Renace como un personaje de libro que odia... pero ella quiere cambiar su destino...
El mundo mágico también incluye las novelas
1) Cambiaré tu historia
2) Una nueva vida para Lilith
3) La identidad secreta del duque
4) Revancha de época
5) Una asistente de otra vida
6) Ariadne una reencarnada diferente
7) Ahora soy una maga sanadora
8) La duquesa odia los clichés
9) Freya, renacida para luchar
10) Volver a vivir
11) Reviví para salvarte
12) Mi Héroe Malvado
13) Hazel elige ser feliz
14) Negocios con el destino
15) Las memorias de Arely
16) La Legión de las sombras y el Reesplandor del Chi
17) Quiero el divorcio
18) Una princesa sin fronteras
19) La noche inolvidable de la marquesa
20) Ni villana, ni santa
21) Salvando a mi Ernesto
22) Cartas para una princesa
23) Ya te olvidé
24) Dulce Prisión
25)Secretos de una poción
26) La venganza de Leia
27) Recuerdos de mi futuro
28) Una esposa para el príncipe maldito.
** Todas novelas independientes **
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Operación conquista 2
La Fase 3 de la Operación Conquista comenzó con una idea brillante… al menos, así la consideraba Eleanor..
una cita inocente al pueblo.
Nada de cenas elegantes ni conversaciones tensas, solo un paseo casual para mostrarle al archiduque que la vida podia ser algo más que trabajo, reglas y silencio.
Aquella mañana se presentó en la entrada del despacho, con su mejor sonrisa y un sombrero decorado con flores que amenazaban con caerse.
Eleanor: Su Excelencia.. necesito su compañía para una misión diplomatica.
Robin levantó la vista de sus papeles, desconfiando.
Eleanor: ¿Misión diplomatica?
Eleanor: Sí. Al pueblo. Debemos… evaluar la economia local. Y, de paso, comprar pastel.
El archiduque se recostó en la silla, cruzando los brazos, conteniendo la risa.
Archiduque: ¿Y desde cuando el pastel forma parte de los asuntos del estado?
Eleanor: Desde hoy.. El bienestar del pueblo empieza con un buen postre.
Él la observó unos segundos antes de rendirse.
Archiduque: Muy bien, Lady Eleanor. Si el deber llama… iremos.
El paseo fue más agradable de lo que cualquiera de los dos habría imaginado.
El pueblo los saludaba con respeto, y Eleanor, con su simpatía natural, lograba hacer reír hasta al panadero mas serio. Robin la miraba desde un paso atrás, como si aún no comprendiera cómo esa mujer caotica había logrado llenar de vida su casa.
Sin embargo, el equilibrio no duró mucho.
Cuando cruzaban la plaza, Eleanor tropezó con una piedra (o quizás con el aire, nunca quedó claro).
Eleanor: ¡Ah!
El archiduque, con reflejos de soldado, la sujetó justo a tiempo.
Eleanor quedó entre sus brazos, el corazón latiendo como un tambor y los ojos muy abiertos.
Archiduque: Está bien?
Ella asintió lentamente, pero no hizo ningún intento de incorporarse.
Eleanor: Creo… que necesito apoyo..
Robin arqueó una ceja.
Archiduque: No parece herida.
Eleanor: Podría estarlo por dentro. Las caidas del alma son las mas dolorosas.
El archiduque no pudo evitar reír.
Archiduque: Eleanor, está fingiendo.
Eleanor: ¿Fingiendo? ¡Jamás! Estoy en peligro de… derrumbarme otra vez si me suelta.
Él negó con la cabeza, divertido, y en lugar de discutir, la tomó en brazos.
Archiduque: Entonces tendré que asegurarme de que llegue sana y salva.
Eleanor: ¿Va a cargarme todo el camino?
Mientras los brillaba con un brillo de travesura en los ojos.
Archiduque: Al parecer, no tengo alternativa
reprimiendo otra risa.
Mientras caminaba con ella entre los brazos, la gente del pueblo los observaba sorprendida, algunos incluso sonriendo.
Eleanor, que disfrutaba cada segundo, se inclinó un poco hacia él.
Eleanor: Admito que no estaba tan herida… pero así se ve más romántico.
Robin soltó una carcajada baja.
Archiduque: Lo sospechaba.
Eleanor: ¿Y se queja?
Archiduque: No.. En realidad, no.
Eleanor sonrió tambien, apoyando la cabeza en su hombro, disfrutando de aquel momento que, por primera vez, no parecia una escena improvisada de su “Operación Conquista”.
Por primera vez, sintió que el archiduque reía con ella, no de ella.
Los días siguientes parecían sacados de otro mundo… o de otra historia.
El archiducado, que antes resonaba con el eco de pasos formales y conversaciones medidas, se había llenado de risas, voces y algo nuevo: cercanía.
Eleanor no lo planeó.. o al menos, no todo.. pero su “Operación Conquista” había comenzado a desbordar sus propios límites.
Ya no se trataba solo de conquistar al archiduque.. sin darse cuenta, poco a poco se estaba ganando el corazón del pequeño Roland.
Cada mañana, Roland la esperaba en el jardín con una pequeña libreta donde anotaba las “actividades del día”, ahora él elegia las actividades.. ese fue el mayor logro de Eleanor..
Roland: Hoy toca lecciones de botanica..
Eleanor: Perfecto.. mientras no impliquen ranas traidoras.
El niño sonreía más seguido, ya sin esconderlo. Incluso cuando ella confundia una hierba mágica con pasto común o cuando su dibujo terminaba pareciendo algo aterrador..
Y lo mejor.. ahora era Roland quien la buscaba, quien tomaba su mano para mostrarle algo, quien reía sin miedo cuando ella se equivocaba.
El archiduque Robin tambien había cambiado, aunque se negaba a admitirlo.
Ya no pasaba todo el día encerrado en su despacho. A veces se quedaba observandolos desde la terraza, y otras, sin decir mucho, se acercaba con una excusa cualquiera.
Archiduque: Solo vine a asegurarme de que no estén destruyendo el jardín..
Eleanor: Demasiado tarde, Su Excelencia, ya floreció la felicidad.
Él sonreía, inevitablemente.
A veces tomaban té juntos, otras caminaban por los senderos del jardín hablando de todo y de nada. Eleanor lo provocaba con bromas, y Robin, aunque intentaba mantenerse formal, cada vez le resultaba más dificil ocultar las risas.
Una tarde, mientras Roland corría tras una mariposa, Eleanor se detuvo junto al archiduque y dijo en voz baja
Eleanor: No sé si me estoy acostumbrando a ustedes o ustedes a mí.
Él la miró, con una sonrisa casi imperceptible.
Archiduque: Tal vez ambas cosas.
En las cenas, el ambiente era completamente distinto al de hacia meses.
Ya no reinaba el silencio tenso.. ahora habia conversación, comentarios divertidos y, a veces, carcajadas suaves.
Roland contaba sus descubrimientos del día, Eleanor exageraba las anecdotas y el archiduque los escuchaba, entre divertido y fascinado.
Eleanor, en secreto, anotaba cada pequeño avance en su cuaderno.
“Día 193: Roland ríe a diario. El archiduque sonríe sin darse cuenta. Conclusión: Operación Conquista… funcionando.”
Y aunque sabía que su plan habia comenzado como una broma, ahora ya no podía fingir.
Lo que sentia cuando Robin la miraba, cuando su voz sonaba cálida y cercana… eso no estaba en ninguna lista.
Los siguientes dias marcaron una nueva etapa para Eleanor.. habia decidido aprender como funcionaba realmente el archiducado.
Si queria quedarse.. y si quería conquistar al archiduque de verdad.. debia entender su mundo.
Asi que una mañana apareció en el despacho con una libreta bajo el brazo, un lapiz en la oreja y la determinación pintada en la cara.
Archiduque: Excelencia, he decidido instruirme en la administración de la mansión..
Robin levantó la vista de sus documentos.
Archiduque: ¿Instruirse?
Eleanor: Sí, necesito saber qué hace exactamente cuando finge estar ocupado para evitarme.
El archiduque sonrió levemente.
Archiduque: No finjo, Lady Eleanor. Mantener esta propiedad requiere más de lo que parece.
Eleanor: Entonces enséñeme. Puedo aprender rápido… más o menos..
El primer día, Robin le explicó los gastos generales del archiducado.. mantenimiento, personal, exportaciones, impuestos.
Eleanor escuchaba atenta… al principio.
A los quince minutos, estaba dibujando flores en el margen de su cuaderno.
Archiduque: ¿Tiene alguna duda?
Eleanor: Sí. ¿Por qué los números no son más bonitos?
Robin soltó una carcajada baja.
Archiduque: Porque si lo fueran, nadie los tomaría en serio.
Roland, que estaba sentado en una silla más pequeña, intervino con naturalidad..
Roland: Puedo ayudarla a entenderlo, madrastra. Yo sé dividir presupuestos.
Eleanor: Maravilloso.. Entonces tú eres mi maestro auxiliar.
Durante los dias siguientes, los tres trabajaron juntos.
Roland le enseñaba con paciencia cómo organizar los registros de la servidumbre, y el archiduque revisaba las cuentas con ella.
Al principio, Eleanor confundía columnas, sumas y sellos.
Eleanor:¿Por qué hay tres libros de cuentas distintos?
Robin: porque uno es para los gastos de la mansión, otro para el comercio y el último para las minas..
Eleanor: Ah… entonces es un sistema de confusión ordenada. Perfecto.
Roland intentó no reír, pero fracasó estrepitosamente.
Roland: No se preocupe, madrastra. Yo también me confundí la primera vez.
Archiduque: tenías tres años jajaja
Roland: Y lo superé con éxito —respondió el niño, serio.
Eleanor los miró a ambos y sonrió.
Aquella pequeña escena.. el padre elegante, el hijo sabio y ella en medio, llena de errores y entusiasmo.. le hizo sentir algo cálido en el pecho.
Por primera vez no se sentía una intrusa en el archiducado.
Al caer la noche, la costumbre de cenar juntos se volvió rutina.
Eleanor contaba sus avances con dramatismo.
Eleanor: Hoy casi logré cerrar el libro de cuentas sin llorar..
Robin reía, y Roland asentía con seriedad fingida.
Roland: Es una mejora, madrastra.
Eleanor: Gracias, mi pequeño contable..
Robin la observaba en silencio, cada vez más fascinado con la facilidad con que llenaba la casa de vida.
Archiduque: Debo admitir que está aprendiendo.. No esperaba que se adaptara tan rápido.
Eleanor sonrió.
Eleanor: Pues yo tampoco. Pero empiezo a pensar que este lugar también me está enseñando a mí.
Robin y Eleanor ya no tendrán que esconder lo que sienten y pronto llegarán las bendiciones 😏🤭
Ese rey cómo le gusta fastidiar a Robin 🤬🤬
A Robin se le reinició el Windows y por fin hablo como debió ser desde un principio y dejar culpas, silencios, orgullos tontos /Right Bah!/