Con la muerte de su padre, Alecxis se convirtió en el nuevo duque a una edad temprana. A pesar de su juventud, demostró una madurez y una determinación que sorprendieron a muchos. Asumió sus nuevas responsabilidades con seriedad y dedicación, trabajando incansablemente para mantener el legado de su familia y servir a su comunidad.
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sueños
La luz del sol te ciega al salir de la pirámide, la máscara dorada firmemente sujeta en tus manos. Dejas atrás a Melanie y sus hombres, sabiendo que tu traición tendrá consecuencias. El camino de regreso al reino es largo y arduo, pero la promesa del tesoro te impulsa hacia adelante. Finalmente, divisas las torres y murallas de tu ciudad, un símbolo de esperanza y estabilidad en medio del caos. Pero al entrar, sientes que algo ha cambiado. El ambiente es tenso, la gente murmura en voz baja y las miradas se apartan al cruzarte. Los ancianos del consejo, normalmente reverentes y sumisos, te observan con desconfianza. ´Duque Alecxis´, dice el anciano Elías, su voz temblorosa, ´tu expedición ha sido… un poco inusual.
Las noticias que han llegado son preocupantes. Se habla de batallas, de traiciones, de… tesoros prohibidos.´ Ignoras la hostilidad y ordenas que descarguen el oro y las joyas frente al consejo. Los ojos de los ancianos se abren con sorpresa ante la magnitud de la riqueza. Pero cuando revelas la máscara dorada, el silencio se hace aún más profundo. Sus rostros se demudan, el miedo reflejado en cada arruga. ´Esa máscara…´, murmura la anciana Rebeca, su voz apenas audible. ´Es la Máscara de Xok'tar. Un objeto de poder inmenso… y de terrible maldición.´ El anciano Elías asiente con gravedad.
´Se dice que Xok'tar fue un dios antiguo, un ser de oscuridad y destrucción. Su máscara otorga poder a quien la posee, pero a un precio muy alto. La locura, la enfermedad, la muerte… son solo algunas de las calamidades que trae consigo.´ Desestimas sus temores con un gesto de mano. ´Son solo leyendas, ancianos. Supersticiones de tiempos pasados. Esta máscara es una reliquia valiosa, un símbolo de nuestro poder y nuestra riqueza. La utilizaremos para fortalecer nuestro reino.´ Pero sus palabras no convencen. Sientes la desconfianza creciendo a tu alrededor, la semilla de la conspiración germinando en el terreno fértil del miedo.
Escuchas susurros en los pasillos, rumores de que has traído una maldición sobre el reino, de que tu ambición te ha cegado ante el peligro. Una noche, mientras duermes, sientes una presencia extraña en tu habitación. Abres los ojos y ves una figura encapuchada parada junto a tu cama, una daga brillando a la luz de la luna. ´La Máscara debe ser destruida, Duque´, susurra la figura, su voz ronca y amenazante. ´O este reino pagará el precio.´ pronto ves cómo esa figura desaparece
Te estremeces al sentir la presencia siniestra en tu habitación, pero tu determinación no flaquea. Sabes que el poder de la Máscara de Xok'tar puede ser clave para asegurar el futuro de tu reino, y estás dispuesto a enfrentar cualquier desafío para protegerlo.
Las noches se vuelven inquietantes, con sueños llenos de sombras y susurros amenazantes. La figura encapuchada vuelve a aparecer en tus pesadillas, advirtiéndote del peligro que acecha si no desistes en tu empeño. Pero tú te aferras a la esperanza de un futuro próspero para tu reino, incluso si eso significa desafiar fuerzas oscuras.
la sombra sigue apareciendo . Al principio, son solo vislumbres fugaces: ojos rojos que brillan en la oscuridad, susurros ininteligibles que te erizan la piel. Pero con cada noche que pasa, la sombra se vuelve más real, más tangible. Te persigue en tus sueños, te arrastra a paisajes infernales donde la muerte y la destrucción reinan. Ves tu reino en llamas, tus hombres masacrados, tu familia torturada. La máscara de Xok´tar se alza en el centro de cada pesadilla, irradiando una luz oscura y corrupta. El miedo te consume, te paraliza. Duermes cada vez menos, temiendo el momento en que la sombra vuelva a reclamarte.
Durante el día, te sientes agotado y confuso. La línea entre la realidad y la pesadilla se difumina. Empiezas a desconfiar de todos, a ver enemigos en cada esquina. Sabes que debes hacer algo, o la locura te consumirá por completo. Convocas un consejo extraordinario, invitando a los líderes más respetados de tu tierra: generales experimentados, sabios ancianos, influyentes nobles. Les expones tu situación, les hablas de la máscara de Xok´tar y de las pesadillas que te atormentan. ´Necesito vuestra ayuda´, dices, tu voz temblorosa. ´Debemos decidir qué hacer con esta máscara. Es un objeto de poder inmenso, pero también de gran peligro.
Debemos examinar los riesgos y los beneficios, y tomar una decisión que beneficie a nuestra tierra.´ El debate es acalorado. Algunos defienden la idea de destruir la máscara, argumentando que su poder es demasiado peligroso para controlarlo. Otros proponen utilizarla, creyendo que puede dar a tu tierra una ventaja decisiva en la guerra que se puede avecinar. Finalmente, un anciano sacerdote sugiere una solución radical: quemar la máscara en una ceremonia pública, para purificarla de su influencia maligna. La idea es bien recibida por la mayoría del consejo. Sientes un alivio momentáneo, la esperanza de que la pesadilla termine pronto. Pero antes de que puedan llevar a cabo la ceremonia, sientes una necesidad imperiosa de tocar la máscara una última vez. La tomas en tus manos, sintiendo su peso y su frialdad. Y entonces, sin pensarlo, te la pones.
Una explosión de imágenes y sensaciones te invade. Ves un futuro sombrío, una guerra devastadora que consumirá tu reino y muchos otros. Ves reinos enteros luchando por el poder, traiciones y alianzas que se rompen, ríos de sangre que inundan la tierra. En el centro de todo, ves la máscara de Xok´tar, el catalizador de la guerra, el objeto que todos desean poseer. Y entonces, ves al responsable. Una figura oscura y poderosa, un maestro manipulador que mueve los hilos desde las sombras. Pero antes de que puedas identificarlo, la visión se interrumpe y te desmayas, cayendo al suelo inconsciente.