La vida de Kitten siempre estuvo llena de dolor y humillaciones, condenada a vivir como una esclava en la casa del alfa. Ella era presa de las burlas de los cuatrillizos, hijos del alfa. Su único consuelo era que pronto tendría a su loba y con ello quizás encontraría a su mate.
Pero el destino se ensaña con ella cuando descubre que no solo tiene un mate, tiene cuatro y son aquellos que han hecho de su vida un infierno. Ante esto, Kitten teme aceptarlos por todo el dolor que le han hecho pasar, mientras que ellos buscan redimirse y ganarse su afecto, aunque sus personalidades arrogantes hacen difícil esta tarea.
¿Podrán los cuatro conseguir el perdón de Kitten y borrar todo el sufrimiento por el que la hicieron pasar?
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12. Nuestra Luna
...POV Ian...
Seguía escéptico ante lo que mi lobo me decía, estaba seguro de que Kattie era su compañera. Cuando en las escaleras su instinto protector se activó más fuerte que nunca, estuve muy cerca de perder el control. Pero pude contenerlo.
Nunca había actuado de esta manera. estaba confundido. Kattie no había conseguido a su lobo.
Luego vi que mis hermanos estaban igual que yo en ese momento. Pero fue Sam quien me hizo estar un poco más confiado, su lobo era el más presente entre todos, casi no podíamos contenerlo. Solo cuando Alex le habló de perderla pudimos detenerlo, y no porque lo hayamos tranquilizado sino porque se aterró ante la posibilidad de perderla. Cuando bajamos, luego de controlar la situación con Axel y mi diosa, lo sentí. Era muy tenue aún, pero ahí estaba una fragancia que me envolvía como un suave abrazo. Al estar más cerca sentí que mi mundo se volvía más brillante, más lleno de posibilidades.
No lo podía creer mi Diosa, era mía, sería mía para siempre. No cabía de la felicidad en mi.
Ya no tendría que esconder mis sentimientos, la defendería con garras y dientes. ‘Mi madre’ pensé. Mi Luna y mi madre son las dos mujeres más importantes en mi vida. Haría cualquier cosa por ellas. Tendría que encontrar la manera de que acepte a Kattie, y la trate mejor. Esto solo funcionaria si se reconcilian.
...POV Alex...
Estaba en shock, iba de la incredulidad a la felicidad.
Era como si el aire mismo se hubiera vuelto más denso, cargado con una fragancia etérea que mezclaba sutiles notas de pino y la serenidad de los bosques más profundos. La madera de cedro, en su esencia más pura, proporcionaba una base sólida y firme, mientras que la leve presencia de vainilla añadía un matiz cálido y acogedor. Su aroma, aún en desarrollo, parecía envolverla en un manto de misterio y fuerza.
Ella es nuestra Luna, ‘no podrá volver a ignorarme’ fue el primer pensamiento que vino a mi cabeza.
La abracé, no pude contenerme, hice lo que tanto deseaba y nunca me atreví. Ella es mía, nuestra.
De pronto recordé como Axel la estaba maltratando contra la pared. Él es mi hermano y jamás tuvimos una pelea, porque yo siempre cedía por ser el mayor. Pero está vez no. Tendrá que aprender a respetar a nuestra Luna, no permitiré que nadie, ni siquiera él le falte el respeto.
Justo cuando estaba por increparlo, vi cómo Sam la miraba, sus ojos se volvieron negros, la furia y el dolor emanaban de él cómo fuego que amenazaba con consumirlo todo. Entonces lo sentí, el olor de otro lobo, que estaba pronto a desvanecerse, pero aún se podía percibir. Celos, rabia, e impotencia se apoderaron de mí al darme cuenta de que otro lobo la había abrazado, algo que yo jamás me había atrevido a hacer. La furia crecía en mi interior, ardiendo como un fuego incontrolable, mientras me maldecía por no haber tenido el valor de hacerme notar antes.
...POV Sam...
Mi lobo estaba eufórico, nuestra Luna al fin estaba con nosotros, no la dejaríamos ir, ella pertenece a nuestro lado.
Cuando vimos cómo Axel la sujetaba, lo primero que pensó fue en arrancarle ambos brazos, nadie podría tratar de esa manera a nuestra Luna. Tuve que contenerlo, ‘Si ve ese lado tan salvaje nos tendrá miedo’ fue lo único que le dije. Axel es mi hermano, no podía permitir que le hiciera daño de esa manera. Pero eso no quitaba la rabia que nos envolvía. Sabía cómo era Axel con ella, debía estar alerta, por si aún no sentía el vínculo.
Luego sentimos el olor de otro lobo en ella, pero ya tenía miedo de asustarla por lo que se contuvo. Ahora podía comprender mejor el arrebato de Alex pero no justificaba su reacción.
Le enseñaría a mi Luna a defenderse, ya no podía dejarse bloquear por el miedo. Ella sería quién patearía los traseros y yo me uniría a la diversión con ella.
...POV Axel...
Todo sucedió tan rápido y tan lento a la vez. Me sentía desorientado, abrumado, confundido, asustado, aterrado de lo que acababa de comprender. Kitten era mi Luna, nuestra Luna. Y lo primero que hice fue maltratarla, no pude contenerme mi lobo y yo, estábamos aterrados y enojados, no sabíamos cómo procesar todo lo que estaba pasando. Solo sabía que otro lobo la había tocado y eso nubló todos mis sentidos, eliminando mi lado racional. Fueron muchas cosas a la vez.
La reacción de mi hermanos, todos ellos sentían algo que, en mi solo se manifestaba como una incomodidad; desde hace unos días, empezó a molestarme cada vez más, verla sirviendo, como mi madre la trataba. Me molestaba que huyera y tratará de esquivarme. Hoy cuando escuche como mi madre la castigaba y las cosas que le decía, esa molestia aumentó de forma significativa, mi lobo ya tenía la respuesta pero me negué a creerla. No podía ser, si Kitten era mi compañera, estaba casi seguro de que me rechazaría.
‘¡No, no puede rechazarme’, he esperado mucho a mi Luna. Haría hasta lo imposible por conseguir su perdón.
No me animé a volver a acercarme, podía ver el terror en su mirada, mi bebé me tenía miedo, estaba aterrada de mi. Me dolía el alma, mi lobo estaba furioso recordando las veces que me pedía que parara, que la tratara mejor.
De los cuatro Sam y yo siempre fuimos los que más la molestamos y por algún motivo nos tenía miedo. Lo habíamos conversado una vez pero ninguno había hecho algo lo suficientemente malo como para que nos tuviera tanto miedo.
Mi cabeza daba vueltas, el dolor que sentía era insoportable. Entonces la vi, se estaba alejando, iba a alejarse de mí. Me dejaría para no volver. ‘no, no puede dejarme.’ Un dolor que nunca había experimentado comenzó a surgir en mi interior. Mi lobo se sentía agonizar, ante la posibilidad de no volver a verla.
‘Tranquilo solo necesita tiempo, ella va a regresar. Solo necesita tranquilizarse y pensar. Va a regresar.’ intenté tranquilizarlo, aunque en realidad no estaba seguro si se lo decía a él, o me lo decía a mi mismo.
Empecé a analizar, pensar maneras, formas de hacer que me perdone. Entonces una luz se encendió en mi cabeza ‘Ian’ fue el nombre que vino a mi cabeza.
Si teníamos alguna posibilidad de que nos acepte esa posibilidad se llamaba Ian.
...POV Omnisciente...
Tres de los cuatrillizos pensaban lo mismo. ‘Ian’, él sería su camino hacia su Luna.
Ajeno a los pensamientos de sus hermanos, Ian se encontraba pensando en el olor que había sentido en Kattie.
Ella no tenía amigos ni hombres ni mujeres. Había veces que sentía que la extrañaba demasiado, esas veces se escabullía al colegio y la espiaba. Siempre estaba sola, apartada de todos, sumida en sus pensamientos.
Hoy dos chicas la habían venido a buscar, Lara y Emma ya lo había averiguado eran porristas y se sentaban cerca en la escuela. Pero no había ningún chico en su grupo.
¿Sería su novio?, ¿Por eso se había arreglado de esa manera?, ¿Pensaba que ese noviecito sería su compañero?.
Esas eran preguntas que lo estaban torturando. ‘no Ian, seguro es un amigo’, se tranquilo así mismo.
Cuando levantó la mirada, se encontró con tres pares de ojos fijos en él.
— ¿Qué pasa? — preguntó desconcertado.
Alex fue el primero en hablar, su voz era firme y autoritaria.
— Ian, necesitamos hablar. — dijo, mirando a sus hermanos que asintieron en silencio.
Ian frunció el ceño, sintiendo una extraña mezcla de curiosidad y aprensión. Sabía que algo importante se avecinaba, algo que cambiaría todo para siempre.
— Es sobre Kattie. — continuó Sam, con una mirada intensa que revelaba la furia contenida de su lobo — Ella es nuestra Luna, y tenemos que encontrar una manera de que acepte el vínculo, especialmente después de todo lo que le hemos hecho pasar.
Axel, aún con los ojos llenos de culpa y dolor, añadió:
— Ian, eres el único en quien ella confía. Siempre fuiste diferente con ella. Necesitamos tu ayuda para que nos acepte, para que vea que podemos cambiar, que podemos ser mejores por ella.
Ian sintió una mezcla de responsabilidad y determinación. Sabía que sus hermanos tenían razón, y que él tenía un papel crucial en este nuevo capítulo de sus vidas.
— Lo intentaré, no estoy seguro de que acepte, pero voy a hacer todo lo posible. — dijo finalmente, con una mirada decidida — Pero ustedes también tienen que poner de su parte. Kattie merece respeto y amor, no más sufrimiento.
Los cuatrillizos asintieron en silencio, sabiendo que el camino hacia la redención no sería fácil, pero dispuestos a hacer lo que fuera necesario para ganarse el perdón y el amor de su Luna.
...POV Ian...
Me sentía abrumado por la responsabilidad que acababa de aceptar. Kattie era nuestra Luna, y yo intentaría ser el puente entre ella y mis hermanos. Sabía que no sería fácil, pero por ella, estaba dispuesto a intentarlo todo.
Miré a mis hermanos, viendo la mezcla de esperanza y temor en sus ojos. Sabía que ellos también sentían la magnitud de lo que estaba en juego.
— Primero, tenemos que darle espacio. — dije, con una voz más firme de lo que sentía — No podemos presionarla, necesita tiempo para procesar todo esto.
Alex asintió, su rostro mostraba una determinación renovada.
— Haremos lo que sea necesario. —dijo, con una firmeza que reflejaba la misma resolución que yo sentía.
Mientras nos dirigíamos hacia nuestras habitaciones, no podía evitar pensar en el olor que había sentido en Kattie. ¿Quién era ese otro lobo? ¿Qué papel jugaría en todo esto?. Pero por ahora, tenía que concentrarme en lo más importante: ayudar a Kattie a encontrar su lugar a nuestro lado.
La batalla por su corazón había comenzado, y sabía que no me detendría ante nada para asegurarme de que encontrara el amor y la protección que se merecía. Porque, al final del día, ella era nuestra Luna, y nosotros, sus Alfas.