Beatriz sufre una gran desilusión amorosa y deja de creer en el amor; sin embargo, el día de la boda de su exnovio conoce a un hombre que parece dispuesto a hacerla cambiar de opinión.
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Capítulo 4
1 año después....
Beatriz narrando.....
Y la vida siguió…
Un año se pasó desde aquel día que cambió todo. Me gradué en Ingeniería, conquisté un buen empleo y un salario que me permite vivir con tranquilidad. Mis padres… ah, ellos florecieron. Mi padre abrió su propia empresa de transportes, con una flota de camiones que crece cada mes. Mi madre, siempre organizada, inauguró un depósito donde las personas alquilan espacios para guardar sus pertenencias. Los dos emplean mucha gente, inclusive brasileños. Ellos nunca estuvieron tan felices y yo nunca me sentí tan orgullosa de ellos.
Mi tío Roberto finalmente se divorció y echó a la esposa y a la hija cretina fuera de casa. Hoy él vive solo y trabaja en la empresa de mi padre. Sobre mi tía y Priscila… bueno, la última noticia que tuve es que las dos necesitaron trabajar para sobrevivir y pagar el alquiler de una casita simple.
¿Y mi ex?
Intentó entrar en contacto de todas las formas posibles. Yo ignoré cada mensaje, cada intento. Él solo desistió cuando mi padre lo amenazó personalmente. Sé que él y Priscila aún están juntos - amigos en común comentaron -, pero me esfuerzo por cortar el asunto. No quiero oír el nombre de ellos. Me hace mal. Priscila nunca intentó buscarme, nunca pidió disculpas… y, sinceramente, no había cómo. Cualquier palabra de ella sería pura hipocresía.
¿Yo? Nunca más tuve novio. No confío más en los hombres. No quiero, de ninguna manera, correr el riesgo de vivir lo que viví. Hasta aparecieron otros… pero rechacé a todos. Hoy, romance para mí solo existe en las páginas de los libros que leo.
Palacio Real de Nurabia.
Salón de Audiencias Privadas
La atmósfera era densa, cargada. El rey Malik, un hombre imponente de voz grave y mirada inflexible, miraba al hijo con una expresión de decepción contenida. Emir, por su parte, estaba de pie, elegante y firme como siempre, pero había chispas de rebeldía en su mirada.
Rey Malik: - ¿Entonces es eso lo que tienes que decirme? ¿Vas a renunciar a tu destino? ¿Al trono que es tuyo por derecho?
Emir: - Si ser rey significa traicionar mis valores, mi libertad y condenar a mi hermana, la mujer más preparada de este país, a la sombra, entonces sí... yo renuncio. Amira debería ser la heredera. Ella es la primogénita, la más capacitada, y ama esta nación de un modo que pocos entienden.
El rey se levantó de forma brusca, las vestiduras reales ondeando a su alrededor.
Rey Malik: - ¡Hablas como si yo no conociera a mi propio pueblo! ¡Ellos jamás aceptarían ser gobernados por una mujer!
Emir: - Tal vez no acepten porque nunca tuvieron la oportunidad. Pero el mundo está cambiando, padre. El pueblo respeta a Amira. Ella ya lidera consejos, representa al país en reuniones internacionales. Ella no necesita probar más nada.
Rey Malik: - Estás enamorado de ideas occidentales de más, Emir. Eso es peligroso.
Emir: - El verdadero peligro es aferrarse a tradiciones que limitan, que impiden a una mujer brillante de ocupar el trono solo por ser mujer.
Yo no quiero el trono. Y no quiero un matrimonio arreglado con una mujer que yo no amo solo para sustentar una farsa de estabilidad.
El rey lo observa, silencioso. Por un breve momento, él parece... cansado. Pero luego la dureza vuelve a su semblante.
Rey Malik: - Nadine es la mujer ideal para ser la reina de Nurabia. Ella creció con tu hermana corriendo por los corredores del palacio y es de buena familia y...
Emir: - Claro... y también es hija de tu mejor amigo ¿no es así? Mira padre este asunto para mí ya está cerrado tengo un vuelo que tomar tengo que volver a Miami tengo muchos compromisos.
Emir sale sin dejar que el padre diga más nada.
Momentos después él ya estaba listo para salir cuando la madre de él entra.
Leila: - ¿Te ibas sin despedirte?
Emir: - Claro que no madre.
Emir abraza y besa a la madre.
Emir: - No vas a intentar convencerme de casarme con Nadine también ¿no?
Leila: - No más, me gustaría y para el bien de este país, hijo mío, Nadine es la mujer ideal.
Emir: - Te amo madre pero no.
Mientras tanto en Miami…
El reloj marcaba casi once de la noche cuando Jake entró en el apartamento, soltando la llave con fuerza sobre el mostrador de la cocina. El traje arrugado y el semblante cansado dejaban claro que él venía directo del trabajo. Priscila apareció en la sala con una copa de jugo, vestida con una bata de satén rosa.
Jake: - ¿Qué haces aquí? ¿Cómo entraste?
Priscila: - ¡Con mi llave y no atendiste mis llamadas en toda la tarde! ¡Necesité que compraras el helado de pistacho que te pedí! ¡Sabes que yo solo consigo comer ese!
Jake: - Yo estaba en una reunión con inversores, Priscila. No se puede salir del medio de un contrato de millones para comprar helado. ¿Y desde cuándo tienes la llave de mi casa?
Ella cruzó los brazos, haciendo puchero.
Priscila: - Yo hice una copia. ¡Ya no te importo más! ¡Ni con nuestro bebé! Siempre estás cansado, siempre de mal humor. Apuesto a que piensas en ella aún…
Jake: - Priscila, no empieces. No transformes esto en drama. Ya conversamos mil veces.
Priscila: - ¡Claro, conversaste sí! ¡Pero ahora soy yo la que está aquí, con esta barriga creciendo, sin cariño, sin apoyo, sin… todo! ¡No me amas, Jake!
Jake: - Tú querías este matrimonio. Tú me presionaste desde que Beatriz se fue. Y ahora… ahora nada es suficiente! ¡Nada te satisface!
Priscila: - ¡Porque eres frío! ¡Me tratas como si yo fuera un peso! ¡Una obligación!
Jake pasó las manos por el rostro, cansado. Él se alejó de la cocina y se tiró en el sofá.
Jake: - Estoy cansado, Priscila. Cansado de andar en círculos. De fingir que esto aquí es un cuento de hadas. Discutimos cada santo día, tú gritas, me acusas, haces escena…
Y yo no consigo ver un futuro para nosotros. Estoy cansado de todo esto.
Ella quedó en silencio por un momento, impactada. Después, comenzó a llorar alto, en sollozos forzados.
Priscila: - ¡Eres un monstruo, Jake! ¡Un monstruo! Yo dejé todo por ti, y ahora… ¿ahora quieres dejarme? ¡Estamos por casarnos!
Jake: - ¡Tú armaste para mí! ¡Tú planeaste todo esto! ¡Por envidia! ¡Y ganancia! ¡Porque no soportas ver a Beatriz feliz! ¡Prácticamente te tiraste en mi cama!
Priscila: - ¿Y a ti te gustó ¿no? ¡Tanto que estoy aquí embarazada!
El silencio que se instaló fue denso e incómodo. En la TV apagada frente a ellos, el reflejo de los dos parecía de una pareja quebrada, presa por convenciones, apariencias… y ahora, por un bebé.
El sonido del control remoto golpeando contra el sofá quebró el silencio tenso del ambiente.
Priscila: - Te das cuenta de que nadie me apoya, ¿no? ¡Ni tu padre, ni tu madre, ni mi padre! ¡Todo el mundo dándome la espalda como si yo fuera la culpable!
Jake: - Tal vez porque lo seas.
Priscila: - ¿Qué dijiste?
Jake: - Yo dije que tú armaste todo esto. Jugaste con todo el mundo, me forzaste a asumirte, y ahora actúas como víctima. Tu padre te echó de casa, Priscila. Tu propio padre. ¿Eso no te dice nada?
Priscila: - ¡Él es un traidor! ¡Se puso tristecito porque soy mejor que la pobre Beatriz! ¡Solo porque yo quise más de la vida, porque yo luché para ser rica, para ser conocida! Y ahora estoy aquí, sola, embarazada, ¡sin apoyo de nadie!
Jake: - Tú no estás sola porque el mundo es cruel. Tú estás sola porque nadie te aguanta. Ni tu padre. Ni mis padres, que me llaman todos los días diciendo que tú eres una vergüenza. ¿Y quieres saber? Yo concuerdo con ellos.
Priscila: - ¡ME DEBES, JAKE! ¡Yo entregué todo para ti! ¡Beatriz fue pasada, fue débil! ¡Yo soy mujer de verdad! ¡Yo hice lo que era necesario!
Jake: - ¡Tú destruiste todo lo que yo tenía! Por tu causa yo perdí a la única mujer que amé.
Priscila: - ¿Amor? Quien ama no engaña despierta querido, Jake, si amases a mi primita no te habrías acostado conmigo.
Él toma la llave del coche y la billetera sobre la mesa.
Priscila corre tras él.
Priscila: - ¿Me vas a dejar aquí sola? ¿Embarazada?
Jake: - Tú solo piensas en ti, Priscila. Quédate ahí con tu drama. ¡Y con tu veneno estoy hasta las narices de todo esto!
Priscila sale gritando por el corredor.
Priscila: - ¡SI SALES POR ESA PUERTA, JAKE, TE JURO QUE HAGO UN ESCÁNDALO!
Jake rueda los ojos y abre la puerta.
Jake: - Es solo uno más en tu colección.
Él cierra la puerta con fuerza.
Priscila: - Ingrato… todos ustedes son ingratos… Pero van a ver…
