Todo tiene su final hasta los sentimientos.
Los hermanos Hayes eran demasiados diferentes, el uno era como un volcán a punto de erupcionar mientras que el otro era tan frío como el hielo.
Emily había estado enamorada toda su vida de Iason Hayes, el chico soleado, un rompecorazones total. Ella creyó que era especial para él, por lo que, cuando le dicen que se debe casar con uno de los dos hermanos ella lo elige a él. Sin embargo, luego de tres años de matrimonio llenos de amargura y malentendidos, Emily se da cuenta de que quizás había tomado la decisión equivocada y solo tal vez había elegido al hermano equivocado.
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Capítulo 5
Al final, su vida de casada había empezado de una manera torcida, casi imposible de enderezar.
Emily había intentado acercarse a Iason, tratando de ser una esposa virtuosa, vistiendo ropas rigurosas que la hacían ver mayor. Cocinando para él e incluso antes de que Iason le prohibiera la entrada a la compañía, ella le había enviado cajas de comida que nunca fueron tocadas por Iason debido a que estás fueron repartidas entre el personal.
A pesar de aquello Emily no se rindió, siguió adelante como si las acciones de Iason no le dolieran, solamente ella sabía lo destrozada y miserable que se sentía.
Pero, después de todo, no podía culpar a Iason, porque desde el principio él le había mostrado lo que iba a ocurrir si ella seguía adelante con la idea de casarse con él.
Es solo que ella esperaba al menos algo de cordialidad de su parte, no ese tipo de trato tan descorazonador que la hacía sentir repugnante.
Sin embargo, las cosas llegaron a un punto de no retorno cuando Emily contempló como Iason la evitaba como si ella fuera alguien con una enfermedad contagiosa.
Iason empezó a pasar la mayor parte del tiempo fuera de casa bajo la excusa de que estaba demasiado ocupado en el trabajo, sin embargo, Daniela, la mejor amiga de Emily y una de las asistentes de Iason le había mostrado imágenes en dónde este se encontraba bebiendo en algún bar, haciendo cualquier cosa excepto trabajar.
Además, Daniela le había dicho a Emily que Iason había hecho acondicionar una habitación en la compañía, él preferiría dormir en la compañía que en su propia casa.
Por tal razón, aunque ellos habían estado casados durante tres años, el tiempo que habían pasado juntos era tal vez de unos seis meses.
Seis meses que se sintieron como si hubiesen sido seis años debido a todo lo que había pasado entre ellos en ese entonces.
Porque la gota que colmo la paciencia de Emily fueron los inevitables rumores de citas.
La primera vez que escucho de ello, ella trató de ser razonable e incluso inventó un montón de excusas para Iason.
Después de todo, Iason era el director general de una empresa que se dedicaba al entrenamiento, este tipo de rumores siempre lo rondaban.
Pero, cuando este tipo de rumores siguieron apareciendo en su radar, Emily ya no lo pudo aguantar más.
Así que hizo otro acto que ahora despreciaba con todas su alma debido a lo estúpida que se debió haber visto en ese entonces al reclamarle a Iason aquello como si todo lo que él le había dicho se le había vaciado por un oído.
Bueno…
No siempre dicen que el amor reduce el coeficiente intelectual de una persona, pues en ese entonces el coeficiente intelectual de Emily se redujo a cero.
— ¿Quién es esa mujer? ¿Me estás engañando?
Ella le había preguntado en cuanto lo vio, su voz en ese entonces se escuchaba más fuerte de lo normal, como si aquella chica frágil se hubiera espumado para no volver jamás.
Ante sus palabras, Iason detuvo sus pasos mientras la evaluaba con la mirada antes de negar con la cabeza y soltar una carcajada.
Luego había acercado su rostro hacia ella, casi haciendo que Emily pensará que le iba a dar un beso, sin embargo, Iason solo le estaba tomando el pelo.
Parecía que ese era lo único que le gustaba de ella.
Burlarse de sus sentimientos.
Emily suspiró ante aquel recuerdo mientras tomaba la almohada entre sus brazos, como si quisiera esconder su rostro dentro de esta como alguna especie de consuelo.
— ¡Ah! — exclamó en un arrebato.
Solo ahora podía ver lo estúpida que fueron sus preguntas para Iason.
Después de todo, él le había respondido de una manera burlona que la hizo sentir mal.
— ¿Acaso te sientes con el derecho a estar celosa? ¿Quizás has olvidado mis palabras? Este matrimonio es un fraude, así que no tengo que darte ninguna maldita explicación — enunció.
Luego, como si recordara algo se señaló así mismo con una expresión indescriptible.
— Dime, ¿qué es lo que te gusta de mí? Si eres sincera, tal vez considere acostarme contigo esta noche o incluso darte una oportunidad para que me «enamores».
Cuando escuchó esas palabras tan despiadadas, Emily realmente deseaba abofetear el rostro de Iason y borrar por completo aquella mirada llena de desprecio de sus ojos.
Aunque las palabras de Iason parecían estar llenas de indulgencia, solamente ella sabía cuánto él la había herido al tratar sus sentimientos como si solo fueran un simple gusto.
Iason la estaba despreciando, siempre lo había hecho, por lo cual Emily ante sus acciones se quedó callada y bajó la mirada.
— Entonces solo te gusta mi rostro, je, espere al menos alguna respuesta coherente de tu parte, sin embargo, eres, como todos, llena de superficialidad.
Emily sintió que incluso si respondía su pregunta, lo único que ganaría sería un corazón roto.
Pero, en este momento, Emily no podía evitar pensar en el que hubiera pasado si ella le hubiese dicho la verdad a Iason, si le hubiera dicho que lo había admirado desde pequeña al notar su heroico corazón y su manera cálida de ser, que debido a esto ella había optado por casarse con él, no porque le gustaba su rostro o incluso codiciaba su cuerpo.
A ella le gustaba aquel niño que la había defendido cuando nadie más lo había hecho, aquel joven al que le gustaba sostener su mochila en las tardes mientras caminaban rumbo a casa, a ella le gustaba ese chico que siempre le decía lo bella que era aun cuando en ese entonces ella era una niña gorda a la que todos despreciaban.
Sin embargo, parecía que ella era la única que recordaba ese tiempo, que ella era la única que no había cambiado mientras que él se había convertido en una persona totalmente diferente ante sus ojos, que Emily casi no podía ver ni la sombra de ese Iason que le gustaba.
Aunque con el pasar del tiempo, ella descubrió que ese Iason si existía, era solo ella la que no era digna de recibir esa amabilidad.