Latentis

Al siguiente día los archiduques mandaron a llamar a Arthur para que desayune con ellos, además querían presentarle a su primer hijo que justo había llegado del segundo reino de Latentis, en este reino habitan los elfos criaturas mágicas que por naturaleza soy muy gruñonas y bromistas les encanta ser sarcásticos.

—Buenos días, Archiduques —hace una reverencia 

—Toma asiento hijo —pide Danielle 

—Buenos días, padres —saluda Daphne, dándoles un beso en la mejilla a cada uno 

Los alimentos fueron servidos justo cuando las doncellas terminaban de servir el jugo de naranja entró Darién hermano mayor de Daphne y futuro rey elfo y archiduque, aunque para él es mejor vivir en el mundo humano como archiduque.

—Padres, hermana, es gusto volver a verlos— habla Darién aceptando el abrazo de su hermana 

—Al fin volviste hermano—dice Daphne sonriendo 

—Ustedes dos ya siéntense a comer —pide el archiduque 

—Deja a los niños hablar—dice archiduquesa 

Darién pasa a abrazar a sus padres y darles un beso en la mejilla como señal de cariño, en eso él voltea a ver que hay un invitado inesperado.

—Ah por cierto él es Arthur — Menciona el Archiduque 

—Mucho gusto joven Arthur soy Darién —se acerca extendiendo su mano como saludo 

—Mucho gusto— respondió el saludo 

Algo en la mente de Darién hace clic y eso es que la voz que ha escuchado le resulta ligeramente familiar, recuerda que cuando tenía diez años su padre lo llevó al palacio de Lunne ahí conoció aún niño de casi su misma edad, pero solo lo vio una vez de ahí no volvió a verlo.

—¿Tú eres un príncipe?—pregunta rápidamente 

—Legalmente, lo fui, pero hace doce años fui enviado a la frontera del sur—menciona Arthur 

—Así que si eres ese niño —murmuró Darién 

—Ya estuvo bueno no, hay que desayunar —pide Daphne, ella no tiene mucha paciencia que digamos y menos cuando está a punto de comer 

Los archiduques ríen por la forma de ser de su preciada hija, saben que ella algo que le molesta es no comer a tiempo o cuando va a dormir y que alguien vaya a despertarla encendiéndose la luz eso la pone de tan mal humor.

Al terminar de desayunar pasaron a la sala a tomar algo de té, y por qué alguien tiene curiosidad de saber sobre la vida del hijo de su amiga.

—Bien ya que nos conocemos podrías contarnos qué pasó con Elysia —pide la archiduquesa 

—Madre calma recuerda que apenas nos conoce —dice Daphne 

—Es cierto apenas los conozco, pero puedo contarles de mi madre, verán según me contó mi abuela mi madre no tenía una familia lo único que sabían era su nombre se supone que mi padre se enamoró de mi madre, pero cuando yo tenía un año una concubina entró al palacio, un año después mi madre murió, con el pasar de los años nadie recordaba a la primera emperatriz, durante mi niñez vivía bien, pero no me dejaban ir a los eventos sociales o salir del palacio, me mantenían como si fuera un criminal encerrado en las cuatro paredes del palacio frío, cuando cumplí diez años me enviaron al archiducado del sur, ahí crecí al cuidado de mi abuela, cuando la abuela murió me dejó el archiducado a mí, pero el emperador no quería que tomará ese puesto, son pocos los que saben que el emperador es mi verdadero padre, para todos soy solo un sobrino lejano de mi abuela—termina de decir Arthur 

—Vaya tal parece que borraron tu existencia como el primer príncipe—menciona Daphne

—¿Tu abuela de la que hablas es la madre del emperador?—pregunta Danielle, ya que ella conoce a los padres de Elysia 

—Así es—dice él 

Esto que todos han escuchado resuelve las dudas de por qué Danielle no pudo encontrar a su amiga, y más que cuando decidió ir a casarse al mundo humano eligió perder sus alas, sin sus alas es como si dejara de existir en el mundo mágico, sin forma de rastrearla.

En eso la familia Fenty siente como la barrera se sacude, es como si alguien intentara entrar a fuerza a su territorio, el archiduque se levanta saliendo de la sala encontrándose con su general que viene a toda prisa.

—Que pasa—pregunta Arthur 

— eres un ser mágico y no puedes sentir la energía, vaya cosa—menciona Daphne recibiendo un visado de su madre 

— No le hables así, recuerda que él ha vivido toda su vida con los humanos—la regaña su madre 

—Madre por qué me regañas yo soy tu hija—hace un puchero cruzándose de brazos 

—Por qué te comportas como niña chiquita—le responde su madre 

—Por qué no lo llevamos al mundo mágico—propone Daphne—Quieres conocer a tus abuelos —le pregunta 

—Eh sí sería grandioso—dice él 

—Genial vámonos—dice ella, pero su madre le tomó de la mano deteniendo su caminar 

—Vayan con cuidado, es mejor que se vaya y esté seguro, así los invasores al entrar se darán cuenta de que no hay nada que les interese aquí—le responde Danielle 

—Yo iría, pero acabo de volver—responde Su hermano—cuídate sí, y tú cuida a mi hermana—señala a Arthur dejando de abrazar a su hermana 

—Sí mi general —bromea Arthur 

Cada uno se va a sus habitaciones para preparar sus equipajes, pero Arthur no tiene nada de ropa que llevar así que solo descansa mientras espera, por parte de Daphne ella no llevará ropa, ya que en el palacio en Latentis tiene su propio palacio y ahí tiene muchas cosas que puede utilizar en su estadía, tiene meses de no ir por estar pendiente de ese tonto príncipe y ahora que le apareció esta grandiosa oportunidad no piensa desaprovecharla.

La hora había llegado, agita sus dedos de arriba abajo, apareciendo en la habitación de Arthur, este se encuentra dormido en el sofá, ella se acerca sin hacer ningún ruido, observando el rostro del chico, su manera de descansar le resulta muy relajante, con su mano se acerca para acariciar la mejilla opuesta al solo colocar su mano sobre la mejilla arena una mano opuesta la toma, viendo que Arthur ha abierto los ojos, ella siente que va a morir de vergüenza.