"UNA MADRE DESESPERADA, UN SALVADOR AMENAZANTE
¿Qué límites cruzarías por salvar a tu hijo?
Adelaida, una madre desesperada, hará cualquier cosa para proteger a su hijo, incluso si significa sacrificar su orgullo.
Pero cuando Kento, un misterioso y poderoso hombre, se convierte en su única esperanza, Adelaida se encuentra atrapada en una red de rencor y pasión.
Kento, su redentor y verdugo, no sabe que Adelaida es la clave para desentrañar su propio pasado.
¿Podrá Adelaida salvar a su hijo y descubrir la verdad detrás del enigmático Kento?
Descubre esta historia de amor, venganza y redención."
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ℂapítulo ℂinco
Cuando Adelaida cayó en el frío mármol del piso, sintió un inmenso dolor en sus rodillas y atónita miró a quién fue el causante de tan atroz atropello. Estaba aterrada, nunca se imaginó que esto le pasaría en su primer día de trabajo. Con recelo miró a su victimario con su cabello sobre la cara de la sacudida tan violenta que le dieron.
—¿Señor, qué pasó? —Llega corriendo el ama de llaves, Margarita, junto a otros empleados, y le pregunta muy asustada ante lo que está pasando.
—¿Quién la dejó entrar? —Kento seguía preguntando.
—Señor, ella es Adelaida, la nueva empleada que usted autorizó. —En ese momento, Adelaida fue ayudada a levantarse del piso por Elías, el chófer y se retiró el cabello de su cara.
—¡Ohh! — dijeron asombrados los empleados más antiguos de la mansión, que la confundieron con la antigua patrona.
En ese momento, Kento cayó en cuenta de que su nueva empleada no es la mujer que él pensaba. Aunque es asombroso el parecido, no es la misma persona.
Miró a Margarita mientras se retiraba sin pedir disculpas y le dijo:
—Dele una bonificación por lo que acaba de pasar y que se haga ver las rodillas por un médico —Y salió de la mansión sin mirar atrás, seguido de sus guardaespaldas.
—Es un idiota —Dijo Adelaida entre dientes.
Kento alcanzó a escuchar, es un tipo con una notable agudeza de sus sentidos. Ante lo que dijo Adelaida, estuvo tentado a devolverse y encararla, pero la imagen de esa mujer lo dejó desconcertado. El creer por un momento que era su ex prometida lo llenó de rabia y no midió las fuerzas con que la arrastró fuera de su despacho. Pero ni así fue capaz de pedir disculpas, eso no está en su genética. Al ser el heredero del gran imperio, Kimura, fue criado de manera arrogante, exigente y estricta. Lo que lo hace un ser sin escrúpulos, y no le importa pasar por encima del que sea con tal de lograr sus objetivos.
La única mujer que derribó su coraza y lo puso al borde del peligro se llama Madeleine Gibrault. A ella le dio todo en bandeja de plata, la amó con locura, pero ella solo amaba lo que él le pudiera dar y cuando llegó un hombre que le ofreció más a ella y a su en bancarrota familia, no dudó en dejarlo.
Luego de la humillación que Kento sufrió al ser abandonado por su prometida a solo días de celebrarse su fastuosa boda, prometió no volver a dejar caer sus barreras con ninguna mujer.
La situación que se originó con el rompimiento del compromiso es más delicada de lo que se ve. Debido a su enamoramiento por Madeleine, rechazó el Omiai que su familia le tenía reservado en Japón para casarse con la hija menor de una de las familias más tradicionales del país, Nipón.
Kento, no volvió a aceptar el compromiso en su país, pues sería darle la razón a su familia de que es un fracasado. Pero tarde que temprano debía enfrentar a su padre y a su abuelo si quería limar las asperezas que se suscitaron con ellos. Además, si quería que la relación se restableciera, debía contemplar la opción de volver a aceptarlo.
Kento llegó a su majestuoso edificio, donde era tratado como un Rey. Veía a los pocos empleados que se cruzaban por su camino por encima del hombro, pues los creía inferiores a él y apenas un saludo con la cabeza les daba. Subía desde el parqueadero donde dejaba su imponente Bentley Continental de más de 350 mil euros y subía por su ascensor privado acompañado de sus guardaespaldas hasta su inmensa oficina.
Ya allí, en silencio, no es capaz de sacarse de la mente a su nueva empleada. ¿Por qué es tan parecida a la maldita mujer que lo abandonó? Y lo más preocupante es, ¿por qué aún le importa Madeleine si es una traidora, trepadora e interesada?
—¡Desiderio! —Grita desde el intercomunicador a su asistente, que ya sabe que cuando su jefe lo llama así, debe de correr desde su oficina hasta la de Kento.
Treinta segundos después está Desiderio a su lado, jadeando de la carrera que tuvo que dar desde su oficina, que está al final del piso donde está la de su jefe.
—Señor Kimura —Es lo único que dice, pues mientras menos le hable a su jefe, más vive.
—Contrata al mejor detective de Francia, necesito que me investigue a alguien. Pero lo necesito para hoy mismo. ¿Qué esperas ahí parado? ¿No te di una orden? —Desiderio ya estaba enseñado a la arrogancia de su jefe, por lo que no se atrevió a decir nada y salió inmediatamente a hacer lo que le pidió, aun preguntándose por qué no se lo pudo haber dicho por teléfono.
Entre sus contactos tiene varios investigadores que le han servido en otras ocasiones cuándo el departamento de marketing tiene algún dato que investigar de otra de las plataformas de la competencia. Por lo que no dudo en preguntar que si aparte de investigar empresas también investigan personas. Así, en menos de dos horas ya estaba el detective recibiendo los datos de la nueva empleada de Kento Kimura.
Adelaida, por su parte, después del bochornoso incidente con su jefe, trabajó un poco nerviosa por lo que había pasado. Pero al fin y al cabo ella estaba para trabajar, así que lo hizo de la mejor manera posible. Era necesario, pues la paga era buena y lo hacía por su pequeño Francis.
Al terminar el día, recibió la bonificación de la que habló su jefe y se fue feliz a su casa a contarle a Fina de su día. Aunque para no preocupar a la señora que se ha portado tan bien con ella, omitió la parte donde fue agredida por su patrón. Ya en casa se dio un baño. Fina ya tenía a Francis bañadito y con su pijama de ositos puesta y se dispusieron a comer una deliciosa cena que Fina había preparado. Y así se fue a dormir con su osito más amado, su hijo Francis.
Recordó mientras se dormía cuánto deseo saber quién era su mamá y por qué la dejó en ese orfanato. Quería conocerla, solo tenía el medallon y se imaginaba miles cosas por las que debió pasar para tomar la decisión de abandonarla. Siempre sintió que algo le faltaba, fue tan solitaria su vida hasta que llegó François, y se sintió ilusamente “acompañada”, pero quien realmente es ahora su compañía y su polo a tierra es su amado hijo. Su bebé, y como mamá leona, lo iba a defender y cuidar hasta con su vida si es necesario.
Jajajaja parecen jugando al gato y al ratón Leroy y Desiderio llegan y no está Adelaida Kento y Itzel van al cementerio a buscarla y no la encuentran hasta que llama Salvatore a la psicóloga.
Tremenda sorpresa Kento tu Eloisa tiene la barriga de 2 chinitos.
Salvatore con que derecho se siente de no querer dejar pasar a Kento hay si el padre del año y el fue el mentiroso que pagó para que dijeran que nació muerta y la mandó para un orfanato por no perder su reputación y ahora se da golpes de pecho pendejo.