Te Amo A Pesar De...

Isabella...

Tengo tanta hambre que me comería a mi marido ¡enterito! Ja, ja, ja... Siento que me he vuelto una total pervertida. Es que Paul me dice tantas cosas y no solo dice, sino que hace tantas cosas que me reafirma constantemente que mi decisión de estar con él no ha sido para nada un desacierto. Por el contrario, ha sido la mejor decisión de mi historia.

Después del odioso mensaje de Regina y mi puesta en su sitio y el adorable mensaje de mi marido, me concentré en trabajar, trabajar y trabajar y se me fue volando el tiempo. Tanto que ni cuenta me di que ya había pasado la hora del almuerzo. Y es que mi mano derecha, mi Gio me había pedido permiso para salir 3 días y pues obviamente se los merecía después de haber pasado 1 mes entero haciéndome las vacaciones a mi. Si él no está mi mundo pasa de largo.

Es él quien me recuerda la hora del almuerzo, que beba agua, que me despegue del computador por aunque sean 20 minutos, que vaya hasta las bodegas tan solo a mirar un rato que el trabajo si se esté haciendo... En fin, él sinceramente es irremplazable para mí. Ahorita es que le vengo a prestar atención a mi estómago porque es que me gruñó tan fuerte, que lo escuché. Abrí mi escritorio y ahí están mis salvavidas, unas barritas de proteína con sabor a almendras y quesos. Le doy un mordisco y finalmente mi estómago recibe algo después de tantas cosas que he hecho ya.

Le estoy dando el tercer mordisco a mi barrita cuando repentinamente, la puerta de mi oficina se abre y es mi adorado novio, Paul en persona y después de haberme tomado de imprevisto, sé que se va a enojar porque no he comido nada. Intento botar lo que me queda de mi snack, pero ya es tarde. Cuando me besó y abrazó, me preguntó... No has comido nada ¿o me equivoco? Amor... Ya son las 3 de la tarde y desde la mañana no has comido nada ¿no es así? Ni al caso pelear... ¿Para que discutir si ya él lo sabe? Solo me metí en ese fuerte pecho que es mi hogar, es mi lugar seguro y amo escuchar el fuerte latido de su corazón. Entonces con su voz tan grave e intimidante, me pidió que fuésemos a comer. Guardé todo el trabajo que había hecho durante el día y listo. Le avisé a mi secretaria que me iba y me sonrió como de costumbre.

Comí una deliciosa carne y si vieran a mi marido comer, se caen de espaldas. Ese hombre come como 3 hombres juntos. Él se comió 3 porciones de carne, ensalada y de postre se comió un helado con muchas chispas de galleta. Yo, en cambio, me comí un delicioso tiramisú y quedé súper llena. Al salir de allí, me dice... Ando con ganas de algo más... Yo lo miré sin poder creerlo. Amor, después de todo lo que comiste, ¿aún tienes espacio para más? Entonces su respuesta me dejó estupefacta. Me agarró por la cintura, poco a poco bajó hasta mis pompis y con sus manos allí, me dijo: No es precisamente de comida de lo que tengo ganas, sino de ti. Quiero recorrer tu cuerpo poco a poco con mis labios, morder ciertos puntos, y seguir hasta que ya no puedas más y te escuche pedirme que me hunda en ti.

Sus palabras me hacen tragar grueso, siento que todo en mi se calienta, estamos en el medio del pasillo de un centro comercial, ¿debería sentir esto en este lugar? Pero es que es inevitable. El calor de su aliento chocando contra mi oído, el toque de su mano en mi pompis, lo grande que es... Mejor dicho, todo en él hace que todo de mi lo desee, lo anhele, lo necesite. Me sonrojo por la situación y porque muchas personas están mirándonos como si fuésemos par de especies del otro mundo.

Él al notar que estamos en esa situación, voltea y mira y dice a toda voz... No me culpen, es que amo demasiado a mi esposa... Y entonces aplausos inundaron el espacio, algunos hacían corazones, otros se agarraban el pecho, otros solo cuchicheaban entre ellos y así. Siento que toda la sangre de mi cuerpo está concentrada en mis mejillas, y él solo sonríe mientras me mira. En mi vida JAMÁS me imaginé que alguien se atrevería a hacer esto por mi, pero es que Paul Alexander Volkov no es un alguien normal. NO, él es un ser extraordinario.

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Paul...

Después de lo que sucedió en el centro comercial, estuvimos caminando de la mano por el lugar un rato más, luego, recibí un mensaje del chico que me iba a enseñar las propiedades diciendo que estaba libre 30 minutos antes. Me pareció súper perfecto, así que le dije a mi hermosa y deliciosa mujer Amor, ahora tenemos una tarea más que hacer antes de irnos a tu casa. Ella me miró sin entender nada, pero aun así, no refutó ni opinó nada al respecto.

Subimos al auto, conduje unos 15 minutos, hasta que llegamos al suburbio. Ella inmediatamente me miró y dijo Amor, ¿para que estamos aquí? Me sorprendió lo rápido que se intrigó. Estamos aquí para que tu Moya Koroleva (Mi reina) escojas el que será tu palacio mi amor. Sus ojos se abren y me dice... ¿No te gusta mi departamento? Con mucho amor y escogiendo mis palabras cuidadosamente, le dije... Mi amor, reina de mi corazón, dueña de mi vida entera... Es MI deber como tu esposo, tu marido, tu hombre, buscar el lugar que sea adecuado para que ambos vivamos mi vida. ¿Recuerdas que te lo dije esta mañana? Yo soy un hombre bastante grande, que necesita una cama más grande, con una tina donde quepamos los 2, con un vestier suficientemente grande para los 2 y que sea funcional para cuando tú quieras que tengamos hijos. Estoy cumpliendo con mi deber mi reina hermosa. Por favor acepta esto ¿si? Tengo varias opciones para que tú escojas a tu gusto y a tu manera.

Su mirada está algo inquieta. Entonces, detengo el auto, nos bajamos, y le hago la pregunta... ¿Qué pasa mi reina bella? ¿Tienes alguna duda? Y yo ya creo saber cuál es su mayor temor. Sí, tengo mil dudas en la cabeza... Pero hay 1 que es más importante que todas las demás... ¿Tengo que vender el departamento que me regaló mi papá? Y... ¡Bingo! Yo sabía que ese sería su mayor temor. Ese lugar es algo que su papá le regaló. Obviamente, yo no pienso permitir que lo venda, ese asunto le corresponde a ella. Entonces volví a hablar. Amor, JAMÁS en toda la vida te pediría que te deshagas de nada de lo que es tuyo. Eso es tuyo, un regalo del otro hombre más valioso del mundo para ti... Mi suegro. Así que NUNCA más vuelvas a suponer que quiero que te deshagas de tus cosas. Y el cuadro de tu papá, puedes llevártelo a nuestra casa y ponerlo donde tú quieras. Solo que en nuestra habitación no me gustaría. Me parece que el no necesita ver lo que le hago a su pequeña. -Digo subiendo y bajando mis cejas sugestivamente-

Ella solo me abrazó y sollozó en mi pecho. ¿Por qué eres tan precioso y perfecto? Preguntó separándose de mi pecho y mirándome a los ojos. Entonces para hacerla sentir mejor, le respondí... ¡Fácil! Para que ningún otro pobre mortal se pudiese comparar conmigo y querer conquistarte, y para que ninguna otra mujer crea que puede tener algo con alguien como yo. Exclusivamente una diosa como tú puede estar con alguien como yo. Ella me dió un golpecito en el pecho. ¿Y tú opinas que yo soy la descripción de una diosa? Sonreí maliciosamente y me acerqué a su oído para soltarle está perla de sabiduría... Por supuesto que si lo eres... Tu cuerpo es la definición del paraíso, tus senos son cuáles montañas que generosas dan la bienvenida al fruto prohibido... Ese que solo YO me comí y me comeré por el resto de mi vida y ¿Quiénes son los que habitan en esas alturas y esos lugares? ¿No son los dioses? Así que usted señora Volkov, es una diosa... MI DIOSA... ¡MÍA Y DE NADIE MÁS! Entonces la volví a mirar a los ojos que estaban un poco más claros de lo normal y le pedí amablemente... ¿Ahora podemos ir a escoger el que será nuestro castillo, Moya Koroleva?

Ella se quedó sin palabras y solo asintió. Volvimos a subir al auto, unas calles más y llegamos al primer lugar. Este Penthouse está precioso, pero ¿no te parece que para criar hijos, los departamentos no son lo más adecuado mi vida? Y pensándolo así, tiene toda la razón. Recuerdo crecer en una casa con un patio inmenso, corríamos, saltábamos, así que miré al chico y le dije... No más Penthouse, las casas que ya me habías hablado por favor. El joven inmediatamente nos llevó a 4 casas más, hasta que llegó a la 5ta. Al llegar, aún no se había bajado del auto, y ya los ojitos le brillaban. El lugar tenía carácter, personalidad, y por fuera cualquiera diría que se veía antigua, pero por dentro era una belleza... Todo estaba absolutamente renovado, tenía un preciosísimo parque para niños, tenía una piscina super moderna y grande, y las habitaciones eran enormes.

La casa había sido construida justamente en el mismo año en el que su padre había nacido, y la restauración, se había llevado a cabo apenas el año pasado. Esos detalles fueron los que hicieron que mi mujer me mirara y con sus ojitos verdosos aguados me diera un SI mudo. Me retiré, hablé con el chico y el precio estaba como 3 millones por debajo del presupuesto que yo había dado ya. Cerramos negocio y le pedí que por favor enviara a la mejor decoradora de interiores para que trabaje con mi mujer codo a codo para decorarla a su gusto. El trámite del pago demoró como 1 hora más, y al finalizar casi a las 9 de la noche, le dije... Bienvenida a tu castillo Moya Koroleva...

Entonces ella con su rostro irradiando felicidad, me dijo... No mi amor... Este será nuestro nidito, dónde viviremos millones de momentos hermosos y luego criaremos a nuestros hijos con todo el amor, el respeto y las buenas costumbres que tú tienes y que yo vivo y viviré junto a ti. No vivirán llenos de miedos ni de incertidumbre, ni sufrirán temor porque yo NO los voy a abandonar y tú... Escúchame bien... Tú tienes terminantemente prohibido morir...

La besé, la abracé y le dije... En mis planes NO está morirme, en mis planes está llegar a ser tan viejo, tan sabio, tan amado y amante como mi abuelo Bastian. Ambos sonreímos y nos abrazamos mirando a lo que ahora es NUESTRO HOGAR.