Una Extraña Villana

Estaba confundida ¿Qué rayos le pasaba a esa mujer?, se preguntaba, ¿Estaba feliz?, ¿Cómo es posible?. Mientras llegaba al palacio para ver al príncipe, ella no podía ocultar su confusión.

Al llegar, esperó un momento a su Alteza, el príncipe Elías, mientras solo podía sacar una conclusión, ella trataba de provocarla, obviamente estaba jugando.

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- Buenas tardes, señorita, estoy buscando a mi novia, no sé si la conoce, es más o menos alta, una mirada gentil, y brilla como el sol

- ¡Alteza! - Dijo de forma animada al escuchar su voz, volteó su cuerpo y lo recibió con un abrazo - Lo extrañé demasiado

- Ja, ja, ja, tranquila... pero ¿cuántas veces te dije que me llamaras por mi nombre?

- Lo sé Alteza - Dijo esta sonrojada levemente - Pero me da pena

- No debería... A ver, repite conmigo: Te extrañé...

- Te extrañé...

- Mi adorado

- Mi adorado - Dijo riendo un poco

- Príncipe

- Príncipe...

- Elías

- Elías...

- Así se dice - Dijo abrazándola contra su pecho - No sabes cuanto te extrañe, no puedo esperar a que ya sea nuestro compromiso... mis padres no ven con buenos ojos que nos expongamos de esta manera, desearía hacerte ya mi esposa

- ¡Alt... Digo, príncipe Elías, solo nos toca esperar, estoy segura de que sus Majestades me aceptarán, prometo esforzarme para que así sea

- Sé que lo harás - Dijo depositando un beso en su frente - ¿Cómo te fue estos días? - Preguntó el príncipe comenzando a caminar

- Bien príncipe, hoy fui a ver mi vestido ¡y está quedando hermoso!

- Me alegra que así sea... serás la más hermosa del evento

- Me halaga príncipe - Dijo sonrojada - Eso me recuerda... Alteza - Dijo ya más seria

- ¿Qué sucede?

- Hoy vi a alguien... - Dijo dudosa - pero se veía diferente...

- ¿A quién? - Dijo un poco preocupado por su forma de actuar

- ... A la Señorita Margaret, hija del Duque Kontho...

- ¿Y?, ¿Te dijo algo?, ¿Te insultó o algo?

-... Ella... dijo que se casó... y que estaba agradecida por quitarle este peso

- ¿Qué? - Dijo sorprendido, y tras pensarlo un poco solo cayó en la misma conclusión que ella - Seguro solo quería provocarte, pero si deseas estar más segura, puedo preguntarle a su hermano

- Más que todo es curiosidad, quisiera estar segura, siempre quise ser su amiga, pero por obvias razones ella me odió desde el primer momento - Dijo con una mirada triste

- Hey... no te culpes, ella no tenía buena relación con los demás, aun si yo no estaba presente, estoy seguro que ella la habría ignorado

- No lo sé... hay veces en las que aún siento culpa, yo no podría imaginarlo lejos de mí o en brazos de otra, eso me destrozaría

- No tienes que hacerlo porque jamás pasará, y no te sientas culpable... después de todo ella solo quería ser Reina, jamás me amó, no como tú lo haces

- Príncipe... - Dijo sonrojada

- Deja de pensar en eso, lo aclararemos a su debido tiempo - Dijo para después depositar un beso en su boca - Ven, mandé a hacer los más deliciosos pasteles

- Me consiente demasiado...

- No puedo evitarlo, mi adorada Camila...

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Era de noche cuando ya estaba vistiendo a mi pequeño para dormir, sin darme cuenta los días pasaron rápido y ya casi eran las dos semanas para el regreso del Conde y la Celebración de compromiso, estaba un poco emocionada, más por que ese día terminaría con muchos rumores en el aire, y aunque no me guste eso... no puedo evitar reír por las historias que inventa la gente, se podrían hacer libros realmente entretenidos solo tomando como punto principal o juntando todas esas historias.

Estos días pude conocer mejor el trabajo de mi esposo, y no podía evitar mi sorpresa cuando leía todo eso... de alguna manera sentía que lo estaba conociendo mas, y sin darme cuenta comenzaba a sentir algo por él...

La admiración crecía cada vez, y aunque cuestione la forma en como maneja todo, al final no podía evitar pensar en ello, ¿Cómo haría yo las cosas?, si un montón de mujeres se pelean por mi amor y el puesto de Condesa, llegan a morir e incluso a matar a sus hijos por capricho ¿También haría que me odien?, es una conclusión simple pero a la vez funcional, crear un enemigo en común, provocando que se unan por una causa, se protegerían y ayudarían entre sí pues comprenderían que el malo es el esposo y no son ellas, ninguna de ellas.

Estos últimos días estuve hablando bastante con las demás concubinas, y aunque, por un lado, me daban pena, puedo decir que viven bien, exceptuando el hecho que son maltratadas. Cuando el Conde no está, pueden simplemente cuidar a sus hijos, pasar la tarde, salir, vivir una vida tranquila... Por ahora trataré de cambiar un poco las cosas, no puedo permitir que todo siga así, trataré que las mujeres no se odien entre sí y que el Conde ya no actúe así.

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Al día siguiente en otro lugar del Reino, se encontraba un carruaje llegando al Ducado Kontho, era algo que la gente no veía en mucho tiempo, así que no podían evitar la curiosidad.

Apenas este paró, de él salió el Príncipe Heredero, "es obvio que no viene por la señorita, pues ésta ya esta casada" pensaba la gente. Con gran porte y elegancia este entró a la residencia del Duque siendo recibido por los sirvientes.

El príncipe Elías veía con curiosidad toda la habitación de visitas, estaba casi como recordaba, aunque habían cosas que quitaron y cambiaron... pero seguía siendo la casa que un tiempo tuvo que frecuentar, y que a la vez le traía melancolía, una amarga sensación y un extraño nudo en la garganta.

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- Príncipe, que agradable visita ¿Qué lo trae por estas áreas del Reino? - Dijo un joven con ojos realmente extraños

- Basta de formalismos Lisak, dime Elías por favor

- No deseo que mi cabeza ruede todavía, tome asiento Alteza - Dijo de manera agradable

- Jamás permitiría tal crimen - Dijo obedeciendo a su acompañante

- Prefiero no arriesgar las cosas, a pesar de que usted y yo somos amigos, no podría faltarle el respeto de tal manera

- Como quieras. Cambiaron un poco esta área - Dijo observando una vez mas todo

- Así es, Margaret compraba y cambiaba un poco las cosas de la residencia

- ¿Por qué?

- Ni idea

- ... - El príncipe no pudo evitar verlo, apenas habló de su hermana mostró un poco de desprecio, sabía que odiaba a su hermana... pero ¿por qué? - De ella vine a hablar

- Vaya, ¿A que se debe en repentino interés a esa joven? - Dijo sonriendo un poco

- Escuche unos rumores de que se había casado, solo deseaba saber si son ciertos

- Mm... - Dudó un poco en responder, inspeccionó su mirada y con un suspiro solo soltó la respuesta - Así es, con el Conde Spanos precisamente

- Pero... - Dijo con notoria sorpresa y preocupación - El Conde es conocido por qué después de un tiempo sus mujeres desaparecen, nadie sabe lo que sucede dentro y ni la familia real pudo hacer bien sus investigaciones, pues la gente que trabaja ahí prefiere guardar silencio y negar alguna participación del Conde. Es bien sabido que apenas llegas a su residencia, puedes sentir un escalofrío en tu espalda, especialmente por la oscuridad que en este reside.

- Exactamente Príncipe

- ¿Por qué se casó con él?

- Mi padre quería expandir sus negocios, por ende necesitaba la ayuda del Conde, sabe bien que sin él, las pérdidas de los productos suelen ser aun mayor, así que

- La usó como moneda de cambio - Dijo de manera seria

- Precisamente, aunque no me explico su cara príncipe, después de todo, me parece que es un buen castigo por los males que le hizo pasar a usted y su aun no oficial prometida

- A pesar de ello no puedo evitar pensar mal del Duque, ¿Vender a su hija?, ¿Que clase de padre

- Sin ofender príncipe, le recuerdo que ella no es la única, varias señoritas ya se casaron con él, después de todo - soltando una suave risa, continuo - ya tiene sus años. Ademas, yo le di la idea

- ¿Usted?, ¿Por qué?

- Ya era momento que aprendiera algo de humildad, esa niña nunca quiso relacionarse con los demás, y cuando lo comenzó a hacer... solo demostró arrogancia, era momento de educarla

- Pero

- Príncipe... por favor no se meta en esto, creí que estaría agradecido, pero más parece preocupado...

- Solo me apena que ella termine así

- El como termina lo decide uno mismo, pero no se preocupe, a pesar de todo tiene sangre de mi padre y madre, será cuidada como tal

- Eso espero

- De acuerdo. Cambiando de tema príncipe, supe que las tierras del lado Sur se incendiaron...

- Así es Lisak, quería hablar de esto contigo, verás...

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No todos lo sabían, pero debido a que la casa del duque Kontho había sido escogido para que de este provenga la próxima Reina, los jóvenes Lisak y Elías desarrollaron una amistad desde la edad mas tierna, ambos se veían como hermanos y sentían gran respeto por el otro.

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.... ... Mientras tanto......

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En la residencia del Conde Spanos, Margaret se encontraba terminando de revisar los papeles del día, a su vez estaba buscando un maestro para el pequeño Adriel, ya cumpliría 7 años y debía buscar un nuevo maestro pues el anterior se había enfermado y muerto, eso explicaba por qué aun no estaba estudiando, aunque el niño leía bastante, especialmente cuando quería entender a su madre.

Esos últimos días no sabía si alejarse un poco de su pequeño, había hablado y conocido a la madre biológica de Adriel, y aunque por un lado no quería que se llevaran, sabía que lo correcto era ayudarles, su madre tenía derecho de pasar tiempo con su hijo, conocerlo y sabía que aunque hizo mal desde el primer momento en alejarse de su bebé, tal vez ella habría actuado similar, nadie querría que su hijo la viera golpeada, ademas del sentimiento de desprecio que puede nacer a causar de una violación. Le habló un poco de Adriel, para que lo vaya conociendo poco a poco, y con él haría lo mismo, aunque en poco tiempo llegó a amarlo, no podía separarlo de su verdadera madre... ya después el decidiría si seguir llamándole como lo hace ahora.

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- ¡Mami!, ¿Que tal me queda? - Dijo un poco animado preguntando a su madre por la ropa que había llegado hace apenas unos minutos

- ¡¡Mi amor!! Te ves hermoso... pareces un angelito - Dijo con los ojos cristalizados por las lagrimas que querían salir

- ¿Mami?, ¿Por que lloras?

- Es que... te ves realmente precioso - dijo soltando una leve sonrisa

- Con una expresión sonrojada - Mami... ¿Te iras a probar tu vestido?

- A eso voy cariño - Dijo secándose las lagrimas y moviendose

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