Cuando José Luis conoció a Violeta, no sabía a lo que se dedicaba.
Ella intentó cambiar de vida, pero las circunstancias no la dejaron.
Su vida siempre fue muy dura. El amor, la pasión, el sexo, hicieron presa de ella...
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Un amor imposible, según José Luis
Para ser sinceros, Violeta no se percató de José Luis. Jamás le dirigió ni siquiera una mirada.
Y José Luis, tan tímido como era tampoco se quiso acercar a ella. Sentía mucho dolor al ver que Violeta vivía ahora con otro hombre que no era Jairo.
No entendía la actitud de Violeta. Aún no sabía a qué se dedicaba ella, era una niña.
La fiesta seguía su curso, Pablo había contratado algunos payasos, puso globos todo se veía muy atractivo para una niña que jamás había tenido una fiesta.
Ella reía muy emocionada, se sentía feliz en esa casa, Pablo la llenaba de regalos y ella le tenía gratitud, más no amor.
Pablo se había dado cuenta de que José Luis a veces rondaba a Violeta, varias veces se lo topó cuando salía de su casa con ella. Si no entonces, ¿cómo supo dónde vivía?
Decidió acercarse a él y aclarar sus dudas de una buena vez.
José Luis le dijo que solamente veía a Violeta como una amiga, aunque ella aún ni siquiera lo conocía.
Entonces decidió invitarlo a la fiesta para que hablara con ella. Él estaba dispuesto a dejarla ir si ella así lo decidía. Pero José Luis no se atrevió a hablarle y ella ni siquiera le dirigió una mirada.
José Luis se fue a su casa, aún no sabía nada de su profesión.
Por el momento, Violeta estuvo tranquila ya no se volvió a meter con más hombres porque tenía a Pablo y él la proveía de todo lo que necesitaba.
Aunque el sexo no era lo que más le agradaba, lo tenía que hacer porque era el convenio al que habían llegado los dos.
Los invitados a la fiesta eran muy pocos, pero aún así ella tenía muchísimos regalos. Así que decidió abrirlos uno por uno ante los aplausos de los pocos invitados.
Cuando la fiesta terminó, Violeta abrazó a su protector dándole las gracias por tanta felicidad.
No agradezcas niña, me siento feliz de verte feliz a ti.
Espero haber logrado que te olvides de ese pasado tormentoso que viviste.
Sí, gracias a ti, he logrado olvidarme de todo eso.
Pues no más con que no te olvides de nuestro pacto y todo está bien.
Por supuesto que no, es más, en este mismo momento vamos arriba.
Pablo cargó a Violeta y la llevó al cuarto.
Y ahí la hizo suya una y otra y otra vez. Ella no protestaba, se entregaba pacíficamente como si fuera una mujer acostumbrada a hacer lo que le mandaban. En su alma no había sentimiento alguno por ningún hombre. Ni siquiera por Jairo, al que olvidó semanas después de haber salido de esa casa.
Ahora su único presente era estar con Pablo.
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José Luis era un hombre tranquilo se la pasaba estudiando porque quería llegar a ser algo importante en la vida, a sus 22 años había terminado de estudiar y trabajaba en un buffet de abogados. No ganaba mucho pero vivía cómodamente. Estaba seguro que podía darle una buena vida a Violeta si esta le llegara a hacer caso algún día.
José Luis tenía un hermano un año mayor que él, o sea, de 23 años. Era todo lo contrario que a él. A él le gustaba visitar esos lugares de mala muerte y conocer chicas malas para poder saciar sus bajos instintos, ya que con las mujeres buenas nunca podía hacerlo.
Carlos era tan cínico que a veces le contaba sus correrías a su hermano, quién lo criticaba y le decía que no estaba de acuerdo con su proceder.
Ay, hermano ya sal de de tu zona de confort. No todo es tan malo como tú crees. Las mujeres solo sirven para eso, y si son "chicas malas" pues, mucho mejor, ¿no crees?
Carlos, a mí no me interesa esa vida licenciosa que llevas, es tu vida yo no tengo por qué hacer lo mismo. A mí no me apetece, yo solamente quiero una sola mujer y para toda la vida.
Uy, hermano, pues ahora sí que estás frito, ¿dónde vas a conseguir una mujer buena para que sea tu esposa para toda la vida?, en este momento ya no existen mujeres así.
Yo digo que sí, solo es cuestión de buscarla, dijo José Luis convencido de que Violeta era una muchacha buena.
Pues allá tú sigues creyendo en esas mafufadas, a mí no me interesa tener una mujer para toda la vida, mientras me sirva en la cama lo demás sale sobrando. Además, ¿por qué hacer feliz a una cuando puedo hacer felices a muchas?
Estás mal Carlos, esos pensamientos son para gente estúpida.
Gracias por decirme estúpido "hermanito".
Lo siento, pero es mi pensamiento.
Ya veo que tú eres un niño ingenuo qué buscas a una mujer "buena".
Yo ya me he metido con muchas mujeres y te juro que todas buscan lo mismo, el sexo, dinero y poder.
Claro y desde luego tú lo tienes todo, ¿no?, dijo José Luis con un tono de burla.
Aunque lo dudes hermano, lo tengo todo hasta el dinero.
Pues solo que te juntes con los narcos porque yo no veo de dónde puedas sacar dinero si tú y yo somos hermanos y vivimos en la misma casa.
Claro que no, pero yo no me compares contigo. Tú eres un pobre abogaducho. En cambio, yo tengo mis negocios personales.
Ay hermano, qué flojera me das, mejor voy a salir, necesito agarrar un poco de aire porque creo que ya lo envolviste con tus malas vibras.
Está bien disfruta tu "aire limpio". Yo también voy a salir, pero voy a otro lado tengo que seguir con mis negocios. No vaya a ser que se me pierdan.
José Luis salió, durante algún tiempo estuvo caminando sin rumbo fijo. Veía los aparadores y muchas mujeres que pasaban por ahí, pero ninguna le llamó la atención. En su mente y en su corazón solo existía una sola mujer: Violeta.
Tal vez algún día podría acercarse a ella sin temor y hablarle de todo el amor que sentía hacia su persona. Pero aún no llegaba el momento adecuado según su sentir.
"No sé si algún día tenga valor para declararle mi amor a Violeta, pero aunque sea de lejos la voy a seguir amando"...
A todas estas, ¿y la anticoncepción?