"Fantaseo Con Esas Curvas" es una novela que narra la historia de un hombre que, a pesar de los estereotipos y las normas sociales, se enamora perdidamente de una mujer con sobrepeso. Alejandro, un joven exitoso y atractivo, ha pasado toda su vida rodeado de mujeres delgadas y "perfectas" según los cánones de belleza establecidos. Sin embargo, un día conoce a Sofía, una mujer con curvas generosas que cautiva su corazón desde el primer momento. A medida que su relación avanza, Alejandro debe enfrentarse a sus propios prejuicios y a la presión de su entorno, que no entiende cómo puede estar enamorado de alguien que no encaja con los ideales de belleza tradicionales. Sofía, por su parte, lucha por aceptarse a sí misma y superar sus inseguridades, mientras descubre que el amor verdadero puede encontrarse en los lugares más inesperados.
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Capitulo 5
Sofía
Mientras camino hacia el café donde Alejandro y yo nos hemos citado, no puedo evitar sentir una mezcla de emoción y nerviosismo revoloteando en mi interior. Han pasado ya varios meses desde nuestro primer encuentro en el parque, y nuestra relación se ha ido fortaleciendo día a día, convirtiéndose en algo que va mucho más allá de una simple amistad.
Recuerdo vívidamente aquel día en el que lo volví a ver, sentado en una de las bancas del parque con la mirada perdida en el horizonte. Mi corazón se aceleró de inmediato al verlo, y sin pensarlo dos veces, me acerqué a él. Cuando nuestras miradas se encontraron, pude ver reflejada en sus ojos la misma sorpresa y emoción que yo sentía.
A medida que la conversación fluía, fui descubriendo más y más facetas de Alejandro que me cautivaban cada vez más. Su inteligencia, su sensibilidad, su sentido del humor y esa forma tan especial que tiene de hacerme sentir única y valiosa, me tienen completamente hechizada.
Conforme hemos ido pasando más tiempo juntos, nuestra conexión se ha ido fortaleciendo. Podemos pasar horas hablando de cualquier tema, riendo y disfrutando de la mutua compañía. Y aunque en un principio intentaba mantener cierta distancia, poco a poco he ido cediendo a los encantos de Alejandro, dejándome llevar por esa atracción que parece consumirme por dentro.
Recuerdo una ocasión en particular, en la que Alejandro me invitó a dar un paseo por el parque. Caminábamos tranquilamente, disfrutando del atardecer y de la belleza del entorno, cuando de pronto tropecé con una piedra y estuve a punto de caer. Por puro reflejo, Alejandro me sujetó entre sus brazos, evitando que me golpeara.
En ese momento, nuestros rostros quedaron a escasos centímetros y pude sentir su cálida respiración acariciando mi piel. Nuestras miradas se encontraron, y por un instante eterno, todo a nuestro alrededor pareció detenerse. Fue como si existiéramos sólo nosotros dos, en un universo aparte donde nada más importaba.
Lentamente, Alejandro fue acercando su rostro al mío, y supe que estaba a punto de besarme. Una parte de mí anhelaba sentir el contacto de sus labios sobre los míos, pero al mismo tiempo, el miedo a ser rechazada una vez más me frenaba. Así que, con todo el pesar de mi corazón, me separé de él, rompiendo el hechizo.
Desde entonces, Alejandro ha respetado mi ritmo, consciente de que necesito tiempo para sentirme segura y para confiar plenamente en él. Y se lo agradezco profundamente, porque sé que no es fácil mantener la calma cuando se está tan enamorado como él parece estarlo.
Sí, he llegado a la conclusión de que Alejandro se ha enamorado de mí. Y, para ser sincera, esa idea me asusta y me emociona a partes iguales. Por un lado, es maravilloso saber que alguien me ve más allá de mi apariencia física, que se ha fijado en la riqueza de mi interior. Pero, por otro lado, me aterra la posibilidad de que, una vez más, pueda salir lastimada.
A lo largo de mi vida, he tenido que enfrentar muchos desafíos y prejuicios por no encajar en los estándares de belleza establecidos. He sido objeto de burlas, de miradas de lástima e, incluso, de rechazo abierto. Y eso ha dejado una huella profunda en mi autoestima, haciéndome dudar constantemente de mi valor como persona.
Pero Alejandro es diferente. Desde el primer momento, me ha hecho sentir especial, valiosa y aceptada tal y como soy. No ha intentado cambiarme ni adaptarme a un molde que no me corresponde. Al contrario, parece fascinado por cada una de mis particularidades, por cada curva de mi cuerpo y por cada rasgo de mi personalidad.
Y eso me aterra, porque no puedo evitar preguntarme: ¿Cuánto tiempo durará esta ilusión? ¿Será capaz Alejandro de mantener su interés por mí a pesar de los prejuicios y las presiones sociales? ¿O terminará cansándose de mí, como todos los demás?
Sé que debo confiar en él, en sus palabras y en sus acciones. Pero la duda y el miedo siguen rondando en mi mente, impidiéndome entregarme por completo a esta relación que parece estar floreciendo entre nosotros.
A veces, me sorprendo a mí misma deseando con todas mis fuerzas que Alejandro sea sincero en sus sentimientos, que realmente me ame tal y como soy. Pero luego, me recrimino por ser tan ingenua, por permitir que mi corazón se ilusione demasiado rápido.
Porque, después de todo, ¿qué puede ver en mí un hombre como él? Alejandro es exitoso, atractivo y seguramente podría tener a cualquier mujer que quisiera. ¿Por qué habría de fijarse en alguien como yo, que no encaja con los estándares de belleza impuestos por la sociedad?
Estas preguntas me atormentan constantemente, robándome el sueño en las noches y nublando mi mente durante el día. Y sin embargo, cada vez que estoy con Alejandro, siento como si todo lo demás desapareciera, dejando sólo esa conexión especial que parece unir nuestras almas.
Es en esos momentos, cuando me mira con esa intensidad abrumadora y me hace sentir como si fuera la única mujer en el mundo, que comienzo a creer que tal vez, sólo tal vez, pueda ser digna de su amor.
Hoy, mientras me dirijo al café donde hemos quedado, no puedo evitar que los nervios me traicionen. ¿Qué pasará esta vez? ¿Volverá a intentar besarme? Y si lo hace, ¿tendré el valor suficiente para no huir?
Suspiro profundamente, intentando calmar los latidos desbocados de mi corazón. Debo dejar de atormentarme con tantas preguntas y simplemente disfrutar del momento. Alejandro ha demostrado una y otra vez que es un hombre paciente y respetuoso, que está dispuesto a ir a mi ritmo y a esperar el tiempo que sea necesario.
Finalmente, alcanzo a divisar la entrada del café y mi pulso se acelera aún más. Ahí está él, esperándome con esa sonrisa que me roba el aliento. Nuestras miradas se encuentran y es como si el mundo a nuestro alrededor se detuviera, congelado en el tiempo.
Lentamente, me acerco a él y lo saludo con timidez, sintiendo como si mis mejillas estuvieran a punto de arder. Alejandro, en cambio, me recibe con los brazos abiertos, envolviéndome en un cálido abrazo que me hace sentir segura y protegida.
-Me alegro mucho de verte, Sofía -susurra en mi oído, con esa voz grave que hace que se me erice la piel.
Mientras ellos sean felices, los demás les resbale.