Alexander Lombardi un guapo pelirrojo y sexy mujeriego que arrasa con todo a su paso. Excepto con Melisa su secretaria, cómplice y ¿Su amor?
¿Podrá Melisa conquistar el loco corazón de Alexander?
¿Podrá Alexander dejar su vida libertina y amar a una sola mujer?
Te invito a descubrir juntos el destino de la pareja.
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¡Fuera de aquí Lombardi!
Habían pasado dos semanas y Melisa no había podido comunicarse con Samuel Ericsson, el hombre se había ido temporalmente a otro país para olvidar el engaño de su novia.
Melisa se había comunicado varias veces con la secretaria de Samuel y esta le había informado que el hombre regresaba ese mismo día, entonces la mujer se fue hacia la empresa a esperarlo, le había dicho a su jefe que llegaría un poco tarde.
Samuel llegó unos minutos después, cuando la vio le dijo "¿Qué haces aquí?"
"Eres mi novio, es normal que venga a verte y más cuando han pasado dos sanas y tú no respondes mis llamadas ni mensajes" Dijo la Rubia.
El empresario la hizo ingresar a su oficina la besó, acarició haciéndola suya encima del escritorio de manera brusca y con enojo.
Cuando el hombre terminó, sonrió organizo su vestimenta y tiró algunos billetes encima de la mujer que se arreglaba.
"¿Qué haces?" Dijo Melisa con ojos cristalinos.
"¿Lo preguntas? Eres una prostituta, te acuestas con los presidentes y dueños de empresas para sacarles dinero, no lo niegues, después de estar conmigo aquel día, llevaste a Alexander a tu apartamento"
"No es lo que crees, aquel día yo..." Dijo Melisa siendo interrumpida.
"No me importa, no te creo nada, ahora dime ¿Nunca has tenido sexo con él?" Preguntó Samuel, tomándola con fuerza por la barbilla.
La mujer derramó al instante infinitas lágrimas el dolor que le propinaba el hombre, la desgarraba por dentro.
"Hace dos años..." Dijo la mujer intentando que el hombre la soltara.
"Hace dos años ¿Qué? ¡Habla!" Dijo Samuel empujándola.
"Tuve sexo con Alexander hace dos años, y ahora nuestra relación es solo laboral" Dijo sinceramente Melisa.
"¡Mientes! No has dejado de tener sexo con él, aquel día lo comprobé y él me lo dijo" Dijo Samuel con furia.
Melisa rió, se terminó de arreglar y dijo "Han peleado desde la universidad, se han hecho las peores bromas y se han dicho de cuanta mentira para competir ¿Aún le crees a Alexander?"
Melisa se marchó, después de salir de ese lugar lloró de manera inconsolable, ella no era una mala mujer, no merecía ser tratada de esa manera.
SIETE AÑOS ATRÁS
Melisa era una mujer hermosa de clase media, sus padres vivían en una provincia alejada de la ciudad, eran gente de campo dedicado al cultivo y granja.
La niña se había ganado una beca para estudiar asistencia empresarial y estaba feliz que fuera en una de las mejores universidades del país. La mujer tuvo que dejar a sus padres muy joven y ellos hicieron el esfuerzo para pagar un pequeño sitio para que la niña pudiera cumplir sus sueños.
En la universidad conoció muchas personas, ella era de campo y vestía bastante sencilla y esto la hacía ver insignificante delante de los millonarios estudiantes.
Los dos primeros años para la mujer fueron difíciles, ser de clase distinta causaba repulsión entre compañeros y era atacada y humillada constantemente.
La rubia desde la distancia veía a un hermoso pelirrojo que solo le dedicaba unas cortas miradas y pequeñas sonrisas, pero ella era demasiado inexperta para buscar algo más.
"Está linda la de primer año, pienso que le gustas" Dijo James.
"Si también lo creo, pero es una chiquilla, no es mi tipo" Dijo Alexander dedicándole una mirada a Melisa.
"Si a Lombardi le gusta la niña de primer año la quiero para mí, estoy harto de que en todo sea el primero, todos lo aman" Dijo Samuel a su prima Natalia.
Natalia soltó una carcajada "Primito, a Alex no le gustan las pequeñas, y menos tan delgadas, te voy a decir algo golpeaste su auto no te lo perdonará"
"Se lo tiene bien merecido, hizo que escondieran mi ropa en la zona de duchas, tuve que salir desnudo y ahí estaba Flickr" Dijo Samuel
"¿Flickr? ¿El chico gay?" Preguntó Natalia soltando una carcajada.
Pasaron dos años y la mujer había logrado sobrevivir entre tantos riquillos altivos y presumidos. Su amor platónico se había graduado y ella lamentaba mucho no haberle hablado en esos dos años.
En su tercer año la hermosa rubia conoció a una hermosa castaña que apenas cursaba primer año su nombre era Rachel Lombardi.
Accidentalmente, tropezaron en un pasillo y ambas rieron al ver tantas cosas tiradas por su descuido.
"Hola soy Rachel" Dijo la castaña.
"Hola soy Melisa" Dijo la rubia.
La cercanía de estas dos chicas hizo que las compañeras y compañeros de Melisa empezarán a tratarla mejor, Rachel era la hija de nada más y nada menos que William Lombardi el empresario de tecnología más importante del mundo entero, y nadie quería estar en contra de la castaña.
"¿Te ha gustado alguien mayor Mel?" Preguntó Rachel.
"No, en realidad soy virgen, no he tenido novio ¿Quién es el afortunado?" Preguntó Melisa.
"También soy virgen, pero me gusta el amigo de mi hermano" Suspiró la castaña.
"¿Alcázares?" Preguntó Melisa.
"¿Lo conoces?"Preguntó curiosa Rachel.
"Obvio Rey, él es el mejor amigo de Lombardi y hasta el año pasado estaban aquí" suspiró Melisa.
"Nunca te enamores de mi hermano, él no ama a nadie, si lo vuelves a ver aléjate" Aconsejó Rachel.
En el cuarto año, Melisa empezó a salir con un chico de quinto año, se sentía por primera vez amada y en una fiesta decidió dar el paso de entregarse a él.
Cuando el hombre se graduó se olvidó de la rubia dejando el corazón roto, entendió que los niños de papi y mami trataban a las mujeres como juguetes.
En el último año, Melisa decidió ir a una fiesta de diferentes facultades donde invitaban a muchos exalumnos, ella estaba aburrida y decidió colarse, invitó a Rachel quien ya cursaba su tercer año, pero la niña tenía mucho que estudiar y no la acompañó.
Melisa bebía varias copas cuando el hermoso pelirrojo se acercó "¿Nos conocemos?"
"Lo dudo" Dijo Melisa riendo.
"Cuánto ha crecido señorita..." Dijo Alexander.
"Melisa ¿Y tú?" La chica sabía perfectamente su nombre, pero estaba harta de esos millonarios
"Alexander" Dijo el hombre extrañado todos sabían quien era.
"¿Xander?" Se burló Melissa.
"Alex... Sí, Olvídalo" Dijo Alexander, él sabía quien era la mujer, siempre le gustó, pero la vio demasiado niña para él y por eso nunca intento nada con ella.
"Alex cariño, acompáñame a un lugar, quiero mostrarte algo" Interrumpió Natalia.
"Nati, estoy ocupado con la señorita Melisa, te escribo más tarde" Dijo Alexander.
"¿Cómo haces esto Alex? Soy tu novia" Dijo Natalia.
Alexander suspiró y miró fijamente a Natalia de una manera aterradora, la mujer sintió temor.
"No somos novios Natalia, nos divertimos, pensé que estaba claro"
Natalia se sintió ofendida resopló, le dio una mirada desafiante a Melisa y se marchó casi a punto de llorar.
"¡Vaya! Sr. Lombardi es un rompe corazones, me iré he bebido demasiado y no podré conmigo más tarde" Dijo Melisa levantándose perdiendo el equilibrio por la bebida, entonces el pelirrojo la sostuvo en sus brazos.
"Pensé que no me conocías, viendo que hay confianza, permítame llevarla a su casa" Dijo Alexander desplegando una sonrisa encantadora.
"Bien, solo porque vomitaré" Dijo Melisa tapando su boca.
Alexander soltó una carcajada y la llevó a su auto, cuando llegaron al conjunto residencial, a Alexander le pareció bastante sencillo.
"Lo siento pero soy pobre, no tengo tu status" Dijo Melisa bajando del auto, intentando leer la mente del millonario.
Alexander la acompañó hasta la puerta de su apartamento, la chica no encontraba sus llaves, el pelirrojo la ayudo y abrió el lugar sencillo pero acogedor.
"¡Fuera de aquí Lombardi!" Dijo Melisa.
"Puedo quedarme mientras entras a la cama te veo bastante inestable" Dijo Alexander mirando el rostro rojo de la niña por el alcohol.
"Bésame Xander" Dijo la rubia.
Alexander la miró con deseo, esa era la luz verde que el hombre necesitaba, fue a besarla introdujo su lengua, sus alientos alcoholizados se mezclaron, levantó el pequeño vestido de la rubia corrió sus bragas, tocó la humedad de la niña con sus dedos y se deleitó con su profundidad.
"Pídelo Mel, vamos" Dijo Alexander excitado, su voz ronca resonaba por el pequeño apartamento.
"Hazlo, entra en mí, te quiero dentro" Dijo la mujer extasiada.
El hombre la atrajo hacia él, se desvistió se sentó en el sofá e hizo que la rubia se sentará encima introduciendo su miembr* ere*to, la chica disfruto de su cabalgata mientras el hombre la poseía tomando sus caderas intensificando movimientos, después de unos minutos ambos llegaron al clímax.
pero claro el señor es rico y todas quieren eso