí. Me puse un vestido blanco hasta la rodilla, estilo camisero, dejé mi cabello suelto, unas sandalias y listo, estaba preparada. Cuando llegué a la habitación, todos me estaban esperando. La Sra. Aurora vino a mi encuentro y me llevó hasta el juez.
_ Señorita, ¿está segura de querer casarse con el hijo de la Sra. Aurora?
_ Sí, quiero hacerlo, Señor. Lo hago por mi propia y libre voluntad.
_ Óptimo, firmemos el acta. Como Renato no puede firmar, su madre lo hará por él. ¿Y tenemos a ambos testigos? - respondió la Sra. Aurora.
_ Sí, las dos empleadas de la casa.
Todos firmaron y cortamos el pastel, comimos y se fueron, dejándome sola.
_ Ven aquí, esposa mía, y bésame.
Me acerqué a la cama, en la que ahora cabemos tranquilamente, me incliné y lo besé. Me demoré un poco más porque le lamí los labios.
_ ¿Te gustó, Renato?
Sin respuesta. De unos días para acá, cada vez que me acerco, él no puede resistirse y desaparece, ¿por qué será? Y sé que ahora solo volverá mañana temprano. Me cambié de ropa, me puse mi pijama cómodo y me fui a dormir.
"Renato"
No he desaparecido, solo que no quise hablar con ella. Estoy emocionado, estaba hermosa de novia. Estoy enamorado de mi esposa. No consigo regresar, ya lo he intentado. Porque si ella decide irse, no podré soportar estar solo. Te amo, esposa mía. Lástima que no pueda volver a ti y tendré que vivir en esta cama el resto de mis días.
Sentí lágrimas correr por mi rostro, me miré y vi que realmente estaba llorando. Amanece y aquí estoy yo, acostada, escuchando su corazón latir. Levanté la cabeza, le acaricié el rostro y besé sus labios.
_ Buenos días, mi amor, ¿no vas a responderme? Está bien, me cambiaré y enseguida comenzaremos nuestra rutina. Quiero un pedazo gigante de pastel.
Salí de la cama, ahora mi ropa está aquí con la suya, necesito cambiarme. Él está durmiendo, me cambiaré aquí mismo. Me quité el pijama y me puse mi uniforme de enfermera, recogí mi cabello en una coleta, me puse mis zapatos cómodos y estaba lista.
_ Muy bien, si hubiera sabido que tendría striptease dentro de mi habitación, habría aceptado casarme contigo desde el principio.
_ Renato, ¿estabas ahí viéndome cambiar? ¡Qué descarado!
_ Iba a avisarte, pero la visión de ti solo en lencería me dejó encantado, no pude evitarlo. Prometo no contarle a nadie lo atractiva que eres.
_ Deja de decir eso o contrataré a un enfermero para que te cuide.
_ No hagas eso, tenemos un trato. Quiero mi beso de buenos días.