Erik Brown, en la fiesta de navidad se entera del compromiso de su novia con su hermano mayor. Con el corazón destrozado, toma el vehiculo de su amigo, en medio de una tormenta, en su alocada carrera pierde el control del auto cayendo por un precipicio, hundiendose en el mar. Erik es rescatado por una Sirena, que resulta ser su vecina en la playa llamada Aria, quien lo lleva a su cabaña, para refugiarse de la tormenta. Al pasar tiempo juntos se enamoran y deben enfrentar los desafíos de su singular relación y como mantener el secreto de Aria.
NovelToon tiene autorización de Lily Benitez para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
4-No dejare mi casa
#ERIK BROWN
Antes de dormir decidido tomar un baño, en la cabaña todo era de piedra, o eso parecia, la bañera era circular de cemento y de piedra, al costado estaba un horno alimentado por leños que calentaba el agua en la misma tina, el sistema parecia rustico, pero muy original.
-Aqui tienes una toalla. Me paso Aria.
-Gracias. Te dejo agua. Le dije.
-No es necesario. Respondio nerviosa.
-Bien. Suspire.
La vi marcharse con ese andar de pasos cortos pero ligeros.
Cuando intente estirar el brazo senti un dolor punzante en el hombro, no podia ni siquiera abrir la llave, de mis labios salieron gemidos dolorosos y penosos que trate de contener al presionar los labios uno contra otro, me sente al borde de la bañera, tome aire, no hace mucho me habia caido al mar con auto y todo, al parecer al calmar la adrenalina del susto, los dolores se hacen presentes.
-¿Qué tienes? Escuche la voz de Aria que ingresaba trayendo un jabon en la mano.
-Me duele el hombro derecho. Le confesé cerrando los ojos con fuerza.
Me sentia mal, nunca habia experimentado esto, y eso que vivia al limite y siempre tuve suerte de no romperme nada.
Siento que Aria apoya sus manos y me toca, entre labios la escucho murmurar los nombres de cada hueso y músculo.
¡AHAAA! Grite con fuerza cuando ella encontro el punto donde me duele.
-Deja el baño para despues, es mejor que te recuestes y te pondre la crema por todos lados, el masaje te calmara, no senti nada roto, se ve que es solo golpe. Anuncio.
-Quiero bañarme, me siento sudado. Le digo al estar acostumbrado a bañarme antes de dormir.
Veo que ella suspira y me ayuda a quitar la remera que tenia puesta.
-Que-Que haces. Tartamudeo nervioso.
-No te preocupes, ya he bañado antes a mi padre cuando está enfermo. Me dijo tomando una esponja, que humedece en agua caliente y me la paso de manera suave por la espalda, el roce me estremece, pasa la esponja en los brazos, el cuello. Tenerla tan cerca observando a detalle sus facciones me pusieron nervioso, ademas de su aroma a mar que me gustaba sentir, al recordarme los dias en que fui feliz a la orilla del mar.
Sentí el aire espeso, su figura cortaba la capa fina de mi espacio personal, su cabello al rozar mi torso me eriza la piel, se tomó el trabajo de lavar entre cada dedo de mi mano y limpiar bajo las uñas, no pude detenerla, no salían las palabras de mi boca, me daba cierto placer sentir lo que me hacía.
Se enderezo a limpiar detras de mi oreja y lo que hizo explotar toda resistencia a lo que me provocaba, fue cuando soplo en mi oido al querer retirar mi cabello humedo de ahi. Me gire deseando besar sus labios, nuestras miradas se cruzaron, a ella se le cayo la esponja de la mano, la puse nerviosa, se agacho a agarrarla, la mire como si me pusieran una sandia jugosa ante mi lista para que la saboree. Me imagino esa fruta porque es la que siempre comia a orillas del mar y ella tiene ese aroma que me provoca miles de sensaciones dificiles de explicar.
Mis latidos se incrementan, Aria se pone ante mi, sus ojos brillan, sus labios de un rosa suave estan entre abiertos y ese jadeo que suelta, alteran mis nervios.
-Te lavo el cabello . Me avisa haciendo que tire mi cabeza hacia atras.
Tal vez ella no se de cuenta, pero estoy viviendo la situación más erótica y excitante que he vivido. Sus dedos entre mis cabellos, masajeando de una manera lenta y rítmica, hace que me recorra una electricidad desde la punta de mis cabellos hasta la punta de mis pies. Me olvide de todo dolor o ella con su atención me relajo haciendo que se me pase. Me rocio el cabello debajo del chorro de agua, me envolvió una toalla en la cabeza, cuando siento sus dedos en el borde del elástico del pantalón la frene.
-Gracias... Yo puedo desde aquí. Le dije nervioso.
Ella asintió saliendo del baño.
Suspire nervioso, no podía dejar que me bañe completo, ya había permitido mucho, si la dejaba seguir no se si resistiría un segundo más, poder poseerla en ese mismo lugar.
Debido a la traición de Linda, estaba destrozado, pero ahora me siento liberado.
Al retirar el pantalón, lo vi altivo, a mi espada, que parece tener vida propia, reclamando la cima, deseoso por atravesar a Aria, de partirla en dos. Nunca senti este deseo por otra mujer que no sea Linda, pero ahora lo siento por Aria.
Le dediqué especial atención a mi espada, le saque lustre, recordando el rostro de Aria, sus cimas pequeñas y firmes, su aroma que me enloquece, me encanta y lo disfruto, ese aroma a mar, a arena y sol. Cuando me relaje gemí duro, ahogado, por no ser oido por Aria, cuyo nombre salio de mis labios, como dedicándole esa descarga de deseo que vivía en ese momento.
Me terminé de bañar, con la culpa golpeándome el pecho, al desear poseerla y al parecer era inocente a todo los pensamientos prohibidos que me invaden en torno a ella.
-Te traje esta ropa. Ingreso sin golpear, me cubrí nervioso mis partes.
-Solo déjalo ahí. Le dije incómodo.
Ella asintió y salió.
"No puedo creerlo, no tiene noción de la privacidad" Suspire contrariado.
-Puedes dormir en el sofá ante la chimenea, te dejé mantas. Escucho que me dice del otro lado.
-Sí, gracias. Mi voz salió aguda y nerviosa.
Me puse esa nueva camisa y pantalon de una tela fina de algodon, muy comoda, me quedaba mejor que la anterior, esta era de mi medida, me entro curiosidad de saber de donde sacaba, si era de su padre, no me imaginaba a ningun otro, todo señalaba que vivia ahi sola con su padre.
Al salir del baño me dirigi a la sala, sobre el sofa ante la chimenea estaba la manta, pero de ella no habia rastros, me recoste, pero no podía dormir, di vueltas todo el tiempo, en mi mente solo su rostro aparecia, cada parte de su figura, como si le hubiera sacado fotografía.
Escuche un leve gemido, por lo que me encamine por un pasillo oscuro, tomo una de las velas que vacilaba en un rincón, a medida que caminaba sentí que mis pasos rompían la fina capa de un líquido en el piso, ilumine para ver y era agua.
¿Está entrando agua? Me preocupé.
Podía ser posible, la tormenta había sido muy intensa y la cabaña estaba cerca de la playa.
Al llegar veo como Aria estaba procurando acomodar unas bolsas de arena en la puerta que daba al cobertizo que tenía para guardar la embarcación.
-Deja que te ayude, debiste pedirme. Le digo.
-Te accidentaste, no quería que te esfuerces. Respondió afligida.
-Debes pedir ayuda. Le repeti.
Tapamos la entrada con las bolsas.
-Vamos, sellemos el pasillo, al parecer seguirá subiendo. Propone preocupada.
-Si sigue asi, no sera mejor estar en un bote. Le dije, pero ella nego.
-Ya pasamos por esto, con poner las bolsas, va a estar bien. Me respondio.
Al terminar de colocar las bolsas de arena en cada entrada y aseguranos que no dejamos ningun lugar sin proteger nos sentamos ante la chimenea, a mi me sirvio una taza de cafe, pero ella no tomo nada.
-¿Por qué no tomas cafe? Asi te calientas. Le digo, pero la verdad yo queria calentarla.
- No acostumbro hacerlo. Respondió pensativa.
La note muy preocupada, por lo que busco la manera de distraerla.
-¿Esta ropa es de tu padre? Le pregunto.
-Sí. Respondió dubitativa.
El sonido de la tormenta la hizo estremecer, note su aflicción, miraba hacia arriba y su vista se clavó en la ventana donde las gotas de lluvia golpeaban sin piedad.
La atraje hacia mí y la abracé.
-No te preocupes vamos a estar bien. Le dije
Me estremeci al sentirla entre mis brazos, fue una sensación diferente, como si una energia recorriera todo mi cuerpo.
-Espero que esté bien. Susurro entre labios.
-Si te refieres a tu padre, lo debe estar, no te preocupes. Le repito.
Mire al rededor, no veía ningún aparato eléctrico, no había ni siquiera una radio.
-¿Tienen electricidad?. Averiguo al ver que ilumina el ambiente solo con velas.
-Si, pero por la tormenta se corto la luz... Y no hay combustible en el grupo de electrógeno que tenemos... Por eso las velas. Respondió.
¿No tienes televisión? Le consulté.
-¿Qué es eso? Me pregunto.
-Un aparato plano, cuadrado, negro... Donde mirar alguna película, noticias.
-Solo mi padre, prefiero los libros. Respondió.
-Podemos ver algo...
-Con esta tormenta no... Y no hay luz. Repite.
-¿Cómo sabías los nombres de los huesos? Cambio de tema.
-Leí sobre el cuerpo humano... Mi padre me dijo que es importante conocer como funciona. Respondió sin dejar de prestar atención a los sonidos del exterior.
"EL NIVEL DEL MAR ESTA CRECIENDO, DEBEN IR A ZONAS MAS ELEVADAS, TENEMOS LAS EMBARCACIONES LISTAS PARA RETIRAR A LAS FAMILIAS"
"DEBEN IR A ZONAS MAS ELEVADAS, EL NIVEL DEL MAR ESTA CRECIENDO"
Escuchamos como hablaban por un alta voz y una luz ilumino la ventana proveniente de una embarcación.
-No dejaré la casa. Anuncio Aria nerviosa.
-Escuchaste, debemos irnos. Le repito.
-No me ire, me quedare. Afirmo segura.
-Pero si el agua llega hasta aqui, no podras salir. Le trato de convencer.
-Ve tu si quieres, te llevarán, yo me quedo. Afirmo retirándose a su cuarto.
No quería dejarla, ella me salvó, no deseaba que le pase nada malo.
La seguí a su cuarto.
-Aria. Golpeo la puerta y no responde.
Dudo en entrar o no, pero igual lo hago y la veo acostada en su cama abrazada a su almohada.
-Aria. Le hablo suave y me siento al borde de su cama.
-Entiendo que no quieras dejar tu hogar, que el miedo de perder lo que sientes que te define ya no este ahi... Pero solo son objetos, cosas, no te definen, eso lo decides tú. Le trato de convencer, aunque no encuentro las palabras, espero que las que dije sirvan.
-No, no me ire. Afirmo.
-No puedes quedarte, voy a estar contigo. Le digo por si su temor era quedar sola.
-No quiero, no quiero mojarme con agua de mar ante todos, si lo hago...
Se callo en esa parte.
"Tiene miedo de mojarse"
"Pero ella me rescató del fondo del mar, sabe nadar"
"¿Por qué no quiere mojarse ante los demás?"
-Aria, no entiendo tu miedo de mojarte, se que sabes nadar, me salvaste. Le digo.
-Eso fue diferente. Me dijo.
-¿Por qué?...
-YA DIJE, NO ME IRE... VETE TU... DEJAME SOLA. Elevo la voz empujandome para que salga.
-NO, NO TE DEJARE, IRAS CONMIGO. Le digo al sentirme molesto que me empuje, jamás nadie me empujo así, siempre fui yo el que les marco eso a los demás.
-¡ERES FEO, HORRIBLE, VETE, TE ODIO!
Me grito todo lo que se le ocurrió para herirme y que me ofenda dejándola, pero no puedo dejarla, tengo una deuda con ella por salvarme de morir ahogado.
La levanto en brazos, ella me pega la espalda con sus puños, lucha en zafarse de mi agarre.
-¡¡DEJAME!!
-¡¡SUELTAME!!
Grita mientras lucha.
-NO TE DEJARE, NO TE DEJARE QUE TE AHOGUES Y MUERAS. Le digo molesto.
No entiendo que se ponga tan terca.
-NO ENTIENDES, DEJAME. Me pega para que la suelte, pero no me lastima, sus golpes son suaves, no tiene la fuerza para lastimarme.
-NO PUEDO, NO QUIERO DEJARTE AQUI, DESPUES QUE ME SALVASTE TENGO UNA DEUDA CONTIGO Y HE DECIDIDO PROTEGERTE, POR LO QUE VENDRAS CONMIGO. Le aseguro firme.
Al abrir la puerta el viento nos empuja al interior.
-CIERRA, HARAS QUE EL VIENTO LLEVE LA CASA. Me grito desesperada, por lo que la bajo y entre los dos con esfuerzo volvemos a cerrar la entrada.
Ella me mira agitada.
-VAMOS AL ÁTICO, AHI ESTAREMOS BIEN, SI EL AGUA SUBE MAS HAY UNA CANOA QUE PODRAS USAR. Me dice.
-NO TE DEJARE SOLA, VENDRAS CONMIGO. Le aseguro mientras la sigo.
Bajo una escalera que era plegable y abría una pequeña puerta hacia el techo.
-NO DEJARE MI CASA. Repuso firme.
Suspire molesto, no lograba que cambie de opinion.
Nos refugiamos en el ático donde había almohadones enormes y podíamos ver por una ventana el caos desatado afuera.