En los barrios tranquilos y misteriosos de Seúl, una chica llamada Jiwoo ha pasado su vida observando desde las sombras. Jiwoo siempre ha sido reservada, pero esconde algo más que timidez. Un incidente oscuro y olvidado en su adolescencia que moldeó su obsesión por los secretos de los demás.
El regreso de Hyunwoo, su vecino de la infancia, despierta en ella una curiosidad peligrosa. Años atrás, Hyunwoo desapareció abruptamente tras un escándalo que sacudió al vecindario, y su reaparición está rodeada de rumores y silencio. Algo en su mirada parece llevar el peso de un pasado más oscuro del que Jiwoo imaginaba.
Guiada por su instinto obsesivo y un deseo inexplicable, Jiwoo comienza a seguirlo, adentrándose en un mundo de crimen, mentiras y un trastorno psicológico que ha permanecido latente en ambos. Mientras Jiwoo se acerca a la verdad, también empieza a descubrir más sobre sí misma, desenterrando recuerdos reprimidos y enfrentando su propia sombra.
NovelToon tiene autorización de Kris1309 para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
El pacto de plata
La mañana siguiente trajo consigo una bruma densa que cubría las calles de Bukchon como un velo. Jiwoo salió temprano, incapaz de sacarse de la cabeza todo lo que había descubierto la noche anterior. Decidió que debía buscar a Hyunwoo nuevamente, pero esta vez no sería para enfrentarlo. Quería respuestas, pero también empezaba a sospechar que él podría necesitar ayuda.
Caminó hasta la vieja casa de los Hyun. Era más grande de lo que recordaba, pero estaba visiblemente descuidada, con la pintura de las paredes descascaradas y las ventanas parcialmente cubiertas por cortinas pesadas. Jiwoo se detuvo frente a la puerta y respiró hondo antes de llamar.
El sonido hueco resonó por dentro, pero nadie respondió. Sin embargo, justo cuando estaba a punto de irse, la puerta se abrió un poco. Hyunwoo estaba allí, con una expresión cansada y los ojos oscuros como si no hubiera dormido en toda la noche.
—Jiwoo —dijo, como si hubiera estado esperando que apareciera.
—Necesito hablar contigo —respondió ella, entrando antes de que él pudiera cerrarle la puerta en la cara.
Hyunwoo no protestó. En lugar de eso, se giró y caminó hacia la sala de estar, dejando claro que, si quería respuestas, tendría que seguirlo.
La sala estaba en penumbras, iluminada solo por la tenue luz que se filtraba a través de las cortinas. Había un sofá viejo y una mesa de café cubierta con libros y papeles desordenados. Hyunwoo se dejó caer en el sofá y miró a Jiwoo.
—Sabes más de lo que deberías —dijo finalmente.
—No sé nada —respondió Jiwoo, cruzando los brazos. Sacó su cámara y puso la foto de la figura sobre la mesa—. Pero creo que tú sí.
Hyunwoo tomó la foto y la miró por un largo momento. Luego suspiró.
—No es tan simple, Jiwoo.
—Entonces explícamelo.
Hyunwoo dejó la foto sobre la mesa y pasó una mano por su cabello, claramente incómodo.
—Esa figura que viste... no es humana. Es... una especie de vigilante. Lo llaman el Guwi, pero no es un espíritu. Es algo más antiguo, algo que ha estado en este bosque desde antes de que existiera este pueblo.
Jiwoo lo miró fijamente, esperando que continuara.
—Mi familia... —Hyunwoo vaciló, como si le costara encontrar las palabras—. Mi familia tiene un pacto con él. Desde hace generaciones.
—¿Un pacto? —Jiwoo repitió la palabra, sin poder creer lo que estaba escuchando.
—Sí. A cambio de protección, el Guwi exige algo. No siempre es lo mismo, pero siempre toma lo que quiere.
Jiwoo sintió un escalofrío recorrer su espalda.
—¿Y qué es lo que quiere ahora?
Hyunwoo no respondió de inmediato. En lugar de eso, levantó la mirada, sus ojos oscuros encontrándose con los de ella.
—Creo que me quiere a mí.
Jiwoo no sabía qué decir. La idea de que algo así pudiera ser real era aterradora, pero también lo era la convicción en la voz de Hyunwoo.
—¿Por qué tú? —preguntó finalmente.
Hyunwoo soltó una risa amarga.
—Porque rompí las reglas. Me fui del pueblo. Intenté escapar de esto, de él. Pero ya ves cómo terminé.
—Entonces... ¿por eso volviste?
Hyunwoo asintió.
—No tenía otra opción. Pero ahora tú estás involucrada, y eso lo complica todo.
—¿Qué quieres decir? —Jiwoo sintió que la ansiedad comenzaba a apoderarse de ella.
—El Guwi nunca se detiene. Si piensas que tú sabes demasiado, también irá por ti.
Antes de que Jiwoo pudiera responder, un ruido fuerte rompió el silencio. Venía del exterior, un crujido como si algo pesado hubiera caído en el bosque cercano. Hyunwoo se levantó de inmediato, sus músculos estaban tensos.
—¿Qué fue eso? —preguntó Jiwoo, pero él ya estaba caminando hacia la puerta.
—Quédate aquí —ordenó Hyunwoo, pero Jiwoo lo siguió de todos modos.
El aire frío de la mañana les golpeó la cara mientras caminaban hacia el borde del bosque. La bruma era más espesa allí, y cada paso que daban parecía más difícil que el anterior.
Y entonces lo vieron.
En el suelo, justo en el límite del bosque, había un objeto extraño. Era un anillo de plata, idéntico al que Jiwoo había visto en la foto y en su dibujo de la infancia. Hyunwoo lo miró con una mezcla de miedo y resignación.
—Es una advertencia —dijo en voz baja.
—¿Una advertencia de qué?
Hyunwoo la miró.
—De que el tiempo se está acabando.