Traicionada

El rey Carpio mira a su hija, la princesa Majic de Susumira, se encuentra practicando el ataque con lanzas y espadas. Hace unos meses ha regresado de Fontana, después de la anulación del matrimonio con el rey Fortem; como si hubiera pasado su vida practicando entre armas y tácticas de guerra, la princesa aprendía rápido el manejo de cualquier arma, y en cada entrenamiento parecía una guerrera letal con rostro de ángel.

- "La princesa se esfuerza en hacer siempre todo bien, parece nunca querer descansar; se nota que es fuerte y con su poder de curación se recupera fácilmente, pero me preocupa tanta exigencia", le comenta el Canciller de Guerra al monarca.

- "No es exigencia, es distracción. Hace muchas cosas para no pensar tanto en la persona que dejó allá, extraña con desesperación al príncipe Josag", manifestó el rey Carpio.

Majic se acerca a su padre, quien le dice que se ponga cómoda, que tiene que pedirle algo especial.

Más tarde, cuando la princesa de Susumira ingresa a la habitación, ve al hombre recostado en la cama, han cubierto su cuerpo con hojas y ungüentos, tiene quemados parte del rostro y otras partes del cuerpo, pero aún respira aferrándose a la vida; ella se acerca con cuidado mirándolo detenidamente, de manera imprevista aquel hombre agarra la mano de Majic.

- "Huimang", expresó el rey Khwan con mucha dificultad.

La princesa Majic sintió la magia de la sanación al salir de su cuerpo de manera involuntaria, así que se soltó inmediatamente, aun así tomó el suficiente poder para curar parte de la quemadura que el rey de Pallango tenía en el rostro.

- "¿Quién es él?", preguntó inquieta Majic.

- "El rey de Pallango, ¿por qué palideciste?", preguntó preocupado el rey Carpio.

- "Fue atacado con un poder parecido al de la bruja de tierras lejanas de Hurmaya, hace ya tiempo cuando aún no conocía bien las implicancias de mis poderes, curé de manera inmediata al príncipe heredero de Pridora, es decir una persona de sangre real, y aunque estuve bien un par de días, después sufrí de una fiebre muy fuerte que duró varios días; fue la primera vez que la melodía de la voz de Josag no me dejó morir; aún ahora hay momentos en que mi magia sale sin permiso, ante el ruego inconsciente de alguien de corazón noble que quiere ser sanado. Este hombre tiene una magia muy fuerte dentro de él, si lo curo de inmediato podría ser fatal para mí", manifestó Majic.

- "Es lo que temía, por eso esperé a que la energía maligna bajara un poco su intensidad para llamarte", dijo el rey Carpio.

- "Lo ayudaré a sanar, pero tendrá que ser de manera progresiva, creo que en quince días estará completamente sano", dijo la princesa Majic.

Padre e hija miraban al hombre que sufre en un estado tan calamitoso, lo ayudarán, pero tomará tiempo, él parece luchar por sobrevivir después del dolor y el sufrimiento, como lo vienen haciendo ellos, tras años de sacrificios.

Por otro lado, Huimang se acomoda la armadura y empuña la espada, se dirige a los hombres de su ejército.

- "La lucha ha sido dura y feroz, algunos de nuestros compañeros han dejado su sangre en la tierra para que la meta del rey Khwan no muera con él, hizo cada cosa en la vida para lograr un reino fuerte, que cuide a su gente, que le ofrezca a cada quien la oportunidad de una vida digna, y que le dé a los niños la confianza de soñar con libertad; la avaricia, el egoísmo y el hambre de poder tiñó de rojo nuestra nación, hoy les pido pelear la última batalla, hoy les pido pensar en el rostro de todos aquellos que esperan que los protejamos porque no tienen la fuerza para hacerlo ellos mismos; hoy sé que les estoy pidiendo un salto de fe, ante lo único que les puedo dar ahora que es la esperanza", exclamó la reina desde el corazón.

- "¡Salve a la reina Huimang!, gritó Lord Chien.

- "¡Salve a la reina!", vitorearon todos.

El ejército de la reina Huimang emprendió la marcha, ella pudo haber decidido quedarse en aquella montaña, tal como le sugirió el general del ejército, Lord Chien, pero ella se había negado completamente, estaba convencida de que debía marchar con ellos y no se había equivocado, al verla con ellos había llenado de valor el espíritu de los combatientes, la reina se había hecho una más de ellos y combatía por igual, eso causó una enorme admiración en cada integrante de su ejército.

El príncipe Bupae, quien se había autoplocamado rey, se atrincheró en el palacio, ordenando a sus hombres protegerlo, prometiendo riquezas inimaginables; sin embargo, ver la cobardía de su líder, había menguado la moral de sus hombres y se preguntaban si valía la pena seguir con esa lucha.

- "¡Nos atacan!, ¡Soldados en formación!", gritó el vigía.

Tras ataques con flechas y resistencias a las bolas de fuego lanzadas, el ejército de Huimang logró ingresar al palacio, el sonido de las espadas inundaron todo el lugar, el propio Bupae siguió escondido, había intentando escapar por detrás, pero había hombres de la reina cubriendo el lugar.

Al estar sin alguien que los guiara, los hombres de Bupae empezaron a rendirse. Cuando por fin, tras horas de combate Huimang había tomado el control del palacio, trajeron a rastras al hombre que había iniciado el baño de sangre y lo hicieron ponerse de rodillas delante de la reina.

- "Mataste a tu hermana mientras no podía ni ponerse se pie después de la tortura, mataste a tu hermano, el rey, a traición, renunciaste a tu herencia mágica por las riquezas corrosibles y un poder inútil ante alguien que carece de lo más elemental para ser un gobernante, el amor a su pueblo. Te demostraré la misma piedad que nos mostraste", expresó con furia Huimang.

La reina levantó su espada y la dirigió con furia hacia el cuello del príncipe Bupae, él cerró los ojos y orinó sobre sus ropas.

- "Llevenlo a las mazmorras y vigilenlo", ordenó la reina, "pensaré una tortura para cada día, la misma piedad tendrás, es decir, absolutamente nada", continuó diciendo la reina para seguir de frente e ingresar al palacio.

La reina se dirigió al salón del trono, se sentó mientras Lord Chien traía la corona, cuando se la puso, todos dieron arenga de victoria, la reina Huimang estaba de vuelta en el trono.