Concursando Para Esposa

Nicole llegó a el canal con sus maletas. Era la última en llegar, pues se había atrasado con la despedida de Pablo.

El lugar estaba lleno de gente. De acercó a Paula, que era la única persona que ella conocía.

- Llegaste tarde, pensé que te habías arrepentido. - dijo Paula.

- Disculpa. No volverá a suceder. - se disculpó Nicole.

- Muy bien chicas, ustedes van a pasar con nuestras estilistas, les harán el pelo y el maquillaje y usarán uno de los trajes que ya están preparados para ustedes. - anunció una mujer bajita con cabello corto y pintado de rojo

Paula llevó a Nicole con la estilista que le tocaba y empezó a buscar vestidos y trajes para apartarlos y Nicole se los pudiera probar.

La chica de maquillaje que le tocó a Nicole era muy platicadora. Ella prácticamente había maquillado a muchas estrellas y celebridades y Nicole estaba muy interesada en su plática.

Cuando terminaron, comenzaron a darle volumen a su pelo. Nicole tenía un hermoso cabello negro azabache. Y grandes ojos color avellana, que con el maquillaje pudieron resaltar más.

Cuando terminaron, rápidamente la vistieron con un vestido color palo de rosa pegado al cuerpo que hacía resaltar su hermosa figura.

Después la llevaron a una sala, dónde estaban las demás participantes. Por primera vez Nicole las podía observar de cerca. Llegó y saludó. La mayoría de las chicas la saludaron de vuelta. Ellas se veían emocionadas. Nicole se sentó en un sofá a lado de un grupo de chicas.

- No puedo creer que hoy vayamos a conocerlo. Estoy muy emocionada. - dijo una chica rubia, bastante hermosa.

- Lo sé, es como un sueño hecho realidad. Es tan guapo. - contestó una morena.

Nicole tuvo que observar los gafetes de las mujeres, para conocer sus nombres, la rubia era Rocío y la morena Verónica.

- Me han dicho también que es un genio para los negocios. - dijo una pelirroja llamada Anne.

La sala se estaba llenado cada vez de más chicas hasta que entró la última. Todas estaban muy bien vestidas y se veían muy hermosas.

Había un chica en especial que resaltaba de todas las demás, Nicole se fijó en ella y se dió cuenta que era Naomi Williams, era una actriz y modelo famosa.

Nicole se sorprendió que una actriz famosa estuviera compitiendo con ellas por Daemon Rivadeneira. Al parecer ella no había sido la única en notarlo.

- Es Naomi Williams, he leído que ella lleva años enamorada de Daemon Rivadeneira. Ha venido al concurso para atraparlo al fin. - comentó Anne.

- No puede ser, no es justo para las demás. Cómo vamos a competir contra ella? - dijo en un hilo de voz Rocío, se escuchaba decepcionada.

- Estoy segura que si está aquí, es porque Daemon nunca le ha hecho caso. - dijo Nicole para animarla.

De pronto entró un hombre de unos 45 años. Con rostro afable.

- Buen día, hermosas damas. Soy Augusto, el productor de este concurso. Bienvenidas, veo que ya están arregladas y listas. Me da mucho gusto. Ahora vamos a llevarlas al jet privado que las dejara en la Isla. Es una hora de viaje. Pronto llegaremos a la mansión. Las cámaras comenzarán a grabar desde que estén en el avión y todo el camino a la mansión.

Cada una entrará con su maleta y después las filmaremos por separado para que nos cuenten sus primeras impresiones del concurso.

Por la tarde será el momento que puedan conocer a Daemon. Alguien tiene alguna duda? - preguntó el productor.

Todas la mujeres permanecieron calladas. Nadie dijo nada en ese momento.

- Muy bien, si no hay nadie que tenga dudas, vámonos. - dijo el productor.

Las chicas fueron a buscar sus equipajes. y fueron conducidas a unas camionetas negras que las llevarían al aeropuerto.

La atmósfera general era de excitación. Nicole se sentía fuera de lugar en ese ambiente. No sabía ni que esperar de el concurso y sobre todo de Daemon. Esto ya era muy real y ella empezaba a ponerse muy nerviosa.

Cuando llegaron al aeropuerto, fueron conducidas en las camionetas a dónde se encontraba el avión. Dejaron su equipaje con un joven que estaba juntando las maletas para subirlas. Y unas azafatas las condujeron hasta sus lugares.

Los camarógrafos las seguían por todo el camino. Nicole estaba muy introvertida. La demás mujeres hablaban entre ellas y sonreían bastante. Nicole pensó que debía hacer un esfuerzo por sonreír más.

Entraron al avión y cada chica tomó un asiento. Nicole se sentó a lado de Anne. Empezó a sudar frío. Nunca le había gustado subirse en los aviones. Esperaba que el viaje no tuviera contratiempos.

El avión despegó. Nicole estaba agarrando su asiento con tanta fuerza como si lo quisiera romper con sus manos.

- Estás bien ? - preguntó Anne.

- Si, es sólo que no me gusta mucho volar. - dijo Nicole.

- No te preocupes, es un viaje muy corto. Pronto vamos a llegar y podrás relajarte. - Anne sonrió y Nicole se tranquilizó un poco.

Tal como había dicho Anne, fue un viaje muy corto y al cabo de menos de una hora ya iban a aterizar en la isla, en un aeropuerto privado.

Cuando bajaron del avión ya había varias camionetas esperándolas para llevarlas a la mansión.

La isla era preciosa, estaba llena de vegetación. El aire era húmedo y se sentía caliente. El olor al mar era inconfundible.

Llegaron en las camionetas y las chicas salieron. La mansión Rivadeneira tenía una entrada monumental. Se notaba que era casa de una familia de multimillonarios.

La mayoría de las chicas estaban impresionadas. Tenía estatuas de cantera en la entrada. Una a una fueron entrando por la puerta hacia el recibidor, dónde encontraron a unad mucamas y a una señora, que ellos suponían eran la ama de llaves.

- Bienvenidos a la mansión Rivadeneira. Ahora vamos a llevarlas a sus habitaciones. Están en el segundo piso. Cada habitación tiene su nombre en la parte de afuera. - dijo la ama de llaves.

Las chicas la siguieron al segundo piso y cada chica iba entrando a su habitación, dónde podían descansar un rato, antes de bajar a comer.

La habitación de Nicole era la última, del lado derecho. Entró a su habitación y se sorprendió de lo hermosa que era. Las paredes eran blancas y los muebles majestuosos. Tenía una cama matrimonial y baño y vestidor propio.

"Vaya, esta gente si que nada en dinero", pensó ella.

Tomó un momento para acomodar su ropa y descansar un poco, después alguien tocó a su puerta.

Nicole fue a abrir y era una de las mucamas.

- Señorita Nicole, ya es hora de bajar.

- En seguida voy.

Los nervios de apoderaron de Nicole, tomó aire y empezó a bajar. Ya era hora de conocer a Daemon Rivadeneira.