NovelToon NovelToon
La Niña Del Capo

La Niña Del Capo

Status: Terminada
Genre:Completas / Mafia / Dominación / BDSM / Diferencia de edad
Popularitas:923.8k
Nilai: 4.9
nombre de autor: Yesenia Stefany Bello González

Stefano Messina es el nuevo Capo de la ´Ndrangueta, un cargo que nunca pensó que tendría. Para seguir siendo el jefe debe cumplir las reglas que le ha impuesto su hermano, siendo la más importante mantenerse alejado de Inés Guzmán. La dueña de sus fantasías más perversas.
¿Podrá hacerlo o caerá ante la dulzura de la única mujer que no puede tener?

NovelToon tiene autorización de Yesenia Stefany Bello González para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Cansancio

Inés

No puedo evitar hacer una mueca de dolor cuando levanto las sillas para barrer bien debajo de ellas los restos de maní y frutos secos regados por todos lados.

Mientras yo voy barriendo Stephanie me va siguiendo y va trapeando el piso que está sucio con restos de cerveza.

–Qué día –se queja y yo asiento. No podría estar más de acuerdo con ella.

El jefe se fue apenas salió el último cliente, no sin antes despedirse y dejar los sobres con nuestros sueldos en manos de Claire.

Marco y Claire están lavando y secando la multitud de copas y vasos. Estoy muy cansada, pero siento pena por ellos. Odio lavar la vajilla.

Recojo la última porquería y me dejo caer al suelo, como un ángel de nieve.

Stephanie se ríe y luego me acompaña.

–Los turnos dobles son lo peor, pero son los que más dejan dinero –me asegura–. Mañana conocerás a Robert, a Mónica y a Chad en el segundo turno.

–Yupi para mí –digo sin ganas de querer volver mañana, pero segura de que lo haré.

Quiero sentir que puedo mantenerme sola y no depender de mi hermana toda mi vida.

–Son agradables. Chad es tímido con las personas nuevas, pero es un gran chico.

–¿Estudias? –le pregunto.

–Sí, arte. Lo sé, lo sé, no es necesario que me lo digas.

–¿Qué cosa?

–Ya sabes, eso de que con una licenciatura en arte no podré mantenerme, pero no me importa. Es lo que me apasiona.

–La vida es muy corta para hacer cosas que no quieres hacer –digo pensando en mis padres, sobre todo en mamá–. No te arrepientas de lo que te haga feliz, de eso no.

Su sonrisa se amplia.

–Gracias, Ness.

Me rio. –Mi hermana me llama Nessy.

–Va con el nombre –devuelve.

–Hey, ustedes, las que están limpiando el piso con su ropa. Es hora del mejor momento del día –anuncia Marco.

Stephanie se levanta de un salto y toma mi mano y comienza a arrastrarme por el suelo porque me niego a levantarme.

Ambas llegamos riendo al lado de la barra.

Claire llena cuatro chupitos con alcohol y los va pasando.

–Tengo diecinueve años –murmullo desde el suelo.

–No veo a ningún policía aquí, ¿tú sí? –pregunta Claire guiñando un ojo en mi dirección–. Yo tengo veinte años y no pienso decirle que no a un buen tequila.

–¿Tequila? –pregunto y me levanto de un salto–. Ahora estamos hablando –digo y me tomo el mío en un trago.

Todos se quejan menos yo. Me agrada el golpe que da el tequila al final del trago.

Según Franny tengo mejor resistencia que ella.

–Hora del pago –dice Claire cuando termina de quejarse y nos entrega los sobres con el dinero del pago por las horas que nos dejó el jefe.

Lo reviso y hay ciento sesenta dólares. Ocho horas trabajadas. Mi primer sueldo.

–Ahora las propinas –dice Marco y da vuelta un caja de metal llena de dinero.

Lo cuenta rápidamente y lo divide en cuatro.

Abro unos enormes ojos cuando me entrega ciento quince dólares más.

–Valió la pena todo el esfuerzo –digo con una enorme sonrisa.

–Sí que lo valió –concuerda Marco.

Guardo mi dinero en mi bolso y todos salimos juntos a la calle una vez que cerramos y dejamos activada la alarma.

–¿Dónde vives? –pregunta Marco–. Si me queda en el camino puedo llevarte.

–No será necesario.

Me giro y por supuesto está Stefano, apoyado en su Bugatti, logrando que todos mis compañeros de trabajo se lo queden mirando con la boca abierta.

–Vaya –exclama Marco a mi lado y comienza prácticamente a babear sobre el auto–. Es una buena máquina la que tienes ahí –le dice a Stefano.

–Lo sé –responde Stefano sin dejar de mirarme.

Odio que me mire con esa intensidad. No quiero sentirme como me sentí cuando tenía dieciséis años.

–Dije que me iría sola –mascullo y comienzo a caminar en dirección al metro.

Que le den.

¿Es que acaso no sabe que no puede mirar a otras mujeres así?

–No tan rápido –dice y me coge del brazo.

Me libero de un tirón.

–No soy tu problema –digo furiosa.

–Tú eres lo que yo quiero que seas –sisea en mi oído logrando que todos los vellos de mi cuerpo se ericen.

Me giro y lo tengo delante de mí.

–¿Esas frases te funcionan con tu novia?

–¿Qué novia? –pregunta a su vez.

–Pues Andrea –respondo al recordar el nombre que me dijo Dante. Ese nombre que no he podido olvidar.

–No conozco a ninguna Andrea –dice extrañado.

–Eso no puede ser…

–¡Tiene asientos de cuero! –exclama Marco.

–Te llevaré –insiste Stefano.

Y dale con el discursito.

–No. Yo me iré en metro, allá tú qué haces con tu auto y tus admiradores –digo cansada.

Lo único que quiero es lanzarme a mi cama.

Camino sin mirar atrás. Después de dos cuadras llego al metro y bajo las escaleras.

Me giro asustada al sentir una mano en mi espalda baja.

–Mierda –grito aterrada, pero me calmo al ver que se trata de Stefano–. Que susto me diste –lo acuso.

–Te ves tan cansada que pensé que te caerías por la escalera.

Pongo la mano en mi pecho y respiro tratando de tranquilizar mi corazón que casi me abandonó.

–¿Por qué estás siguiéndome?

–Dije que te llevaría a casa y eso haré.

Afirmo mi espalda en la baranda de la escalera.

–¿Abandonaste tu auto?

–Volveré por él.

–Pueden robarlo.

Se encoge de hombros.

–No me importa. Además, tu amiguito quedó custodiándolo –dice con diversión.

–No puedes culpar a Marco por eso. Probablemente nunca ha visto un auto tan estúpidamente caro.

–¿Estúpidamente caro? –pregunta.

–Sip –digo y comienzo a bajar el tramo de escalera que me falta con él siguiendo mis pasos.

–¿Tienes un problema con mi auto?

Suspiro antes de contestar: –Me parece un desperdicio de dinero, pero si a ti te gusta no veo el problema.

–Tu hermana también tiene mucho dinero.

–Lo sé –digo cuando el metro se detiene frente a mí.

Me apresuro a entrar y me siento en el primer asiento libre que encuentro. Me saco los zapatos y comienzo a acariciar mis pobres pies.

Stefano se inclina frente a mí y coge mi pie sin preguntar y comienza a aplicarme un masaje.

Cuando estoy por mandarlo a la mierda, hace algo delicioso con sus pulgares en mi talón y decido callar.

Esto se siente demasiado bien.

–¿Por qué estás trabajando?

–Para mantenerme –digo y no puedo evitar que un gemido escape de mis labios.

–Tu familia tiene mucho dinero.

–Mi familia. Yo no –digo entre suspiros.

Toma mi otro pie y comienza su increíble masaje.

–Deberías dedicarte a esto –digo–. Lo haces demasiado bien.

–Hago muchas cosas bien –murmura con la voz más ronca de lo normal.

–No lo dudo –digo antes de dejar caer mi cabeza hacia atrás y volver a suspirar.

Mataría por recibir este masaje toda la noche, pero el tiempo apremia.

–Gracias –digo y quito mi pie de su mano. Me apresuro en ponerme mis zapatos y ponerme de pie.

Las puertas se abren y bajo rápidamente.

Camino como un zombie hacia mi departamento. Estoy tan cansada que casi olvido que Stefano está a mi lado. ¿Cuidándome o probando un punto? No lo sé y la verdad estoy muy cansada para preguntar.

Antes de entrar al ascensor, me detengo.

–Adiós, Stefano.

–¿No vas a dejar que te acompañe a tu puerta?

–No será necesario. Gracias, aunque no debiste molestarte –digo–. Como te dije puedo hacer esto sola. Ya no soy una niña.

Sonríe y toma mi barbilla entre sus dedos.

–Siempre serás mi niña –dice antes de girar y alejarse.

Las puertas del ascensor se abren y estoy tan descolocada por su comentario que caigo de bruces dentro de la caja de metal.

Miro avergonzada hacia Stefano, pero ya está saliendo del edificio.

Finalmente la suerte toca mi puerta.

Me levanto mientras el ascensor sube. Las puertas se abren directo en la enorme sala.

Miro mi habitación y a pesar de que mataría por lanzarme a mi cama, estoy tan cansada que caigo sobre el sofá y antes de darme cuenta estoy durmiendo.

1
Anonymous
jajaja jajajaja
Anonymous
mmmmm ja no lo puede evitar esta enamorado
Anonymous
mmmm está atado de manos por el poder
Anonymous
el teme perder su puesto de jefe
Anonymous
con tal de estar cerca, claro yo también me lo imagine
Anonymous
jajajaja se fue a bajar la calentura
Anonymous
mucho acercamiento
Anonymous
no logra olvidar a de ser muy duro
Anonymous
jajaja
Anonymous
y cómo no si nunca a trabajado es una princesa
Anonymous
enamorado esta
Anonymous
sin querer
Anonymous
qué bárbara tan rápido ya la encontró
Anonymous
como dice Ines, jaja si supieran
Anonymous
este capo esta lukis
Yise
🤣🤣🤣🤣🤣🤣A mamona lo has matado y sepultado, para sacarlo de su tumba y volverlo a sepultar 🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣Pobre cosita feaa🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣la ereccion se le fue a la suela de los zapatos 🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣
Yise
Dios mio 🤣🤣🤣🤣🤣el lobo feroz esta por romper sus atadurasss🤤🤤🤤🤤
DAINADIE ZAMOR
Magnífico
Mayra Esther Lam
Excelente
Mayra Esther Lam
Bueno
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play