Desde que la ví me obsesioné con ella. Era mía aunque no lo sabía y todo lo que quiero lo consigo.
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Capítulo 6
En otra parte de la ciudad
La ví hace mucho tiempo y llamó mi atención. Iba al café donde trabajaba así como a un bar donde estuvo también como mesera. Creí que me notaría pero no lo hizo, me atendía como a cada persona del montón, y por un demonio, debia notarme.
No he salido con ninguna mujer que no fuera rubia y de ojos verdes pero esta mujer tan simple, castaña y con unos ojos color chocolate me cautivó.
Intenté hacerme ver pero ni sé atrevió a mirarme ni una sola vez.
La mandé a investigar y la he observado desde las sombras por mucho tiempo. Tengo gente siguiéndola para que nadie se acerque a ella. Es mía, solamente mía aunque aún no lo sepa.
Cuando se mudó a un lugar más seguro seguí manteniéndola vigilada, planeando cada uno de mis movimientos para conseguirla a como de lugar.
Tengo ojos y oídos en cada sitio, son los beneficios de tener dinero.
La imaginaba virgen por su inocencia y timidez pero no tenía como comprobarlo o desechar la idea.
Entré a su apartamento varias veces y exploré cada parte, incluso me llevé algunas prendas suyas y volví para colocarles su perfume. Ella no tiene muchas cosas así que debí dejar de quitarle prendas o acabaría por descubrir que algo está sucediendo.
Él saber que planea entregarse a cualquiera en una fiesta y encima por primera vez hizo estragos con mis nervios. Dejé una rosa blanca en su puerta para simbolizar su pureza.
-Seras mía, solo mía y de nadie más hasta que yo así lo decida. Ningún miserable me arrebatará lo que es mío. Me perteneces y si planeas perder tu virginidad será conmigo así deba raptarte- sonrío ante mis pensamientos mientras acabo mi whisky
Voy a dormir con su ropa tan perfumada sabiendo que pronto será ella quien descanse a mi lado. No la dejaré escapar hasta que todo su cuerpo tenga mi aroma y en el mío quede el suyo.
Será mía, lo sé.
Me aseguraré de que una rosa blanca llegue a su puesto de trabajo y una descanse en su puerta cada vez que llegue a casa. Si tan solo supiera que podría dejarle flores dentro de su apartamento porque su lugar seguro también me pertenece y poseo sus llaves...
Compré el maldito edificio. He sobrepasado los límites de la locura y no me importa, ella me cautivó. Nadie más que mis hombres de confianza que están para servirme y protegerme saben mi obsesión y se abstienen de hacer comentarios si no quieren ser despedidos.
Ahora que quieres entregarle lo que es mío a alguien actuaré. Prepararé todo y te llevaré conmigo sin dejar rastros. Solo debo ultimar detalles y preparar una habitación para mi pequeña y tímida dama.
Ella no sabrá mi nombre ni verá mi rostro hasta estar seguro de evitar una demanda por su parte. Cuando ella sepa a quien pertenece es que lo sabrá. Por el momento y un futuro cercano debo mantenerme en el anonimato de ser su fiel admirador. Y si aún así jamás me reconoce es que se quedara sin saber quién fue el dueño de su cuerpo por primera vez.
-Señor ¿Necesita algo más?
-Por el momento es todo, asegúrate de no perder de vista a mi querida Elizabeth
-Si señor, ¿Algo más?
-No, mantenla vigilada y consigue algo para ponerla a dormir cuando llegue el momento. Otra cosa, no me mires así y no se te ocurra cometer errores ni ponerla en peligro
-Como usted ordene
Aún no se cómo me la llevaré o de qué lugar lo haga pero cuando despierte estará en otro sitio del que no podrá escapar.