tendrá que enfrentar su pasado para forjarse un
futuro de felicidad junto a ella sin sentarse frustrado…
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CAP 9
Los niños están desarrollando sus cuerpos y sus mentes. Conseguirán grandes
cosas. ¿Quién sabe? Uno de ellos podría fundar un colegio o un hospital, o dar a luz a
un científico que cure una enfermedad, o a un misionero que viaje por el mundo.
Sólo somos partes minúsculas de un cuadro infinito. Todo lo que hacemos está conectado
Ismael reconoció toda la alegría y esperanza que faltaba en su propia vida.
Envidiaba su vitalidad y su optimismo. Madison representaba todas las cosas que él
deseaba. Nunca volvería a ser tan inocente, nunca compartiría su idealismo.
Sus ojos se encontraron durante unos segundos.
Nunca nadie había desafiado a su control con tanta fuerza como esa mujer.
Representaba todo lo que él anhelaba. Y todo lo que no era. Ismael se inclinó sobre la mesa y agarró una zanahoria.
—Creo que necesito una de éstas. ¿Quién sabe lo que me espera esta tarde?
Mordió la zanahoria con gran estruendo.
Madison harqueó una ceja como si temiera que estuviese tomándole el pelo.
—Me has convencido —le aseguró él—. Cada tarea es importante.
Masticó la zanahoria y pensó en los animales salvajes que había tratado y
liberado, preguntándose cómo su interferencia en sus vidas afectaba a la naturaleza.
No comprendía a la gente que no sentía compasión por los animales o los hombres,
pero comprendía la pasión de Madison por las pequeñas tareas que realizaba cada
día. Todas las personas necesitaban creer que estaban cambiando el mundo, que
había un propósito y una función en sus vidas más allá de pasar las horas y los días.
—Eli me ha pedido que vuelva más tarde —dijo él. Su hermana nunca le
pedía muchas cosas, pero quería que vigilara a Madison y a los niños.
—¿Por qué no vienes a cenar durante la semana? —preguntó Madison
inesperadamente.
—Eli me lo pide. A veces acepto. Supongo que pienso que las noches entre
semana son sus momentos familiares.
—Pero tú eres de la familia.
Ismael se encogió de hombros.
—Pondré unas cuantas zanahorias más en la cazuela.
Ismael no se sentía cómodo pasando más tiempo del necesario con Madison, pero,
si Eli y Caleb lo necesitaban, allí estaría.
El sonido del timbre en la puerta principal llamó su atención y madison se puso
en pie, limpiándose las manos en el delantal. Regresó segundos después.
—Es un hombre preguntando por ti —dijo.
Ismael recorrió el pasillo hasta el vestíbulo, donde Matt Dearborn lo esperaba
sombrero en mano.
—Matt —dijo Ben.
—¿Tienes tiempo para venir a ver a mi caballo? Pennie está hinchada y no
come.
—Iré ahora mismo —dijo ismael—. Mis otras citas pueden esperar hasta esta
tarde.
—Muchas gracias —dijo el otro hombre con mirada de alivio.
ismael se dio la vuelta y vio a Madison con su sombrero en la mano. Se lo entregó.
Le dio las gracias y siguió a Matt fuera de la casa.
Aquella misma tarde, Ben terminó su trabajo en el rancho Iverson, donde había
inoculado a los animales de Pete Iverson y había examinado a una yegua con ojos
mustios. Le había aplicado un ungüento y le había dejado otro tubo a Pete tras
enseñarle a aplicárselo a la yegua una vez al día.
Se montó y dirigió a Titus al pueblo. La biblioteca ya estaba cerrada cuando
pasó por delante. Se detuvo para comprar algunas cosas en el mercadillo. Finalmente
le pidió a Hazel Paulson unas cuantas gominolas y se guardó la bolsa en el bolsillo
de la chaqueta tras pagar.
Aliviado por no tener que cocinar, cabalgó hacia casa de su hermana,
recordándose a sí mismo que aquella visita era a petición de Eliz. Ató a Titus a un
poste junto a la entrada. La imagen de los cuatro niños y leonardo sentados en sillas en
el porche hizo que se detuviera.
Leonardo l bajó las escaleras y los demás lo siguieron. Buddy Lee los siguió
maullando. Los niños hablaban todos a la vez.
—¡Mamá está teniendo al bebé! —gritó Zoe .
—Caleb lleva con Eliz toda la tarde —dijo leonardo.
—La señora Corni también está aquí —dijo Nicolas.
—Yo tengo hambre —balbuceó fara.
—Es hora de cenar —dijo isma conduciéndolos de vuelta a la casa—. Yo también
tengo hambre.
—La señorita madi está preparando la cena —contestó fara.
—¿Y por qué no están ayudándola?
—antoni y yo estábamos ayudando, pero nos dijo que vigiláramos a fara —
dijo Zoe.
—¿Chicas, por qué no se van a jugar mientras yo voy a ver cómo va la cena? —
sugirió ismael señalando hacia el columpio que había en un lateral del jardín.
Zoe y fara salieron corriendo y leonardo acompañó a Ismael a la casa.
—¿Cuánto tarda esto del bebé? —preguntó leonardo—. No recuerdo que tardara
tanto cuando nació fara.
—No creo que haya una regla exacta —le dijo ismael.
Encontró a Madison en la cocina con el pelo recogido.
Ella levantó la vista del cuenco de patatas que estaba machacando y le dirigió
una sonrisa.
—Hola, ismael.
Ismael abrió la puerta trasera y la ventana del techo para dejar entrar el aire.
Buddy Lee entró inmediatamente y ismael pasó cinco minutos tratando de sacar al gato
de debajo de un armario.
Qué tal vas? —le preguntó a Madison.
—Las cosas se han complicado esta tarde. Fui a hacer un recado para el doctor
Cristaldi y he empezado a preparar la cena tarde.
—leo y yo te ayudaremos.
Pareció aliviada, pero dijo:
—No es necesario.
—Puede que no, pero vamos a ayudarte de todas formas. ¿Qué podemos hacer?
—Puedes sacar el asado de esa cazuela y trocearlo. No pelé las patatas a tiempo
para cocinarlas con la carne, así que las he hervido. De todas formas, a los niños les gusta más pure. leo, ¿puedes poner los platos en la mesa del comedor? Allí
hará menos calor. Diles a los niños que se laven las manos y te ayuden con la
cubertería y las servilletas.
(SI YA LLEGARON HASTA AQUI DEN ME ME GUSTA PINCHES RATAS 😒)
FIN. 👻