¿Cómo inició? como para terminar de este modo. Frente al Archiduque Maximilian yacía la mujer que creyó muerta.
Aquella dama que todo el mundo creyó muerta. Pero ante la conmoción de todos en aquel banquete Imperial, la voz del principe heredero que no ocultaba su molestia frente a la situación resonó en todo el salón.
«¡¿Cómo te atreves?!»
Él era un hombre que estuvo en la guerra desde hace 15 años, pero lo que los sorprendía no era la cara del principe heredero lleno de un aura asesina, sino el niño pequeño que traía en sus brazos, uno que tenía su mismo cabello blanco.
Y para Maximilian la cara de la dama no era lo que él conocía.
Ella no podía ser Jadella, ella no podría ser su difunta esposa, ella no podía serlo, por qué la Jadella que él conocía... jamás lo miraría con tanto desprecio.
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JAURÍA
«¿Está segura señora?»
Preguntó Yair a Jadella mientras ya iba a medio camino de llegar al Ducado Horteira montados en un caballo, ya que no podían usar un carruaje, por que sino Maximilian se enteraria.
«si, quiero ver a mi madre aunque sea de lejos»
«...bien»
Avanzaron tranquilamente, pero el sexto sentido de Yair sabía que algo estaba mal en su camino, cuando pasaron por un pequeño claro en medio del bosque por dónde trataban de llegar al Ducado Horteira asesinos los rodearon tanto en tierra como algunos firmemente parados en las ramas de los árboles.
«tch»
Jadella se asustó y Yair apretó con fuerza la riendas de su caballo.
«¿Qué... está pasado?» [¿Quienes son todos ellos?]
«sujetese fuerte señora»
Jadella tomó su cintura sin objetar y Yair azotó el caballo con fuerza desviando su camino del Ducado Horteira.
El galopar de más de un caballo hicieron que Yair volteara hacía atrás viendo algunos asesinos seguirles el paso con más caballos y apuntando con flechas.
«¡Yair!»
Jadella hizo que la cabeza de su caballero besara el cuello del caballo logrando salvarlo de que un asesino entre los árboles le hiera garganta.
El caballero volvió a levantar la cabeza viendo por un segundo al asesino que por poco lo degolla, sin embargo, rápidamente volvió su mirada al frente para estar alerta, pero no se olvidó decir:
«gracias señora»
Esquivaron flechas y a un par de asesinos más antes de que muchos cunai fueran lanzados y cayeran al cuerpo del caballo haciéndolo caer y por consiguiente Yair y Jadella también cayeron.
«¡¡Ah!!, ouch...»
Estando en el piso, Jadella trató de levantarse a pesar que la caída fue brutal debido a la velocidad en la corría el caballo.
Sus ojos temblaron al igual que su cuerpo adolorido con algunas ramas pequeñas atravesando su suave piel.
[¡Definitivamente están tratando de matarnos!]
«¡Señora Jadella!»
Jadella que apenas se intentaba parar vió caer cerca a su mano gotas de sangre primero y luego un pequeño charco. Levantó la mirada con rapidez con un muy mal presentimiento.
«Yair...»
«Cough»
Siete espadas atravesaban el cuerpo de su caballero que se veía claramente la protegió con todo su cuerpo.
«no...»
«señora... cof, huya...»
Yair estaba cayendo al piso ante una Jadella que no sabía cómo actuar ante tal acontecimiento. Los asesinos la rodearon con espadas listas para atrevesarla.
[Por favor... Yair no puede morir así..., que alguien]
Las lágrimas ya estaban recorriendo su mejilla.
[¡Por favor alguien!]
Antes de que los asesinos la atravesaran con sus espadas un fino silbido atravesó el bosque haciendo que se oyera por todo lugar posible.
Grrr...
Los asesinos se miraron así mismos buscando al causante, pero antes de pensar mejor las cosas una jauría de lobos blancos rodearon a todos los asesinos y a diferencia de esos hombres, las bestias no perdieron tiempo para atacar a matar.
¡¡ROAR!!
Mordian los tobillos hasta salpicar sangre y manchar su pelaje, al tumbarlos en el suelo otro lobo de encargaba de morder su cuello sin compasión.
Ante la masacre que estaba ocurriendo a los ojos de la rubia, un asesino ignoró a sus compañeros y levantó su espada para terminar con la vida de su objetivo, pero cuando apenas si iba descendiendo la afilada arma una flecha atravesó el cráneo del asesino.
Las pisadas de un caballo negro se hicieron más cercanas y Jadella miró lentamente en la dirección de donde fue disparada la flecha.
Ahí vió a un hombre que en cierto modo se le hacía familiar debido al cabello blanco que resplandecía junto a esos ojos de un profundo negro.
Lo vio descender de su caballo desenfundando su espada y con una mirada sin emoción pasó corriendo al lado de Jadella y ayudó a la jauría de lobos a asesinar a los asesinos que no trataron de huir: Tenían que acabar su trabajo o morir, esa era su ley.
Aunque hubiera sangre salpicando a diestra y siniestra, Jadella respiró tranquila por fin y en su lugar se preocupó más al sentir la sangre de su caballero esparcirse más y más en las fértiles tierras de ese bosque.
«¡Yair!»
Lo hizo descansar en su regazo, estaba desesperada y no sabía que hacer primero. Movía las manos en un intento de hacer algo, pero no hacía más que moverlas en el aire porque no tenía ni idea de lo debía que hacer.
«Yair, por favor, no te mueras. ¡Si te mueres te voy a odiar durante toda mi vida!, ¡Lo digo enserio!»
El hombre de cabellos blancos atravesó la mandíbula y el cráneo del último asesino y sacudió la espada ensangrentada para finalmente volver a guardarla y mirar a la damisela que salvó.
La veía llorando frente al cuerpo de ese hombre vestido de caballero.
Caminó con toda tranquilidad a la mujer y el casi cadáver y se inclinó a la altura de Jadella.
«¿Es alguien importante?»
Preguntó, a lo que Jadella dijo sollozando:
«es mi guardia, sniff, él... Yair tenía la orden de cuidarme, sniff» [si no hubiera insistido en venir al Ducado Horteira, esto no habría pasado. Es mi culpa]
«ya veo»
El hombre tomó la cuellera de Yair y lo arrastró lejos del regazo de Jadella y tenderlo en el suelo.
«¿Qué- qué hace?»
«voy a ver si atravesaron algún punto vital»
«¡!»
«con suerte y tal vez podamos salvarlo»
«¡Por favor!»
«está bien. Ayúdame trayendo un poco de agua en mi cantinflora en mi caballo»
Jadella se levantó rápido y fue al caballo del desconocido junto a unos tres lobos blancos de los 12 que había con los hocicos manchado de rojo por la masacre anterior. Era inevitable asustarse, pero el hombre la calmó.
«no se si haya más asesinos, será mejor si ellos te acompañan. No te harán daño»
Jadella estaba temblando, pero viendo a Yair en posibilidad de morir, se mordió los labios y dio la vuelta con un...
«gracias»
***
El hombre oculto de cabellos verdes se arrodilló frente a Aisha que terminaba de comer en su habitación.
«princesa»
«¿Ya la mataste?»
«contraté al gremio de asesinos, si sólo Sir Yair la acompaña, le aseguro que está ya no volverá»
«jum jum, parece ser que es un gran día»
El hombre peliverde también le entregó un frasco con un color transparente.
«también, logré conseguir la "medicina" que pidió»
Aisha estaba más que contenta y arrebató el frasco de las mano a de su subordinado.
«¡Kya!, ¡Esto es genial!»
Miró al peliverde y acarició su cabeza como dando las felicitaciones a un perro.
«buen chico, lo hiciste de maravilla, ¿Quieres algo?, esta vez te ganaste un gran premio querido»
El espía sólo tomó la mano de Aisha y se sonrojó cómo si delirada por su amor.
«nada, sólo soy felíz si cumple su promesa, princesa»
«oh querido, claro que lo cumpliré. Tenlo por seguro»
«si»
Sigue adelante 💪