Lucía, luego de morir despierta en la última novela que leyó, pero lo más extraño de todo eso fue que despertó en el personaje que más odiaba...
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capítulo 8
En el jardín del ducado, la duquesa se encontraba en compañía de Dayana, Emilia y Sarah tomando el té, cuando su hija comenzó a contarle lo que había sucedido la tarde anterior. La duquesa aunque no le había gustado mucho la idea de que ambas habían ido al campo de entrenamiento, se olvidó de eso en cuanto les contaron las caras que habían puesto los tres jóvenes cuando Dayana se había burlado de su desempeño.
— Tenías que haberlos visto madre. Después de lo que dijo la señorita Dayana, los tres parecían estar furiosos...
La duquesa reía al igual que su hija y luego de calmarse dijo.
— Pero cuénteme señorita Dayana, había visto antes alguna batalla...
– No, pero cuando me dijeron que seria una batalla de verdad y que ellos no jugaban con sus espadas, creí que mínimo cortarían algún brazo.
La duquesa río por la exageración de la jovencita y agregó.
— Aun así Sarah, no estuvo bien que ambas estuvieran presentes en la práctica de tu hermano. Los nobles son malintencionados y si se llega a saber esto la emperatriz y el emperador lo pueden tomar a mal.
Sarah bajo su cabeza y luego la duquesa miró a Dayana y también la regaño.
— Usted también señorita Lauren, sé que vive lejos de la capital y es por eso que aún no conoce bien que está bien o mal visto, pero es mejor evitar habladurías y más cuando aún no se ha comprometido.
— Gracias duquesa por su preocupación, pero aun así creo que en un futuro estaré en boca de todos los nobles de este imperio. Quiero ser una mujer soldado, ya hablé con mi padre y sé que pronto él buscará la manera de ayudarme. Me gustaría ser una mujer fuerte e independiente, para en un futuro poder defender y proteger a mis seres queridos.
Al oír esto tanto la duquesa como la princesa miraron a la chica con admiración y la duquesa agregó.
— Señorita Dayana, ¿Está segura del camino que intenta tomar? He sabido que en otros imperios y reinos vecinos hay mujeres soldados, pero en este imperio y en los más de doscientos años de historia que tienen, jamás ha existido una mujer soldado. Sabe que si sigue por ese camino es posible que nunca pueda casarse y formar una familia...
— Estoy segura de que si lo conseguiré, pero a su tiempo. Aún soy joven y en caso de no poder casarme, habré logrado algo mucho más importante. Hay que romper con las tradiciones donde las mujeres solo servimos para una sola cosa. Yo aspiro a más, quiero ser alguien que inspire respeto y nobleza, que las personas me admiren y que mi valor no lo determine mi título. — Al oír lo que había dijo bajo su mirada y agregó — Lamento si mis palabras fueron un poco groseras...
— Para nada querida. Lo que tú dices es lo que cualquier emperatriz quiere. Pasar a la historia por sus proezas.
— No me malinterprete duquesa, yo no busco el puesto de una emperatriz. Yo quiero ser una general, comandar legiones y estar a la par de mis compañeros de batalla.
Lucia siempre había soñado con ser alguien así de importante, pero para su desgracia en su vida pasada solo utilizo toda su destreza en ser una asesina de la mafia, no había gloria, ni respeto en lo que hacía. Solo había miedo y la lealtad era algo que escasa vez veía en sus compañeros.
La duquesa al escuchar a la joven sonrió y agregó.
— Entiendo perfectamente a lo que te refieres, siempre he querido que mi hija pudiera ser lo que tú quieres, una líder nata. Si eso es lo que quieres, ni familia te aportará. Pocas veces me han agradado las amistades de mis hijos, y es por eso que muy pocos nobles visitan nuestra casa.
Lucia sonrió por las palabras de la duquesa y al mirar a su amiga dijo.
— Sí me convierto en soldado te juraré lealtad. Prometeré seguir tus órdenes y mantenerte a salvo siempre.
Sarah se sonrojó por las palabras tan apasionadas de Dayana y pronto vieron como el duque y el barón llegaban junto a ellas. Luego de estar hablando por un rato más la duquesa saco el tema nuevamente y contándoles de lo que estaban hablando antes de que llegarán agregó.
— Creo que la señorita Dayana está muy convencida de lo que quiere para su futuro.
El barón miró a su hija y luego de un suspiro agregó.
– Puede notarlo esta mañana, es por eso que hablando con el duque es que llegamos a un acuerdo. Él quiere entrenarte.
Dayana sonrió ampliamente y mirando al duque Milton dijo.
— Muchas gracias excelencia, le prometo que aprenderé rápido.— Dayana volteó a ver a Sarah y la veo que ella parecía estar algo rara dijo.— También podría aprender usted princesa. Pronto será parte de la realeza y sería bueno que supiera como defenderse en caso de encontrarse sola.
La duquesa miró a su hija y está devuelta.
— La señorita Dayana tiene razón Sarah. Antes no lo permití porque no lo creía necesario, pero ahora que te has comprometido con su Alteza, es mejor que estés preparada también físicamente.
Al escuchar esto Sarah sonrió y asintiendo miró a su padre dijo.
— Muy bien, ya escuchaste a madre, padre. ¿Cuándo empezamos?
Dayana sonrió porque por fin vería a su villana favorita en acción. En la novela decían que ella era muy buena manipulando la espada, su hermano le había enseñado todo lo que él sabía a escondidas de su madre, y aunque Sarah fingía no saber luchar, cuando fue necesario pelear con unos bandidos para salvar su vida, así lo hizo y es ahí donde ella demuestra su potencial.
El duque al ver que su hija estaba tan emocionada dijo.
— En la tarde empezaremos con algunos ejercicios. Pero a partir de mañana voy a necesitar que la señorita Dayana empiece a venir mucho más temprano. Es necesario entrenar temprano para no cortar con sus otros deberes del día.
Ambas asintieron ante las palabras del duque y luego de comer algo liviano, Sarah le presto un cambio de ropa más cómoda a Dayana y ambas siguieron al duque para empezar con su lección. Dayana sabía que tarde o temprano se iba a salir con la suya, pero tal parecía que al ella estar ocupando el cuerpo de la protagonista, todo seguía saliendo a su favor. Sin tomarle mucha impotencia a su hipótesis siguió al duque al campo de batalla y junto con Sarah, prestaron suma atención a lo que el duque les enseñaba...