Una Extraña Villana

Una Extraña Villana

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Estaba parada viendo la ventana... angustiada por lo que venía ahora, no estaba segura de lo que pasaba, pero algo era seguro, yo estaba muerta.

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Mi nombre era Andrea Michelle Padilla Cortéz, era esposa de Rubén Calani Román, tenía 25 el día que me casé con él. Fue un matrimonio lleno de interés desde el primer día, y nunca pudo desarrollarse el amor, no por su parte. Básicamente, mi familia me vendió por prestigio y poder, la familia de Rubén deseaba que se casara para poder confiarle las empresas.

Él no estaba enamorado y decidió sentar cabeza pues ya contaba con 34 años, y sabía que no sería joven por siempre, necesitaba un heredero... Pero a los 26 me enteré que no podía tener hijos, ambas familias quedaron devastadas, y ya se podía ver un divorcio a la distancia.

A los 27 sufría el desprecio de toda mi familia, solo una persona estaba de mi lado y no me dejaba nunca, era mi amiga Gabriela, creí que era la mejor persona del mundo, al inicio dijo que había más opciones y que incluso podríamos rentar un vientre, con eso presente las cosas entre Rubén y yo mejoraron, nuevamente hablábamos como antes, no éramos cariñosos pues no había amor por parte suyo... aunque yo si me había enamorado de él.

Gabriela se había ofrecido ser la madre sustituta, la que nos rente el vientre, todo iba bien hasta que un día, antes de que el bebé naciera, Rubén me pidió el divorcio, me dijo que se había enamorado de otra persona, y que nuestro matrimonio fue un error, ¿Qué podía hacer?, termine contándole de mis sentimientos. Desde ese día Rubén ya no me hablaba, y con el tiempo no paraba en casa, todos decían que ya no éramos esposos, pero jamás firmé ese papel, nunca me lo envió... sabía que el niño había nacido, por lo que apenas salí de esa depresión que la partida de Rubén me dejó, fui a visitar a Gabriela, quería conocer a mi hijo, pero los vi juntos, a Rubén siendo cariñoso con mi amiga, a ambos abrazándose y besándose, parecían una hermosa familia... destrozada corrí sin mirar el camino, las lágrimas no me dejaban hacerlo, y el dolor me impedía detener el paso, pero fue eso lo que me sentenció, un auto me había atropellado...

Apenas había sobrevivido a todo, sentía demasiado dolor en todo el cuerpo, pero los doctores mostraron buenas esperanzas, dijeron que me recuperaría rápidamente a pesar del golpe, el hombre que me atropelló se disculpó y dejó su número para lo que necesite, que él cubriría todo, pedí que no lo hiciera pues era culpa mía, no suya, pero aun así aquel hombre pidió hacerse cargo.

Mi recuperación se estaba haciendo bien, aunque no podía moverme mucho por el dolor del cuello y mi pierna enyesada. Cuando creí que todo estaba tranquilo y podría salir viva de esa, recibí la visita de mi amiga, me dijo que estaba realmente preocupada cuando se enteró de lo sucedido, se quedó por un largo rato y pedí soledad para poder descansar, pero fue entonces que poco después que salió volvió a entrar, me hacía a la dormida, ya que no estaba en ánimos de hablar con ella, con horribles insultos me maldijo, aseguró odiarme desde antes de ser mi supuesta amiga, vi como ponía algo en el suero que me daban y de pronto sentí algo en mi cuerpo, un indescriptible dolor, ya no podía respirar bien, pude ver la sonrisa en su rostro y como salió despavorida del cuarto, anunciando que algo extraño me estaba pasando. Con ecos escuchaba pasos, y los gritos que cada vez se sentían más lejanos, cuando al fin había dejado de sentir solo vi un techo totalmente diferente al blanco del hospital en el que estaba, una mujer que decía que debían prepararme y mi cabeza llena de confusión.

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Y aquí estoy ahora, con un vestido de novia, con un cuerpo que no conozco, en un lugar extraño, con gente que no me mira ni a la cara, en un silencio molesto, y a punto de ser vendida una vez más... (suspirar) no puedo creer que vuelva a pasar por algo así... es irritante...

Tratando de relajarme con este paisaje, me quedé un rato mirando a la ventana de esta residencia, parecía que había regresado en el tiempo, ya que los vestidos eran un tanto medievales, pero con un toque algo moderno (de mi época), era lo mismo con el diseño de los muebles, y el diseño de la residencia que puedo ver con mi limitada visión desde esta posición.

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Estaba con el vestido de novia en camino a mi boda, me iba a casar con un completo extraño en un cuerpo extraño, con un vestido extraño, en una religión extraña, y un mundo extraño. El carruaje se movía bastante y apenas podía quedarme bien sentada, pero agradecía que el vestido sea un poco simple... algo que no quería en este momento era estresarme por algo más.

Cuando llegué a aquella iglesia se veía bastante extraño, las ropas de los miembros de aquel culto religioso eran bastante diferentes a lo que tenía pensado.

Cuando salí del carruaje, el cochero me ayudó a bajar, con cuidado daba mis pasos, más por el hecho de creer que era todo un sueño, tiene que serlo, ya que esto no parecía real, no parecía antiguo o algo así...

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- ¿Por qué no te estás quejando?

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Un hombre mayor me había hablado, su seriedad era extraña, como si me odiara... decidí seguir el juego.

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- Cambiará en algo el resultado?

- Creí que huirías

- Si tuviera opciones las hubiera tomado

- Al menos ahora usas la cabeza

- Se llama aceptar el destino

- Me costó enseñarte eso

- No lo hizo

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Con seriedad me miraba... no sé lo que le había hecho, pero no había mentido, el asunto es que no hablaba con la verdadera persona de este cuerpo...

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- Entremos, tu futuro esposo te está esperando

- No tengo problema en que lo siga haciendo

- Andando

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Con voz autoritaria me sujetó la mano y me obligó a avanzar a la par de él, al parecer era un familiar de este cuerpo... no podía decir si era padre o algo así, ya que había la posibilidad de que sea huérfana o algo.

Con cada paso fijaba mi vista en los presentes, serios, desconocidos, apagados... siempre fue así, toda mi vida lo fue. Pero al ver al frente vi a un hombre bastante mayor, más que el que estaba a un lado mío. Supongo que por eso su comentario...

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Al pasar toda la ceremonia, no sé como lo que debía hacer lo sabía, más específicamente... me venían a la cabeza.

Fue al terminar que fuimos a la recepción, pero mi "ahora" esposo dijo que se iría primero, pues lo importante ya había pasado. Entonces me quedé sola ahí, saludando a gente que ni conocía, tratando de aparentar que sabía de lo que hablaban. Había recibido montón de burlas, comentarios que parecían querer molestarme y al final decidí solamente retirarme, no había razón de quedarme si parecía que la mayoría de esos invitados mostraban bastante odio hacia mí.

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Subí al carruaje sin despedirme de nadie, ya que no conocía a ninguno y tampoco me dieron buena impresión.

Al llegar a mí "nueva" residencia, los empleados me recibieron, pero habían unas mujeres más ahí, quienes me recibieron con un extraño silencio, antes de hablarles el mayordomo me indicó donde me quedaría.

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- ¿Quiénes eran esas mujeres?

- Las otras esposas del Conde, señorita

- Ya veo... Supongo que hay un lugar para cada una o algo así

- Así es señorita, antes estaban en el mismo lugar, pero solía ocasionar problemas

- ¿Qué clase de problemas?

- Peleas y asesinatos

- ¿Qué?

- Así es, por eso las alejó y castiga si intentan cualquier cosa.

- ¿Cuántas esposas tuvo hasta ahora? - Sacando una leve risa, únicamente le escuché decir...

- No quiere saber señorita, solo puedo decirle que desde que fue Conde ya tuvo varias mujeres

- ¿Desde cuándo lo conoce?

- Toda su vida... ya llegamos

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Habiendo detenido su paso me mostró una puerta y por dentro una habitación bastante grande y cómoda, ya estaba equipada y creo que habían traído la ropa de la dueña de este cuerpo.

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- En la noche el Conde querrá verla, unas sirvientas vendrán a prepararla y llevarla a su habitación

- Comprendo, estaré lista

- Me retiro entonces Señorita Margaret, descanse

- Usted también

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Ese era el nombre por el que me estuvieron llamando todo el día, Margaret Kontho, quien al parecer es hija de un Duque. Me hablaron de un príncipe, de haberle rogado, de perder mucho por causa de mi arrogancia, etc, etc, etc.

Mientras buscaba un poco de ropa con la que cambiarme nada más podía seguir pensando en lo extraño de todo esto, ¿será que Gabriela no logró matarme, pero de alguna manera lo que me metió me está causando esta clase de alucinación? Cualquiera sea la respuesta lo averiguaré con el tiempo.

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Dicen que lo esencial de vivir es hacerlo con tranquilidad, otros dicen que debes vivir como desees, en lo personal siempre traté de vivir como mi familia lo decidía, aunque me dieron algunas libertades como en la carrera que estudie y en el trabajo que desarrollé, más creo que todo eso fue un mero inculco de mis padres, que con un lavado de cerebro intentaron hacerme sumisa, y lo irónicamente gracioso es que finalmente lo lograron. Cuando me casé aunque no había amor de por medio, me sentía con más libertad, Rubén jamás me exigió nada, jamás me pidió hacer algo que no quisiera e incluso me esperó a la hora de tener relaciones sexuales... fueron esas cosas las que me enamoraron...

Mientras seguía entre mis pensamientos, escuche unos toques provenientes de la puerta, al abrirla era una sirvienta que con el mayor susto del mundo, me pidió disculpas por hacerme esperar, no sabía que hacer o decir, ¿Quién era ella?, bueno... ya lo descubriría....

Le pedí que me ayudara con mi baño, mientras esperaba... pude ver su mirada de pena...

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- ¿Algo que quiera decir?

- ¿Ah? No señorita... - dijo con una voz asustada

- Entonces porque me miras de esa forma?

- Solo... si me permite decirle la verdad... - dijo tras un rato de indecisión por parte suya

- Adelante

- Me preocupa... usted, siempre amó al príncipe, y tras esa horrible traición - Hizo una mueca de enojo - usted no merecía esto, se esforzó demasiado por él, perdió demasiado para ser su esposa... y jamás le importó, fue como si la maldita lluvia cayera cuando uno necesita hacer algo afuera, es frustrante, irritante, es, es...

- ¿Cuánto tiempo llevas conmigo?

- ¿Eh? Unos - Contando con sus dedos, pude ver su verdadera preocupación - diez años señorita..

- Diez años... - Di un largo suspiro, era más difícil para mí preguntarle su nombre ahora... - Primero que nada, la lluvia es vida... y Segundo, es cierto que me importó, pero ya nada se puede hacer

- ¡Pero su familia la vendió! - Dijo interrumpiéndome

- Nada se puede hacer... ahora estoy casada, esta es mi vida, y esperemos que sea para mejor

- Discúlpeme que lo diga señorita, pero no podemos estar aquí, ¡el Conde Spanos la podría matar!

- ¿Qué escuchaste del Conde?

- Dicen que sus mujeres siempre mueren por causas inciertas, o dicen que tuvieron accidentes o que simplemente cayeron por enfermedades que los doctores nunca aclaran...

- ...No voy a morir, encontraré la manera de que ambas sobrevivamos - le dedique una pequeña sonrisa para que se tranquilice... cosa que al parecer resultó pues se quedó callada - ahora que terminamos de hablar de este asunto... ¿Ya conociste a las otras sirvientas?

- S..i señorita

- ¿Y como te trataron?

- Hasta ahora bien

- Me alegro, Ayúdame con el vestido, ¿si?

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El resto del día traté de relajarme un poco antes de que me comenzaran a alistar, aquella sirvienta me trajo unos libros y traté de conocerla un poco, si iba a tratar con ella debía conocerla, no cometería el mismo error que cometí con Gabriela, ya no jugarían conmigo.

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La noche ya se había presentado, había cenado y estaba lista para ir con aquel hombre, no podía evitar los nervios, estaba asustada por lo que iba a suceder a continuación.

Con suaves toques en la puerta anunciaron que el Conde me estaba esperando, me guiaron por el camino que debía tomar, y me hicieron cruzar esa habitación que a leguas se notaba que era más del doble del mío, no me quejo, personalmente no me gusta que sea demasiado grande, es más espacio que se debe llenar...

Ahí pude verlo, vestido con una bata azul oscuro, una copa de vino y sentado en el sillón, me sentía expuesta ante él, pues mi vestimenta era bastante sugestiva, para esta época. Con la cabeza baja, decidí saludarlo.

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- Levanta la cabeza

- No podría Conde

- ¿Por qué?

- La situación en la que nos encontramos me apena un poco, mirarle al rostro es difícil en este momento

- Ya estamos casados

- Pero eso no quita el hecho de como me hace sentir esto

- Creí que ya no serías pura

- ¿Por qué lo cree así?

- Todos conocen tu enamoramiento con el príncipe, pudiste entregarte a él en cualquier momento, nadie se hubiera resistido a alguien así

- Me alaga Conde, pero de haber sido así, bien pude hacer que se haga responsable

- Entonces lo niegas...

- ...

- Dime, ¿Por qué te casaste conmigo hoy?

- Fue un asunto de interés por parte de la familia

- Pudiste huir como otras lo hicieron, sé perfectamente que no estoy nada joven, casarse conmigo ahora no es aceptable para muchas

- A pesar de la actitud que demostré en el pasado no podría hacerlo, no tenía muchas opciones y si bien no es joven se puede ver lo bien conservado que está

- ¿Trata de alargarme esposa mía? - Dijo con algo de humor

- Solamente devolví lo que usted me dijo hace un momento

- Entonces acabas de mentir

- Jamás dije que lo hacía, yo no miento Conde, de eso puede estar seguro

- ¿Por qué dices que no lo haces?

- Porque mis mentiras son fáciles de descubrir, No soy buena ocultando la verdad con palabras falsas, más aprendí a solo evitarlas sin que nadie se de cuenta

- ¿Te parece conveniente decírmelo?

- Ahora soy su esposa, tendré que serle fiel, sincera y leal

- Casi ninguna lo es

- Pero yo si lo seré Conde, así lo acepté en el momento que acepté ser su esposa

- Eres bastante curiosa, los rumores decían que eras arrogante, con carácter, capaz, inteligente, audaz, etc. pero pareces algo sumisa

- El que con usted así lo parezca no significa que con los demás lo sea, se trata de seguir a uno y enfrentar al otro

- Si, claro. Dime, si te ordeno que te desnudes ahora ¿lo harías?

- ¿Eh? - No pude evitar mirarlo por la sorpresa, había sido repentino y seguramente una broma ¿no?

- Hazlo - Su seriedad no mostraba rastros de broma y mientras lo veía mover su copa de vino, supe que no lo era... con lentitud comencé a deslizar mi ropa por mi cuerpo, aunque esto era humillante, debía planear tener las cosas en perspectiva, mientras permanezca en este lugar, debo permanecer a salvo, y la manera de estarlo era este hombre... - Tu cuerpo es hermoso...

- Gra... grac - con un pequeño carraspeo corregí mi habla - Gracias Conde

- Ahora desliza tus manos por tu cuerpo

- ¿Qué?

- Hazlo - Estaba temblando... esto era extraño, solo había estado con un hombre en toda mi vida, tal vez no todos lo hacían igual... solo eso esperaba - Bien...

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Con grandes pasos se acercó a mí y comenzó a tocar mi cintura, movió sus manos por mis piernas, mi parte trasera, la espalda, los pechos. Cada recorrido con sus manos hacían temblar mi cuerpo, pero fue peor al sentir su boca con rastros de barba tocando mi cuello, apretó mi cuerpo y de un momento para otro me arrojó a su cama. Un tiempo siguió con su tarea, sentí su boca en mis labios y sus manos en todo mi cuerpo, pero de pronto una mano la dirigió entre mis piernas y moviendola trataba de estimularme, yo no sentía nada, esto era extraño... únicamente cerré los ojos, tratando de pensar en la sensación, no podía pensar en Rubén, a pesar de amarlo él había traicionado nuestro acuerdo, no podía pensar en nadie más, no tuve a nadie más...

Mientras trataba de sentirme bien, solamente podía presionar mis ojos con la mayor fuerza posible, pero de pronto sentí como abría mis piernas y de una estocada me penetraba. No pude evitar gritar, ese terrible dolor fue más fuerte de lo que creí... pero fue peor cuando comenzó a moverse con brusquedad, sin esperar a que el dolor se pase un poco ¿acaso estaba siendo violada? No es posible...

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- Lo siento esposa, pero tu familia te vendió para satisfacerme

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Fueron sus últimas palabras luego de entrar al baño, inmediatamente entraron unas sirvientas y me ayudaron a salir de ahí mientras otras cambiaban las sábanas... fue la peor experiencia de mi vida...

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Comments

Rebecca H

Rebecca H

pues ojala funcione el os des la oportunidad de un extra para ponerle en sy madre a la víbora de Gabi y al susodicho esposo

2024-10-17

1

Jess

Jess

Que horror.. maldito..

2024-09-16

0

Josmary Casanova

Josmary Casanova

no entiendo si es la hoja de un duque así la odie el duque pudo casarla con alguien de mayor estatus y no ser una simple concubina porque si ya tiene varias esposas solo es una más...

2024-08-24

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