Shopia estudiante de enfermería es engañada por su gran amor, sin querer conoce a un familiar de su ex, con quien conocerá la otra cara del amor.
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Bailar
Estaba frente al espejo pasando el cepillo en mi cabello, la hora estaba en mi contra, Selin no paraba de preguntarme a qué hora llegaría a su casa.
— ¿Vas a salir?— Derek me preguntó observado lo que hacía.
— Es él cumple de una amiga, y le prometí ir. ¿Quieres acompañarme?
— Claro, te acompaño, dame unos segundos para cambiarme.
Derek se cambió en frente de mi, los músculos de su pecho resaltaban a la perfección, estaba convencida de que mi piel quería rodear sus poros con su esencia y empeñarse a alterarlos para perderse en lo que llaman la magia de los amantes. Intente esquivar la mirada para que él no se diera cuenta de que lo veía, pero fue tarde, nuestras miradas se encontraron, por unos segundos nos miramos sin parpadear.
— ¿Aún sientes cosas por Ezequiel?— me preguntó para volver de la nube en la que me encontraba.
— Se hace tarde, ¿puedes apurarte?— desvíe la pregunta.
Quería escapar de esa conversación, hablar de Ezequiel con el sabía que no sería nada bueno para ninguno de los dos.
Cuando vi que estaba listo nos fuimos en su coche, le di la dirección, intente tener una conversación, pero ninguna palabra salía de mi boca.
Era nuestra primera salida como esposos, aún sentía que estaba con un extraño, era mi esposo, pero no sabía nada en absoluto de él, solo sabía que tenía un pasado algo injusto.
— ¿Te gusta el mar?— preguntó al ver que mi mirada estaba distraída en el camino.
— Me encanta, pero la amo más cuando hay poca gente, porque me gusta escuchar más el sonido de las olas que el murmullo de la gente.
— ¿Te gustaría ir conmigo a la costa?, el fin de semana tengo un curso en Mar de Plata, aprovechamos y tenemos nuestra luna de miel.
—Ja, ja, ja... la luna de miel es solo para aquellos que se aman.
— Tienes razón, nosotros no nos amamos, pero al menos podemos fingir que nos amamos ante los demás.
— Derek, no hace falta que finjamos ser lo que no somos, todo el mundo sabe por qué nos casamos, no hace falta que nos mostremos que somos una pareja perfecta, cuando la realidad es otra, que seamos buenos amigos y tengamos claras las cosas es suficiente.
— Bueno, no tienes que ser tan fría.
— No soy fría, solo realista.
Llegamos al destino, él me ayudó a bajar del coche, tocamos la puerta de la casa de Selin, su madre nos atendió y nos dejó pasar.
— ¡Por fin llegaste!— Selin me abrazó.
— Feliz cumpleaños, amiga— le dije abrazándola fuerte y le di un beso en la mejilla.
— Gracias por venir.
— Vine acompañada.
— Si ya me di cuenta— dijo Selin al ver a Derek.
— Feliz cumpleaños— Derek la felicito.
— Ya nos habíamos visto una vez, gracias por venir.
Selin nos llevó a la sala principal donde estaban todos sus invitados, había muchos rostros conocidos, saludé a algunos compañeros de la facultad. Le cantamos a Selin el feliz cumpleaños, ella apagó la velita y todos aplaudimos, la fiesta empezaba a ponerse cada vez mejor, Roberto un amigo de la secundaria me invito a bailar, acepté, Derek se veía algo aburrido, encontró a un colega y estaban conversando, pero no me quitaba la mirada, me sentía muy observada, cuando estaba por ir a tomar algo, se acercó a mí.
— ¿Puedo bailar con mi esposa?— con una voz seductora susurro a mis oídos, había tomado algunos tragos de más.
— Si prometes no pisarme los pies aceptó— le dije.
— Ya se que bebí un poco de más, pero prometo que no te pisaré si vos me prometes que no bailaras con nadie más.
— ¿Estás celoso?
— Eres mi esposa, aunque no me ames, quiero que me veas con otros ojos.
— No puedo mirarte con otros ojos, porque estos son los únicos que tengo.
— Ja, ja, ja... Shopia, eres hermosa, ¿lo sabes?.
— Deja de decir cosas, ven vamos a bailar mejor— le tome de la mano y le lleve donde la música sonaba más.
Nuestros pasos seguían el ritmo de la música lenta, era inevitable que su corazón latiera de forma distinta.
— A tu lado quiero averiguar quien realmente soy— dijo apoyando su cabeza en mi hombro.
Estaba gozando del momento, pero no de sus palabras, no comprendía por qué decía estas cosas, no se si era por el alcohol o porque realmente lo sentía así.
Dejo de bailar y apunto su vista a mis ojos — Shopia, quiero que tu piel sea mi abrigo, tus ojos mi espejo, tus besos mi fuerza y tus manos mi guía.— dijo acariciando mi rostro.
Intente agachar la mirada para esquivar todo lo que estaba diciendo, pero fue difícil, sus ojos derretían toda coraza con que intentaba cubrirme.
— Bebiste demasiado, ya es algo tarde vamos a casa, mañana tengo trabajo que hacer — busqué una escusa para interrumpir su inspiración.
— ¿Por qué no quieres escucharme?, ¿está mal que intente ser algo cursi contigo?— se molestó.
— Te escucharé todo lo que tengas que decir cuando estemos en cama, bajo las sábanas de tu cama, así que no perdamos más tiempo y solo vayámonos.
Le tomé de la mano y le dirigí hacia la salida, antes de subirnos al coche me despedí de Selin. Derek no estaba del todo bien para tomar el volante, así que yo fui quien condujo a casa. Cuando llegamos le ayude a acostarse en la cama, le quite los zapatos, estaba desabotonando su camisa cuando de pronto sentí sus labios junto a los míos, era difícil salir de ese trance al que me arrastraba, sentía deseos de él, quería saciar este antojo que mi piel sentía, quise detenerlo, pero era placentero. Empezó a quitarme la ropa, quería decirle que no era el momento, pero también quería saber que haría conmigo.