Clara y Javier se mudan a un pequeño pueblo en busca de un nuevo comienzo, pero su refugio pronto se convierte en una pesadilla. Enfrentando misteriosos eventos paranormales y oscuros secretos familiares, su amor es puesto a prueba mientras una entidad maligna los acecha. En un lugar donde nada es lo que parece, la pareja lucha por sobrevivir y desentrañar la verdad detrás de la maldición que amenaza con destruirlos.
NovelToon tiene autorización de Tapiao para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Un pasado olvidado
Esa noche, Clara tuvo problemas para dormir. La inquietud causada por la leyenda del libro y las palabras de Inés seguían perturbando su mente. A medida que el reloj avanzaba, el silencio de la casa se volvió aún más palpable, interrumpido solo por el ocasional crujido de la estructura.
Javier ya estaba dormido cuando Clara se levantó de la cama. Decidió investigar un poco más sobre la historia de la casa. Abrió el libro que había comprado en la librería, sentada en el suelo del dormitorio con la linterna en mano para no despertar a Javier.
Las historias seguían girando en torno a eventos trágicos y sucesos inexplicables. Una en particular captó su atención: hablaba de una serie de desapariciones ocurridas hace más de un siglo, todas relacionadas con una casa en las afueras del pueblo, la misma que ahora ocupaban Clara y Javier. Según el relato, los residentes de la casa habían desaparecido sin dejar rastro, y se rumoreaba que sus espíritus seguían atrapados en el lugar, incapaces de encontrar paz.
Mientras Clara leía, comenzó a sentir una presencia, una sensación incómoda que la hizo mirar alrededor. La casa estaba en silencio, pero la atmósfera se sentía cargada, como si estuviera esperando algo.
De repente, un ruido proveniente del ático la hizo saltar. El sonido era como un arrastre, un ruido sordo que resonaba en las paredes. Clara se quedó paralizada por un momento, preguntándose si debía investigar o esperar a que Javier se despertara. Sin embargo, la curiosidad y el miedo la empujaron a moverse. Se levantó, tomando la linterna, y se dirigió hacia las escaleras del ático.
Subió con cautela, cada escalón crujía bajo sus pies. Al llegar al último peldaño, se detuvo un momento, tratando de escuchar cualquier otro ruido. El arrastre se había detenido, y el silencio era casi asfixiante.
Con la linterna en mano, Clara abrió la puerta del ático lentamente. La luz reveló el baúl y las cajas desordenadas. Todo parecía en su lugar, pero la sensación de que algo había cambiado en la habitación era palpable. Clara se acercó al baúl, notando que estaba ligeramente abierto, como si alguien lo hubiera manipulado recientemente.
Decidió no tocar nada más y dar un vistazo general. Mientras exploraba el ático, notó que una de las cajas estaba deslizándose hacia el borde de la estantería, como si hubiera sido movida recientemente. Clara se acercó para arreglarla y encontró dentro una serie de cartas y documentos. Los papeles estaban arrugados y manchados, pero parecían ser registros antiguos.
Con cuidado, comenzó a revisar los documentos. Uno de ellos era una carta escrita en una caligrafía elegante pero temblorosa. El contenido era confuso, mencionando un "pacto roto" y "almas en pena". La carta hablaba de una promesa hecha a una figura de autoridad en el pueblo, una promesa que nunca se cumplió y que había resultado en un destino oscuro para quienes vivían en la casa.
Clara estaba a punto de leer más cuando escuchó pasos en las escaleras. Se giró rápidamente y vio a Javier en la entrada del ático, mirándola con una mezcla de preocupación y confusión.
"¿Qué estás haciendo aquí?", le preguntó, acercándose.
Clara se sonrojó, tratando de esconder los documentos. "Solo... estaba revisando el ático. Oí un ruido y me preocupé."
Javier asintió, aunque parecía no estar completamente convencido. "¿Quieres hablar sobre ello? Tal vez sería mejor que volviéramos a la cama."
Clara asintió, aunque su mente seguía girando en torno a los misterios que había descubierto. Mientras bajaban las escaleras, Javier le tomó la mano, tratando de transmitirle calma.
"Lo siento por despertarte", dijo Clara. "Es solo que... siento que hay algo que no estamos entendiendo bien aquí."
Javier la miró con comprensión. "Lo entiendo. Pero estamos juntos en esto, y enfrentaremos cualquier cosa que se presente."
Cuando regresaron al dormitorio, Clara volvió a acostarse, pero el sueño no vino fácilmente. La sensación de que algo siniestro acechaba en la casa seguía presente, y las palabras de la carta resonaban en su mente. Mientras se acomodaba en la cama, no podía evitar preguntarse qué más se escondía en las sombras de la casa, y si, en algún momento, descubrirían la verdad oculta detrás de su pasado.