La Reencarnación De La Emperatriz Sanguinaria.

Los mensajeros ya han regresado y justo como Victoria pensó, el emperador esta furioso por la muerte de su hermano y quiere que ella inicie un ataque sin previa preparación. Por supuesto, Victoria habla con los generales, porque ella no piensa guiar a nadie a una batalla en la que podrían perder, pero, si ellos por obedecer al emperador, quieren atacar, entonces puede hacerlo, ella no los detendrá.

Los generales se lo piensan, porque sin una estrategia de por medio, significa una desventaja, además, la princesa no estará con ellos al frente. Pero desobedecer al emperador podría significar ser acusados de traición.

Tras pensarlo un poco, los generales optaron por trazar un plan de ataque en menos de tres días, donde se unirán a las tropas del príncipe Byron que viene en camino. Victoria les dejo en claro, que ella no irá, porque un ataque sin preparación previa, con un plan hecho en solo tres días, es prácticamente un suicidio.

— alteza, debería considerarlo, si su majestad se entera, podría tener problemas.— le sugiere el general Larsen, un hombre mayor.

— prefiero un regaño a perder la vida de forma tan absurda.— responde con frialdad.

Victoria solo se retira de aquella reunión, total, ya tiene la información necesaria.

.

.

.

Al pasar los tres días, las tropas de Byron finalmente llegaron y se hizo la reunión para revisar el plan improvisado del ataque, irían por un estrecho sendero de la montaña cerca del río, este, era un camino peligroso, pero según Byron, los lycan jamás sospecharan que ellos estarían por ese lugar, además no muy lejos de esa zona, hay un campamento de los lycan, será perfecto para un taque sorpresa.

Victoria espero durante la noche, para salir del campamento con cautela. Se movió por el bosque de forma silenciosa hasta llegar a la zona cercana al campamento de Wolfram y este no demoro en presentarse ante ella.

— ¿que te trae por aquí de nuevo?, empiezo a creer que te gusta verme.— sonríe ladino.

Victoria lo observa de arriba hacía abajo, mostrando una leve sonrisa.— solo cuando vienes transformado, tienes un pelaje hermoso y unos ojos que me miran con ferocidad.— se relame los labios.— eso me excita.

Wolfram no esperaba esa respuesta, así que desvía mirada un poco avergonzado.— ¿me dirás que te traer de regreso tan pronto?—

Victoria le entrega un pergamino.— una ruta de ataque, ellos creen que ustedes mataron al rey de Balik. El emperador pidió un ataque inmediato.

— sabía que eso nos traería problemas.— chasquea la lengua.— espero que esto no haya sido un truco tuyo.

— creí que ya nos tendríamos confianza.— le observa fijamente a los ojos.

— eso depende de lo que pase, ¿cuando planean atacar?— pregunta con cierta molestia.

— mañana es su partida, estarán pronto y escuche que es una zona muy propicia a tener avalanchas.— guiño.

Dicho esto, Victoria se retira del lugar, no puede quedarse más tiempo, podrían estarla buscando y no quiere sospechas, aún no. Mientras que Wolfram observa el pergamino que ella le dejo, sintiendo un leve vacío al ya no sentir su aroma.

— debe de ser una broma...— comenta para si mismo.

Al regresar al campamento, reúne a sus generales para explicarles sobre el próximo ataque de los humanos. Sira aún no puede creer que en verdad esa mujer este dispuesta a ayudarlos. Al terminar la reunión, Wolfram se dirige a su carpa para prepararse, él también irá, quiere asegurarse de que todo salga bien y no sea una trampa.

— ¿en serio confía en lo que esa mujer le dijo?, ¿y si es una trampa?, porque esto se debe a que ella mató al rey de Balik, ¿cierto?— pregunta insistentemente.

— Sira, yo le pedí la cabeza de un miembro de la familia imperial, así que en parte es mi culpa.— responde Wolfram.

— ahora la defiende...y eso que dijo aquella noche...majestad, ¿te estás cogiendo a esa princesa?— pregunta molesta.

Wolfram casi se atraganta con su propia saliva al escuchar la pregunta de Sira. Él voltea a verla ya molesto por tal pregunta.

— aún no lo hago...— responde.

—¿aún no?, eso significa que si quiere hacerlo...— se cruza de brazos con una mirada acusatoria.

— no es lo que quise decir, deja de interrogarme con mi vida privada, a quien me coja es asunto mío.— responde molesto.

— Wolfram Von Der Heide...usted esta interesado en esa vampiresa.— Sira le sonríe con burla.

Wolfram se queda en silencio, Sira podría tener razón, hay cierto interés, pero, es porque algo en esa vampiresa le atrae, un aroma muy diferente al que conocía. Le intriga saber porque repentinamente cambió, antes sentía repulsión del solo tenerla cerca, ya que su aroma no era el de una humana común, pero nunca imaginó que ella fuera una vampiresa, pero ahora, aquel aroma pestilente desapareció y solo hay un aroma dulce, uno que lo atrae y de cierta manera lo hace sentirse extasiado, incluso le cuesta conservar la compostura ante ella.

— Sira, ¿alguna vez has sentido que el aroma de alguien te molesta, pero, después te parece el aroma más delicioso?— pregunta.

Sira le mira confundida ante su pregunta, le extraña que Wolfram pregunte por algo así.

— nunca me ha pasado, pero, ¿lo pregunta por esa vampiresa?— pregunta curiosa.

— algo así...en fin, ve a descansar, mañana iremos a pelear y necesito que estés alerta.— termina la conversación, ya ha dicho mucho.

Sira obedece, pero nada la saca de la cabeza que la pregunta de Wolfram se relaciona con la presencia de esa mujer vampiro.

.

.

.

Victoria iba de regreso al campamento, pero se detuvo al pasar por un pequeño estanque en medio del bosque, este refleja la brillante luna creando un hermoso brillo.

Victoria se quita el vestido, quedando solo con el camisón para meterse en el agua, pese a ser fría, era agradable y relajante, ya que llevaba días sin tener un buen baña decente, debe limitarse a bañarse rápidamente, ya que esta en un campamento donde el agua es limitada. Al pasar unos minutos, Victoria sale, pero, cerca de donde había dejado su ropa, estaban dos hombres vestidos con el uniforme de las tropas de Byron, estos la miraban con atención debido el camisón que lleva al estar mojado se pegaba a su cuerpo.

— princesa, veo que, gusta deleitarnos esta noche.—

— somos afortunados al haber salido a caminar.— ríe.

Ambos la miran atentos, incluso Victoria los ve relamerse los labios.

— siendo una mujer del ejército, no creo que le moleste le hagamos compañía, ¿cierto?— da unos pasos hacía Victoria.

— si, déjenos complacerla esta noche.— se acerca logrando sujetar del brazo a Victoria.

Victoria solo observa al que la sujeto y ladea la cabeza un poco, mostrando una sonrisa ladina.

— por supuesto, pueden complacerme.—

Ambos se miran sonrientes, sintiéndose afortunados, pero, esa alegría se va rápidamente cuando Victoria toma del cabello al que tiene sujetado su brazo y tira del cabello haciendo que se inclina hacía atrás exponiendo su cuello. Victoria clava sus colmillos en su cuello, mordiendo con fuerza mientras siente como la sangre inunda su boca, su lengua podía sentir el dulce sabor de la sangre fresca y humana. Sus ojos brillan con intensidad mientras el líquido carmesí pasa por su garganta.

El otro hombre al ver esto, da unos pasos hacía atrás pero resbala con una raíz cayendo sentado, así que solo saca una daga apuntando hacía Victoria mientras ve como su compañero deja de moverse y cae con Victoria encima suyo, colgada de su cuello, succionando cada gota de sangre fresca.

— n-no eres la princesa...e-eres un vampiro...vete...vete de aquí...— balbucea el otro hombre.

Victoria suelta el cuello del hombre ya sin vida y mira fijamente a los ojos del otro, este temblaba de miedo, no podía ni ponerse de pie y aquellos ojos rojos que brillaban en esa oscuridad solo le causaba escalofríos.

— ¿que pasa?, si hace un momento estabas ansioso por complacerme...tú amigo ya lo hizo.— da unos pasos hacía él.

Victoria tenía los labios manchados de sangre, al igual que las manos. El hombre finalmente logra ponerse de pie, pero antes de poder correr, es derribado por Victoria y solo siente como los colmillos de la chica desgarran su piel mientras suelta un grito rompiendo el silencio de la noche en ese bosque.

Minutos después, Victoria empuja ambos cuerpos dentro de aquel estanque, es una pena tener que ensuciarlo así, pero, ha logrado darse un buen banquete. Victoria levanta la vista hacía la luna, al igual que estira las manos hacía arriba.

— esto si es sentirse renovada.—

La risa de Victoria rompe nuevamente el silencio del bosque.

.

.

.

Durante la mañana, las tropas se preparan para partir, aunque notan la ausencia de dos soldados, Byron ordenó buscarlos, pero al hacerse tarde, lo mejor era dejarlos, pensando que seguramente se acobardaron.

— seguramente ellos saben que es una mala idea este ataque.— se burla Victoria.

— puedes burlarte, pero la gloria la tendré yo. Prepárate, tu época de popularidad esta por acabar.— advierte Byron.

Dicho esto, dio la orden, Victoria solo ve partir a todos los soldados, incluyendo los de su tropa, aunque claro, no todos aceptaron irse.

•••