Después de años de matrimonio con Josue de un momento a otro me pide el divorcio. Como volveré a confiar en los hombres?
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Meses de espera
El embarazo estaba siendo muy bueno conmigo, no tenía malestares de que preocuparme, me centre en las quimios de Arturo y eso si no iba tan bien, pues cada vez se veía más débil, la boca se le llenó de llagas por lo que le era muy difícil comer, le tuve que dar suplementos líquidos, que solo toleraba si se los daba con popote, para no tener que abrir mucho la boca. Aun en esas condiciones, diario me acariciaba el vientre y le hablaba, estaba muy seguro de que era un varón. Yo no tenía preferencia, lo que fuera estaría bien mientras naciera sano.
Yo quería buscar el nombre perfecto para el bebé, quería que fuera escogido con calma y amor por parte de ambos, toda la familia y amigos sugería y opinaban tanto de nombres de niño y de niña, el me decía que sería más fácil cuando nos dijeran el sexo del bebé, pero seguían pasando muchos posibles nombres. Arturo e dijo que había que ponerle un nombre de una persona muy admirable, y entonces le dije que se debía llamar Rubén, como su papá y su abuelo, que para mí eran un ejemplo de ética, trabajo y fortaleza, y así también podíamos seguir la tradición de ponerle el nombre del padre al primogénito, pero si es niña, me gustaría Victoria, como la mamá de Vale, quien ha sabido ganarse mi corazón y respeto por ser una persona tan especial, que me ha recibido en su familia como si fuera verdaderamente parte de ella.
Él sugirió Franco, que era un profesor que le ayudó mucho en sus años en el extranjero, y a quien admiraba por sus conocimientos, empatia y ética a prueba de todo, y Ana, el nombre de su abuela paterna que tanto lo había querido y consentido cuando era niño, y de la cual tenía los mejores recuerdos.
Así que quedamos de acuerdo en que si era niño se llamaría Franco Rubén, y si era niña Ana Victoria.
También quería que escogiéramos a sus padrinos, él no tenía muchos amigos actualmente, había perdido contacto con los que tenia aqui cuando se fue a estudiar, y esos pocos amigos que hizo en el extranjero, andaban regados por el mundo ocupados en trabajar y hacerse de renombre. Así que los candidatos naturales se concentraba entre Valentina con David y Citlalli con Mauro.
No tuvimos que pensarlo mucho, ya que los primeros no estaban casados y Mauro se había hecho indispensable en toda esta etapa, ya que nos ayudaba en todo lo que podía. Así fuera agendando citas médicas, interpretando resultados de los estudios, ajustando suplementos alimenticios, resolviendo nuestras dudas y animando nos en cada momento. Así que los padrinos también ya estaban escogidos y ni por un momento pensamos en que se pudieran negar.
Mi pancita ya era muy notoria, estaba por cumplir los cuatro meses y faltaba poco para conocer el sexo de nuestro pequeño milagro, que ya se mueve cuando oye a su papá hablarle. Esos momentos hacen que todo valga la pena, tener a mi esposo y a mi hijo.
Me realizaron la ecografia a la que asistimos con muchos nervios pero también entusiasmo, mientras me aplicaba el frío gel yo temblaba y Arturo sostenía mi mano, cuando la doctora nos dio la noticia, ambos la recibimos con mucha alegría y lagrimas en los ojos, él tuvo razón, era un niño, y a todos les gustó la noticia. Especialmente a Don Rubén, que veía otra generación en la dirección de la empresa en la que ha dejado tanto esfuerzo. Mis padres no podían esperar para que su primer nieto llegara al mundo. Ese día fue de felicidad completa, puesto que también nos dijeron que todo se veía muy bien y nuestro tesoro estaba sano.
Ya sabiendo que sería, fuimos comprando poco a poco todo lo necesario para recibirlo. Íbamos por ratitos a los centros comerciales, para no agotar al futuro papá, pero teniéndolo presente como el deseaba, además así podía salir a distraerse un poco.
Escogimos juntos los muebles para la recámara de Franco, su carriola, la silla para el auto y hasta la bañera, cobijas, toallas, biberones, artículos de higiene y hasta juguetes fueron elegidos con cuidado y cariño, compramos poca ropita, ya que sabíamos que de parte de todos nuestros seres queridos nos iban a obsequiar mucha.
Mi suegra ya estaba planeando un baby shawer qué más bien sería una comida informal para celebrar al nuevo integrante de la familia que crecía cada día más en mi interior, pues era el primer nieto tanto de mi parte como de la de él.
Yo también quería contagiar a todos los que habían estado en ese tiempo tan difícil y nos apoyaron de manera incondicional. Era una forma de dar las gracias.
La celebración se llevó a cabo en el jardín de la casa, bellamente decorado con globos y arreglos florales qué tenían detalles alusivos en papel azul y blanco. La comida preparada con esmero, incluía platillos y postres sencillos para que Arturo pudiera comer a gusto sin que le hicieran daño, así como otras preparaciones más elaboradas para agasajar a todos los invitados y terminamos con un pastel tan hermoso que daba pena cortarlo. Estaba cubierto con fondant blanco con una textura que simulaba ser una cobijita tejida, y tenía figuras de chupones, sonajas, zapatitos, y baberos en color azul, rematando con un letrero que decía bienvenido Franco Rubén.
En medio de la celebración, decidimos dar la noticia de que ya habíamos escogido a los padrinos, y delante de todos les pedimos a Citlalli y Mauro que nos hicieran el honor de ser nuestros compadres, obviamente aceptaron con gusto y entre aplausos de todos los asistentes, sellamos la promesa con abrazos cariñosos.
Como anticipamos, recibimos muchos regalos, ropita de varios tamaños muy colorida y hermosa, pañales, y hasta un monitor para oír al bebé sin estar en su habitación. Ya teníamos lo necesario a pesar de que faltaban más de 2 meses para el feliz día.
Fue un día feliz, especialmente para nosotros, al ver la alegría de todos nuestros seres queridos, entusiasmados con la llegada de nuestro bebé.