Scarlett Donovan es la joven típica que siente que debe ser perfecta, siempre guardando la etiqueta y comportándose a la altura de las expectativas. Su prometido Gianluca Vitale, hijo de una familia influyente en la sociedad Pero que se ve opacado por el desempeño de su tío Massimo. Pero la vida de Scarlett cambiará de un momento a otro cuando descubra el engaño de su prometido y mejor amiga, lo cual la terminara devastando, Pero también la despertara de ese sueño donde la vida es perfecta y la llevará a la vida real. ¿Que hará Scarlett para vengarse? Massimo también ha sufrido una decepción amorosa y odia a las mujeres debido a esto. ¿Que pasará?
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Capitulo 5
La llegada de Massimo Vitale a Italia fue toda una sorpresa. Sus padres estaban felices de verlo en su sala, aunque según ellos aún faltaba mucho para que él volviera.
— Por Dios, Massimo, debiste haber avisado por lo menos —le dijo su madre.
— El viaje fue de imprevisto, mamá. Me hubiese encantado estar antes, pero ya sabes que con el trabajo no tengo tiempo.
— No importa, lo importante es que estás acá —su padre le dio un fuerte abrazo.
Todos pasaron a la sala, notando también lo tenso que se veía su hijo. Este no era el mismo muchacho que se había ido hace diez años a Nueva York; no era el mismo que los visitaba cada mes. Algo pasaba y ellos necesitaban saber qué era.
— ¿Pasa algo, hijo? —preguntó su madre, curiosa.
— Terminé mi relación con Sabrina, los motivos me los reservo, pero sepan que ya no habrá boda —les contó Massimo, sin ninguna emoción.
— Otro escándalo, Dios, no paramos de tener escándalos —dijo la mujer.
— Mujer, eso no es lo que importa. Un escándalo menos, uno más, ¿qué más da? Lo importante es que tú estés bien —dijo mirando a su hijo.
— Estoy bien, supongo que era mejor que Sabrina y yo no llegáramos al altar —Massimo sonrió —. ¿Cómo fue la boda de Gianluca? Al menos, aunque sencilla, me imagino que celebraron la dichosa ceremonia.
Los ancianos se miraron un poco preocupados. Su hijo al parecer no se había enterado de la cancelación.
— Pues no, la boda se canceló —dijo su padre.
Massimo levantó la mirada, sorprendido, puesto que Gianluca siempre estaba presumiendo que se casaría con la heredera de los Donovan.
— ¿Qué pasó?
Los ancianos volvieron a mirarse, y la madre fue quien habló.
— Prometimos no decir esto, pero eres nuestro hijo —el patriarca de la familia la miró para que tuviera discreción, pero a la mujer poco le importó—. La chica es una descarada, Gianluca la encontró con otro hombre. ¿Puedes creer tal desfachatez? Y pensar que mezclaríamos nuestra sangre con la de esa muchachita.
Massimo solo asintió. A su sobrino le habían hecho exactamente lo mismo que a él.
— Las mujeres son solo un estorbo en estos momentos —dijo en un susurro.
— Olvidemos ya todo esto y mejor celebremos tu llegada —el hombre se veía feliz.
Los tres se levantaron para organizar alguna fiesta o reunión con la familia Vitale. La llegada de Massimo era para celebrar.
Los días pasaron y Scarlett ya se encontraba más animada. Había recibido llamadas de su jefe y justo ese día iría para renunciar a su empleo en la firma de abogados Vitale. Ya era el momento de tomar su puesto como Donovan, donde siempre perteneció y de donde no debió salir.
Al llegar al edificio, pudo notar las miradas de las jóvenes que cuchicheaban a su alrededor. Seguramente platicaban sobre su fracasado compromiso. Ella había decidido mantenerse al margen del ojo público por su familia, pero no le agradaba que Gianluca saliera bien librado.
Al llegar a su puesto, Valentina de inmediato la abrazó.
— Fui a tu apartamento, pero no estabas. Me preocupé por ti. ¿Por qué carajos no contestas el puto teléfono? —le gritó.
— Lo siento, pero no quería hablar con nadie.
Antes de que esta iniciara con sus preguntas, el jefe de Scarlett ingresó a la oficina con cara de enojo y burla.
— ¿Cree que puede faltar días a su trabajo y simplemente volver como si nada? Le recuerdo que no se casó —le dijo este con una sonrisa en el rostro.
Valentina, enojada, iba a meterse, pero Scarlett la detuvo.
— Por supuesto que no voy a volver, solo vine por mis cosas y para dejar mi carta de renuncia —la joven le lanzó la carta que llevaba consigo.
— Jaja, así que al fin nos deja. Solo espero no volver a ver una mujer tan arrogante como usted en mi vida, que solo por tener un apellido reconocido creen que pueden tenerlo todo fácil.
— Desgraciado, ¿cómo se atreve a hablarle así? No es más que un lacayo. Usted es el único soberbio en esta oficina, todos en la compañía lo odian. Solo que no dicen nada debido al miedo. Pero ¿sabe qué? Ya me cansé. Usted solo es un hijo de puta que no sabe hacer más que humillar a jovencitas que recién están empezando a trabajar, recién graduadas. ¿Por qué no se atreve a enfrentarse con gente de su mismo nivel? Cobarde, poco hombre —Valentina se veía roja del coraje, pero aliviada luego de soltar todo lo que pensaba.
— Está despedida, lárguese de aquí —el hombre estaba que hervía de la furia.
— Ni quien quiera quedarse aquí —Valentina pasó por su lado, pero recordó algo y se devolvió—. Por cierto... aquí están sus papeles. Vaya y saque las copias usted mismo.
La joven se marchó, debía empacar sus cosas, ya se había quedado sin empleo.
El hombre salió de la oficina como alma que lleva el diablo, mientras Scarlett asimilaba todo lo que había pasado. Pero lo que era seguro, era que su amiga no se quedaba sin empleo; ella se vendría con la joven a la compañía de su familia. No se dedicaban al ámbito de leyes, pero podían representar a la compañía en la parte legal.
— Imbécil —Valentina despotricaba en su cubículo mientras recogía todas sus pertenencias.
Scarlett sonrió al escucharla; su amiga era bastante explosiva.
— Tienes un puesto en nuestra compañía —le dijo.
— No entraré por palanca —respondió Valentina sin titubear.
— No lo harás. Irás a la entrevista y la pasarás, porque no hay nadie mejor capacitada que tú para tomar el puesto. Aquí no saben valorar a una mujer tan valiosa como tú.
Valentina sonrió.
— Bien, pero que no me entere de que tú estás involucrada.
Ambas se dieron un fuerte abrazo. Valentina tomó su caja y se disponía a salir.
— Vamos, no tenemos nada que hacer aquí.
— Ve bajando, ya te alcanzo.
Valentina asintió y salió. Scarlett corrió a la oficina, tomó sus cosas y salió. Tomó el ascensor y marcó el primer piso. Las puertas se abrieron y, al intentar salir, chocó con el pecho gigante de alguien. Este solo suspiró.
— Lo siento, no lo vi —Scarlett se disculpó.
Massimo, quien no veía el rostro de la joven debido a la gran caja que llevaba encima, solo le dijo que no importaba y subió al elevador seguido de Diego, quien siempre lo acompañaba.
— Qué idiota —murmuró Scarlett.
Scarlett siguió su camino. Esa mañana no había sido la mejor.
pero me engañaste jajajajaja
Eres super /Rose/