Alessia Von Hasen fue exiliada por intentar asesinar a la actual prometida del príncipe, la protagonista de aquella historia de fantasía y amor. Todos la acusan de atentar contra la vida de la inocente joven debido a sus celos, ya que antes, el príncipe era su prometido, y este la abandonó tras conocer a aquella joven de noble corazón, pero, nada está cerca de la realidad.
Alessia en realidad es una reencarna y, a diferencia de la verdadera, que fue juzgada como una villana celosa de la mujer que se robó el amor de su prometido. Esta Alessia acepta el exilio con orgullo, para así poder vivir tranquilamente en las tierras del norte. Y así era hasta que el ex prometido de la protagonista, Ritter Escalante, se cruza en su camino y después de una apasionante noche juntos, ambos deben aliarse en una lucha contra el rey demonio, quien busca eliminar a ambos.
¿Por qué el rey demonio los quiere muertos?
¿Podrán estos antiguos rivales trabajar juntos para salvar sus vidas?
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capítulo 5- poner el orden...
Tras regresar a su habitación se quedó pensando sobre lo sucedido en el comedor, no solo por el hecho de que le diera por insinuar que Delia no es lo que aparenta, algo que ya de por si sospechaba, después de todo, aunque no lo parezca, tiene un actitud egoísta, en la cual solo le importa su propia felicidad, pero también le daba vueltas al hecho de que Alesha podría ser la mujer con quien paso la noche. Ritter sacude la cabeza, no podría ser ella. Él es el amigo de su rival, pero era una fiesta de máscaras, aunque ella haya descubierto su identidad, al principio no lo sabía, quizás no dice nada porque esta avergonzada.
Ritter solo oculto su rostro entre las almohadas, tal vez era mejor dejar ese suceso por la paz, paso una noche increíble, sin importar quien era, fue algo de una sola noche y no se repetirá de nuevo. Entre tanto pensar, el sueño le venció finalmente.
A la mañana siguiente, Ritter sintió la luz del sol pegarle en la cara, así que se levanto y tras ponerse los lentes, bajo de la cama, debe prepararse para partir, él y sus tropas tienen una misión que cumplir.
— ¿como te fue anoche? Espero no te hayas peleado con lady Von Hansen.— Marius le da una palmada en el hombro.
— para nada, aunque ella fue algo hostil, supongo que por ser amigo de su rival.— responde Ritter.
— no me parece, estuviste presente, ella no suplicó, ni juro inocencia ante el príncipe.— menciona Marius.
Ritter no dice nada más, aunque Marius tiene razón, pero por lo que hablaron, parece si estar resentida con el príncipe y Delia. No la culpa, él también se siente molesto, Delia rompió un compromiso sin importar lo que pudiera pasar, tanto Delia como el príncipe, solo actuaron de manera egoísta.
Ya se iban a ir, cuando ven que los caballeros del condado se han preparado para salir, pero también Alesha iba con ellos, la ven subir al carruaje y marcharse.
— ¿a donde va la señorita?— pregunta Ritter al mayordomo.
— parece que hay problemas en el pueblo y debe resolverlo de manera personal.— responde el mayordomo.
—¿que clase de problemas requiere llevar a más de veinte caballeros?—
— un demonio causando problemas, parece que ha estado exigiendo impuestos diciendo ser el señor de éstas tierras y que si no quieren que los otros demonios ataquen, deben pagar. No se preocupe, lady Von Hansen, sabe lidiar con eso.— responde nuevamente.
Ritter agradece, pero le pide a Marius regresar al marquesado, porqué él, tiene otro asunto que resolver, Marius no le dice nada y obedece.
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Al llegar al pueblo, observa que este algunos negocios han cerrado, mientras que la gente casi no circula en las calles, mientras que al final de la calle principal, hay una enorme mansión de la cual resalta un marco de oro en la principal y guardias armados cuidando esta, eran un par de demonios se baja clase. Alesha camina hacía dicho lugar siendo seguida por los caballeros, hasta que se detiene ante las puertas de la mansión.
— aléjese señorita, no puede pasar.—
Los guardias se interponen, incluso amenazan con sus espadas, por lo que los caballeros de Alesha se preparan para atacar.
— abre las puertas y dile a tu señor que la condesa Von Hansen, ha llegado.— ordena el líder de los caballeros.
Los guardias se miran entre si, así que uno entra para avisarle al dueño de dicha mansión, sin demorarse mucho, regresa dando permiso de que pase y la guía dentro de la mansión, pero no permitiendo que sus caballeros pasen, Alesha les hace una seña y sigue al guardia.
Alesha es guiada a una sala, donde un hombre mayor y robusto, estaba sentado en un enorme sofá, apenas vistiendo una bata y con una copa de vino en la mano. El guardia tras ver que Alesha ha pasado, cierra la puerta.
— ¿así que eres la condesa Von Hansen? Hasta donde sé, los condes son los Adilia, pero como eres linda, perdonaré tu mentira, claro, si sabes como complacerme.— el hombre ríe tras lo dicho.
— yo sabría como complacer a un hombre, pero no creo que un cerdo como tú, pueda complacer a una mujer como yo.— responde Alesha.
Aquel hombre se pone de pie caminando hacía Alesha.
— te voy a enseñar a respetar, zorra.—
Aquel hombre levanta la mano con la intención de golpear el rostro de Alesha, pero antes de lanzar la cachetada, su cuerpo se paraliza al ver que la chica lo mira fijamente a los ojos, un escalofrío recorre su cuerpo, era como si el miedo lo dominará.
— parece que no presto atención, quien era yo, yo soy una Von Hansen, ahora mismo lo comprobará.—
Alesha da un paso hacía adelante y el hombre camina hacía atrás, era como si realmente deseará huir de ahí, Alesha mantiene su mirada fija en los ojos del hombre y este, se da la vuelta y sale corriendo hacía el balcón, abre las puertas y se lanza desde aquel lugar, escuchándose los gritos de quienes le vieron caer. Alesha sale a aquel balcón y sube en el barandal de este, siendo observada por los empleados de esa mansión, incluso Ritter estaba ahí presente y observa todo con sorpresa.
Alesha da un paso hacía adelante, todos se asustan creyendo que caerá, pero era como si bajará de unas escaleras invisibles, hasta llegar al suelo y antes de que aquel demonio pueda ponerse de pie, Alesha agarra una de las espadas de sus caballos y le corta el cuello al demonio, dejando a todos atónitos.
— en mis tierras, ningún demonio se pasará de listo, soy Alesha Von Hansen, mi padre es el gran Duque Von Hansen, señor de los demonios, ¿entendido?—
— si mi señora, perdonenos la vida, solo hacíamos lo que nuestro señor decía.—
Alesha hace una seña para que los guardias se lleven a esos lacayos. Mientras que Alesha se acerca a Ritter que estaba ahí de espectador.
– Escalante, creí que iba camino al Marquesado.— Alesha sostiene el brazo del albino y le jala un poco para caminar.
—¿que fue lo que paso? Usted lo mató así nada más, algo así, puede causarle problemas con la nación de los demonios.— advierte Ritter.
— él invadió tierras ajenas, yo solo defendí lo mío, no creo que al rey de los demonios le importe un lacayo.— responde Alesha.
Ambos caminan, mientras que los caballeros de Alesha son quienes se encargan de todo, informando a los empleados quien es Alesha y diciendo que lo sucedido fue solo un suicidio presenciado por su humilde señorita.
— lady Von Hansen, hace un par de noches, ¿usted fue a la fiesta del Marqués?—
— si, tenía un negocio que pactar con él, pero al terminar de hablar de marche.— responde Alesha.
Seguramente sospecha algo y por eso preguntaba, pero Alesha no tiene aún la intención de decir nada, a menos que Ritter le pueda ser útil para algo más que solo sex*. Al llegar al carruaje Alesha detiene sus pasos.
— ¿por qué su pregunta, Escalante?—
— por nada, es bueno saber que le va bien, no lo arruine como en la capital.— le sugiere.
— yo no arruine nada, solo fue una fase de lo que estoy preparando.— responde.
Sin nada más que decir, Alesha sube al carruaje y sus caballeros no demoran en llegar para salirse de ese lugar. Mientras observa por la ventana, mientras piensa en lo que desea hacer, en un principio había pensado en tomar el imperio, pero viendo lo difícil que es administrar un condado, un imperio sería peor y lo que menos quiere es tener que dedicar su vida a estar encerrada en una oficina, así que por el momento es mejor no hacer nada, a menos que sean los emperadores o el par de tortolitos quienes vengan a fastidiar su tranquilidad.
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