La Viuda Y El Mafioso

Capítulo 5

Ornella había regresado a su trabajo, su amiga estaba realmente preocupada por ella. Se mostraba como si nada hubiera sucedido, además se había rehusado volver a ver a Bastian, eso le preocupaba aún más a Mariella.

—Amiga sé que no debo intervenir o entrometerme en tu vida, sin embargo me preocupas.—

—Debo parecerte una enferma mental, para ser honesta si he llorado antes de dormir por mi abuela cada noche. Debo sanar a mi ritmo, ahora solo dependo de mi, tirándome al olvido no va a servirme de nada.—

—Te entiendo, solo tengo una duda ¿Bastian no está en tus planes?—

—Le tengo mucho cariño, pero él tiene otra manera de vivir. Le gusta salir con diferentes mujeres, además dudo que su hija me acepte. Hasta si yo fuera su hija, también le haría la vida de cuadritos a la bruja que se quiera casar con mi padre. El amor por un hijo debe ser siempre mayor, que el que se llegue a sentir por tu compañero de vida. O por lo menos eso decía mi abuela.—

—Te entiendo, pero te estás anticipando. No supongas, deberías intentarlo.—

—No quiero ser victima del escrutinio de su círculo social, o su amante en turno. Los hombres como el no se comprometen, si fuera así se hubiera casado con la madre de su hija.—en ese momento timbró su celular.—Hablando del rey de Roma.—le mostró el celular a Mariella para que viera que se trataba de Bastian.

—No le vas a responder.—

—Tal vez después, acaba de llegar un cliente.—

—Te toca atenderlo, iré por más anillos para la nueva vitrina.—dijo Mariella y se fue a buscar lo que necesitaba.

Era un joven muy apuesto, misterioso y con una mirada seductora. Lleno de arrogancia, y altivez. Era como estar frente a un lobo.

—Bienvenido.—saludo Ornella

—Necesito un regalo muy especial para la mujer que considero mi madre.—

Ornella comenzó a mostrarle lo más fino y costoso, se veía que aquel joven tenía mucho dinero. Simplemente por el reloj que portaba, que sin temor a errar valía más de medio millón de euros.

—Sin duda este hermoso collar le va a gustar, tienes muy buen gusto.—expresó Andrei

—Me alegra que le guste.—

—Si me lo llevo.—

—¿Su pago será con tarjeta o cheque?—

—Efectivo.—Andrei sacó de su maletín una a una las fajas de euros para entregarlas a Ornella, no era común que pagaran en esa forma.—Tranquila solo son billetes y todos son auténticos. Pero hay algo que no entiendo.—Ornella se quedo a la expectativa de que iba a decir o preguntar.—¿por qué siendo una mujer tan bella trabajas aquí? Tu belleza te volvería millonaria sin duda.—Ornella lo escuchaba mientras contaba el dinero

—No me gusta el camino fácil, tal vez sea eso.—

—Sabes me recuerdas a la prostituta que se casó con mi papá, la diferencia es que tú tienes carácter y ella es una tonta.—

—Perdón.—dejó de contar el dinero al escucharlo

—No es que diga que eres una prostituta, digo por tu apariencia. Si conocieras a esa mujer, sin afán de ofenderte claro, es increíble el parecido físico que encuentro entre ambas. Excepto que ella es rubia y no pelirroja.—

—Hay muchas personas que nos parecemos a otras, ¿tu padre permite que la llames de esa manera?—

—Obviamente no, mi padre la adora. Sabes, por ti yo si sería capaz de cualquier cosa. Sin dudarlo, ya que eres una mujer valiosa, estás aquí esforzándote para salir adelante de una manera digna. Eso es admirable, nunca permitas que alguien te haga creer lo contrario. Te agradezco que me hayas ayudado, ten esto es para ti.—le daba un fajo de billetes como compensación

—No puedo aceptarlo, ayudarle es mi trabajo y recibo un pago por ello.—

—Ves como tengo razón, fue un gusto conocerte Ornella.—había observado detenidamente el gafete en su traje

Andrei salió de la joyería con el regalo para su tía, había viajado a parís para conseguir la fragancia favorita de Ulana y solo la hacían en aquella parte del mundo. Ornella se quedó sin palabras, lo dicho por aquel joven la había hecho sentir bien con ella misma. Pero también la hizo evaluar su situación, ¿cuantos años le tomaría trabajar en la joyería para poder tener lo que tanto anhelaba?

—¿Cómo te fue con el?—

—Compró el collar inspirado en María Antonieta, y pago en efectivo.—

—De verdad, de quién será hijo ese joven. Le avisaré a Luc se va a poner feliz.—

Luc salió deprisa, cerró la joyería para ayudarle a Ornella a recontar el dinero. Era una suma enorme, además eran problemas con el fisco.

—Sin duda ese joven debe ser hijo de algún mafioso, ellos son los únicos que pagan todo en efectivo. No solicito factura, ¿cierto?—

—No, no lo hizo.—

—Estoy en problemas.—decía Luc preocupado

—Lo lamento no puse cuidado, no sabía que por cantidades grandes de dinero no podíamos aceptar pago en efectivo.—

—No te preocupes Ornella, dinero es dinero. El problema es la burocracia.—

Luc lo resolvería, más tarde al cerrar la joyería Bastian estaba esperando a Ornella.

—Hola señor Leroy, yo me voy adelantando.—dijo Mariella mientras empujaba a Ornella para que hablara con él.

—Han pasado muchos días desde que regresamos, y me has evitado.—

—Lo siento, no quiero perturbar tu estilo de vida.—

—Ornella lo que te dije es verdad, te necesito. Estoy rompiendo todas las reglas que yo mismo me impuse para estar contigo.—

—No soy la mujer para ser la amante de un millonario, mi vida no tiene precio. Tengo mucho cariño por ti, pero acéptalo no puedes dejar tu modo de vida por mi, además tu hija nunca me aceptaría, y obviamente nunca te comprometerías conmigo.—

—Deja que sea yo quien decida eso.—

—Créeme los sacrificios que hagas ahorita, tal vez en un futuro te llegues arrepentir. Yo no quiero ser la causa de tu desgracia o tu infelicidad, y tampoco la causante de los problemas entre tu hija y tu.—Bastian sujetó de ambos brazos a Ornella para que se vieran a los ojos.

—Estoy loco por ti, quiero que te cases conmigo. Convertirte en la señora Leroy, que tengamos una familia. Liah tiene que aceptarte, si o si.—

—Bastian date cuenta, solo soy un capricho. Cuando me tengas no me vas a querer más, y viviremos un infierno.—

—No, no eres un capricho. Eres la mujer que pensé que no existía.—se acercó Bastian para robarle su primer beso, era notorio que Ornella jamás había besado a alguien antes, su inexperiencia era notoria.

Bastian la abrazó para enseñarle cómo besar, jugueteaba con sus labios, mientras que con su mano tocaba su cintura y con la otra acariciaba su mejilla. Ornella era tan delgada, pero tenía sus atributos bien definidos y voluminosos, Bastian pudo sentirlos mientas la aprisionaba a su cuerpo. Ella despertaba en Bastian una pasión descontrolada, el amor y el deseo. Al fondo del momento se escuchaba la vie en rose que era la canción que tocaban para los turistas en algunos restaurantes en parís.