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Un Nuevo Amor

Un Nuevo Amor

Status: En proceso
Genre:Madre soltera / Mi novio es un famoso / Capitán deportivo
Popularitas:5k
Nilai: 5
nombre de autor: Angela Cardona

A veces, el amor llega justo cuando uno ha dejado de esperarlo.
Después de una historia marcada por el engaño y la humillación, Ángela ha aprendido a sobrevivir entre silencios y rutinas. En el elegante hotel donde trabaja, todo parece tener un orden perfecto… hasta que conoce a David Silva, un futbolista reconocido que esconde tras su sonrisa el vacío de una vida que perdió sentido.

Ella busca olvidar.
Él intenta no rendirse.
Y en medio del ruido del mundo, descubren un espacio solo suyo, donde el tiempo se detiene y los corazones se atreven a sentir otra vez.

Pero no todos los amores son bienvenidos.
Entre la diferencia de edades, los juicios y los secretos, su historia se convierte en un susurro prohibido que amenaza con romperles el alma.

Porque hay amores que nacen donde no deberían…

NovelToon tiene autorización de Angela Cardona para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

tan fría y serena

Habían transcurrido varias semanas desde aquel último encuentro.

Ángela continuaba con su vida, entregada por completo a su trabajo en el hotel y a la lucha diaria por sacar adelante a sus hijos. Su rutina era agotadora, pero encontraba fuerza en los pequeños gestos cotidianos, en cada sonrisa que lograba arrancar a los suyos. Intentaba dejar atrás las sombras del pasado, sanar poco a poco las heridas que la desconfianza y el desamor habían dejado.

Por su parte, David enfrentaba días difíciles. Su separación, aunque inevitable, había removido en él sentimientos que creía dormidos. Entre entrenamientos, viajes y partidos, trataba de mantener el enfoque, pero en el fondo sabía que algo dentro de él se había quebrado. Aun así, la reciente clasificación de su equipo entre los ocho mejores del torneo traía algo de luz a su presente; ese equipo era su refugio, su hogar cuando todo lo demás parecía derrumbarse.

El destino, sin embargo, parecía empeñado en entrelazar sus caminos una vez más.

Aquella tarde, Ángela limpiaba el área de recepción cuando un estruendo de cánticos y tambores llenó el ambiente. La barra brava del Fuerza Azul llegaba con su acostumbrada pasión, anunciando la inminente llegada del equipo.

El sonido de las bocinas, los gritos y los cantos de victoria retumbaron en las paredes del hotel.

—¡Cardona! —gritó el administrador desde el otro extremo del vestíbulo—. ¡Necesitamos tu ayuda en el área de habitaciones, rápido! ¡El equipo está por llegar y estamos colgados!

—Enseguida, señor —respondió ella, limpiándose las manos en su delantal antes de dirigirse al ascensor.

Mientras tanto, en el bus del Fuerza Azul, los jugadores cantaban y reían. Venían eufóricos tras vencer al Rojo Poderoso, su eterno rival. David, sentado junto a la ventana, miraba el paisaje urbano pasar. A pesar de las risas de sus compañeros, su mente estaba en otro lugar. Quizás en aquella habitación donde, semanas atrás, una mujer de mirada serena lo había dejado sin palabras.

El bus se detuvo frente al hotel. Los aficionados rodearon la entrada, pidiendo fotos, autógrafos, saludos. David sonrió con amabilidad, saludó a varios niños y firmó camisetas. Para él, el amor de la hinchada seguía siendo un motor poderoso.

Pero había algo en el aire esa tarde, algo que lo hacía sentir inquieto.

En uno de los pisos, Ángela ayudaba a una nueva empleada llamada Daniela a organizar las habitaciones. La joven, entusiasmada, se equivocó en la forma de tender las camas, y Ángela la guiaba con paciencia.

—Las sábanas deben quedar sin una sola arruga —le explicó—. Y asegúrate de revisar los detalles del baño antes de cerrar.

—Gracias, Ángela —respondió Daniela, nerviosa—. Prometo hacerlo bien.

Sin saberlo, ambas estaban preparando precisamente la habitación 304.

Minutos después, el ascensor se abrió en ese piso. David caminó por el pasillo con el cansancio reflejado en los hombros, deseando solo una ducha caliente y descanso. Al abrir la puerta, se encontró con dos figuras femeninas dentro de la habitación. No se esperaba eso.

—Buenas noches —dijo con tono tranquilo, apoyándose en el marco de la puerta.

Ángela se sobresaltó levemente, girando hacia él.

—Buenas noches, disculpe —contestó rápidamente—, ya casi terminamos. Espero no haberle causado molestias.

David sonrió con una amabilidad que mezclaba sorpresa y curiosidad.

—Tranquila, no era mi intención asustarte. Todo está bien, señorita… —dijo, dejando la frase en el aire, como esperando escuchar su nombre por fin.

Antes de que Ángela pudiera responder, Daniela, que hasta ese momento había permanecido callada, soltó un grito emocionado.

—¡Dios mío, es David Silva! —dijo entre risas nerviosas, dando un pequeño salto de emoción.

David rió con discreción, acostumbrado a ese tipo de reacciones.

—Un gusto —respondió amable—. David Silva, sí, pero no hay por qué alarmarse, señorita… —agregó mirando a Daniela.

Ángela, intentando mantener la compostura, carraspeó suavemente.

—La habitación ya está lista —dijo con voz firme—. Con su permiso, procederemos a retirarnos.

David asintió, aunque no pudo evitar seguirla con la mirada mientras salían. Había algo en su forma de moverse, en esa serenidad, que le resultaba diferente. No era admiración lo que veía en sus ojos, sino distancia. Y eso, precisamente eso, lo inquietaba más que cualquier mirada llena de deseo.

Ya en el pasillo, Daniela no tardó en romper el silencio.

—¡No puedo creerlo, Ángela! ¡Era David Silva! —exclamó emocionada—. ¿Te imaginas? Tal vez logre conquistarlo —añadió con una risita traviesa.

Ángela sonrió sin mirarla.

—Tranquila, Daniela. Vas a verlos seguido, es parte del trabajo. Pero te aconsejo que mantengas la calma, ¿sí?

—Sí, sí, claro —contestó la joven, aunque su sonrisa la delataba.

Mientras bajaban en el ascensor, Ángela sintió algo extraño en el pecho.

No era amor, ni ilusión, ni mucho menos deseo. Pero aquella idea —la de Daniela hablando de “conquistar” a David— le provocó una punzada de celos tan leve como inesperada.

Sacudió la cabeza, molesta consigo misma.

Qué tontería, Ángela. No empieces.

En la habitación 304, David se dejó caer sobre la cama.

Aún podía oler el leve perfume que aquella mujer había dejado en el aire.

Cerró los ojos, intentando borrar esa sensación, pero su mente lo traicionó.

¿Por qué me intriga tanto? pensó. No sonríe, no me busca, ni siquiera parece interesada… y aun así, no puedo dejar de pensar en ella.

Una sonrisa casi imperceptible se dibujó en su rostro.

Sabía que algo en esa historia apenas comenzaba a moverse.

Y lo que aún no entendía… era que Ángela, pese a su resistencia, también lo había sentido.

1
Ana Cachon
Excelente historia, me encanta!!
GALYGAM
exelente
vianca mar
estoy enamorada del capi ❤🤭
Ana Gonzalez
más capitulos 🙏
Angela Cardona
Aprovecho este espacio para agradecer a todas las personas que se han tomado el tiempo de leer mi novela y dejarme un “me gusta”. 💕
Su apoyo me motiva muchísimo a seguir escribiendo y avanzando con esta historia. ¡Gracias de corazón por acompañarme en este camino! ✨
vianca mar
me encanta
vianca mar
me encanta es una historia muy atrapante y diferente.
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