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El Calabozo De Moff.

El Calabozo De Moff.

Status: En proceso
Genre:Yaoi / Comedia / Ángeles / Mundo mágico / Mitos y leyendas / Fantasía LGBT
Popularitas:1.4k
Nilai: 5
nombre de autor: Xie Lian.

BL.

⚠️ Para mayores de 18, la novela puede contener escenas no aptas para menores. ⚠️

Alfred es un hombre que se dedica a desmentir leyendas junto con su hermano. Toda su vida ha sido relativamente tranquila o así lo cree él, en realidad no tiene casi ningún recuerdo. Estos parecen estar tapados con una espesa niebla blanca.
Jamás sintió demasiada intriga sobre el por qué sus recuerdos habían desaparecido, hasta que una extraña leyenda llega a sus manos, de hecho, fue muy conveniente para poder solucionar también el desastre en el cual su hermano se había metido.

Esta leyenda trataba sobre un Ángel y ofrecía una muy buena recompensa, junto con su hermano se embarca en su nueva aventura, que sin que Alfred lo supiera, se convertirá en el camino para desenvolver su pasado y encontrar a alguien que lo ha estado esperando en secreto.

Pd: La imagen de la portada NO me pertenece.
Newt y Thomas son solo una representación.

NovelToon tiene autorización de Xie Lian. para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Capítulo 4: ¿Amiga o enemiga?

— ¿Cuál es la fecha límite?

—No lo sé...

Alfred suspiro, dándose por vencido con su tonto hermano. ¿Quién en su sano juicio no pregunta la fecha límite de algún pago?

—Por supuesto que no lo sabes—. Se burló antes de pasarle a su hermano la "carta" arrugada. Hugo la miro con una expresión de duda y comenzó a leerla, su rostro se mantuvo impasible hasta que leyó lo de la recompensa. Secretamente Alfred esperaba ver algún resplandor de emoción en sus ojos mientras leía, pero al final no fue así.

— ¡Sin duda esto es una señal de que tendremos buena fortuna!

— ¿Eso crees?, ¿crees que la recompensa pueda ser real?

—Pues claro—. Su hermano le devolvió el papel arrugado con una gran sonrisa, no había duda en su respuesta, Alfred quería preguntarle qué opinaba de la leyenda, pero al final suprimió la extraña inquietud de su corazón y no dijo nada. —Me mostraste esto porque planeas ir allí conmigo, ¿verdad?

—Sí, pero antes tengo algo que hacer. Tú ve empacando las cosas, no sé a qué hora llegare. Si se hace la noche no me esperes despierto.

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Entro a la taberna y pidió a uno de los empleados que llamara a su jefe. Había venido para averiguar la fecha límite del pago, después de todo aun no sabía en donde estaba esta posada Kerba que era mencionada en la carta. Si quería asegurarse la recompensa tenía que ir hasta allí más tarde.

—Hola—. Alfred saludo eh inmediatamente el otro hombre le sonrió, era el mismo de la otra vez, el cuál lo había llamado amigo. Ahora frente a esta persona se sintió un poco avergonzado ante su actitud anterior, por lo que aclaro su garganta. —Este, ¿tú jefe...?

— ¿Jefe?, me dijeron que querías hablar conmigo. No-amigo.

El hombre tenía una pequeña cicatriz en su frente, la cara regordeta y un pañuelo blanco en su cabello castaño. Su cuerpo apenas musculoso desprendía un fuerte olor a tabaco que hacía que su nariz picara.

¿Este hombre era el jefe del lugar?

Se lamentó internamente, si lo hubiera sabido jamás lo hubiera tratado de tal manera en el pasado, quizás así se apiadaría y reduciría la deuda de su hermano..., y lo peor parecía ser que esta persona lo recordaba.

—Lamento lo de la otra vez, fui impulsivo—. Sonrió apenado. —Estas en lo correcto, solicite verlo para consultar una deuda—. Su tono era más cortes y formal que la anterior vez que se habían visto.

— ¿Una deuda?, ¿usted es un deudor de aquí?

Alfred negó.

—Mi hermano, él que estaba la otra vez...

— ¡Ah, ese chico!, ¿así que es tú hermano?, por como lo regañaste pensé que era tú hijo—. Se burló y Alfred sonrió superficialmente. —Me debe mil quinientas monedas de oro, ¿quieres saber en qué gasto tanto dinero?

—Me comento que fue una apuesta—. Lucho para no fruncir el ceño.

—En parte—. Al notar que Alfred no lo interrumpía, continúo. —Antes de que hiciera la apuesta de mil monedas de oro, dijo que no importaba si él era el ganador o vencedor: ¡Invitaría a todos a doce rondas de bebidas! La verdad es muy agradable. Dígale que es bienvenido cuando quiera.

¡Ese imprudente!

Solo quería regresar a casa y hacer que Hugo se encargara completamente de la estupidez que había hecho.

—Le diré... ¿cuál es el plazo para pagar?

—El plazo es de un año, pero ya paso un mes—. Los ojos del hombre se oscurecieron. —Si tú hermano no me paga a tiempo haré su vida miserable, maldecirá el día que entro en este establecimiento hasta el día de su muerte—. Alfred se crispo, ¿no estaba esta persona diciendo hace unos segundos que su hermano era bienvenido?, ¿Dónde había quedado ese tono amigable y despreocupado?

—Ey, ey—. No permitiría que nadie amenazara a su hermano así, y menos sin el mismo presente. —Primero que todo, vamos a calmarnos. No hay necesidad de nada, él te pagará, tenlo por seguro..., pero en caso de...—. Finalmente se mostró inseguro, Hugo creía que la recompensa era real, pero él no. Sentía que era muy bueno para ser verdad, así que no estaba seguro de poder contar con ese dinero. El jefe del lugar lo miro enarcando una ceja.

— ¿En caso de qué?

—En caso de no poder pagarla, además de amenazarlo como lo has hecho. ¿Hay otra alternativa como pago?— El hombre guardo silencio, al parecer jamás le habían preguntado algo así y lo estaba meditando detenidamente.

—Bueno, podría pensar en ofrecerle trabajo, pero sin paga. Hasta que salde la deuda, posteriormente seria despedido—. Los ojos de Alfred brillaron. —Pero, trabajaría en Arel.

— ¿Arel?—. Todo entusiasmo anterior desapareció de su rostro.

—Sí, mis empleados están recios a ir allí y naturalmente yo no los mandaría a ese lugar de mala muerte. A menos de que me deban algo, después de todo en Arel tengo dos tabernas con poca gente trabajando.

—Mi hermano no puede ir a trabajar allí—. Su voz salió firme pese al escalofrío que le produjo mencionar ese país, en los últimos años había mejorado, a eso le daba merito, pero aun así era un lugar depravado, la ley parecía no existir. ¿Qué le pasaría a Hugo si fuera allí?, no estaba seguro.

Y eso le asustaba.

Todos los relatos que le habían contado eran aterradores.

—Entonces que pague—. El hombre, notoriamente aburrido por hablar con Alfred, se dio media vuelta para marcharse.

— ¡Espera!, ¿existe la posibilidad de que alguien más pague la deuda por él?—. Esto volvió a llamar la atención del Jefe, el cuál de inmediato se volteó.

—Por supuesto, mientras el dinero llegue a mis manos, no me importa quién lo pague. ¿Qué idea tienes?

—Pon la deuda a mi nombre. Soy Alfred Trich, pagaré, ya sea con dinero o trabajando en Arel—. No iba a permitir la posibilidad de que su hermano fuera a un lugar tan perverso.

—Echo. Recuerda, Alfred Trich, el tiempo corre y no espera a nadie.

—Lo sé, otra cosa. ¿Sabes en donde queda la posada Kerba?— Pregunto, con la esperanza de que esté hombre supiera. Después de todo muchos taberneros de diferentes partes del mundo mantenían contacto, existía una posibilidad de que la posada haya sido mencionada con anterioridad.

— ¿Kerba?, no. Jamás oí de ella.

—Oh... Bueno, gracias—. Sus hombros se encorbaron un poco hacía adelante.

— ¿Por qué quieres ir allí?—. Alfred entrecerró sus ojos, ¿a qué venia esa pregunta?

—Asuntos personales, pero ya que no sabe en donde esta no lo voy a entretener más. Gracias.

Se dio la vuelta y se marchó, aun así podía sentir los ojos del jefe del lugar sobre su espalda.

...•••°•••°•••°•••°••••°•••°•••°•••°•••°•••°•••°•••°•••°•••...

Miró el par de casas agrupadas como un condominio y entro por un largo y ancho pasillo. Al final de este había una casa bastante...particular. Tenía una antena de aspecto extraño que según sabía era para controlar el clima colocada en el techo y otra antena que Alfred jamás supo para que servía, sentía que estaba solo cómo decoración, de todas maneras nunca le presto mucha atención a estas cosas. Así que no le imputaba en lo absoluto.

El color de las paredes era de un marrón opaco, así como la puerta, prácticamente esta se camuflaba con la pintura de la estructura, si no fuera por su marco gris, no se podría distinguir. Alfred se acercó a esta y dio tres suaves toques con los nudillos, inmediatamente la puerta se abrió con un suave crujido.

—Oh, tú—. La voz de la chica sonó muy deprimida, Alf solo le sonrió levemente.

—Bea, hola. ¿Estabas esperando a alguien?

Ella se hizo a un lado para dejarlo pasar mientras miraba a su alrededor con cautela, después entro y cerró la puerta. El olor a tinta y humedad hizo que la nariz de Alfred picara.

—Estaba esperando un paquete.

— ¿Por qué esta tan oscuro?

Hablaron ambos al mismo tiempo, Bea bufo sintiendo que Alfred era demasiado exigente, así que para callarlo de una vez encendió la luz moviendo la palanca del interruptor.

Todo el lugar era un caos.

Había papeles desperdigados por todas partes, algunos parecían ser mapas de algunos lugares eh incluso otras cosas que no llego a descifrar, de hecho parecían más garabatos de algo.

La tinta estaba esparcida sobre la mesa, seca. Y sobre el pequeño sofá había una pila de cuadernos desorganizada.

— ¿Qué paso?, ¿alguien entro a robar?— Bromeó.

Bea se burló.

—Nadie se atrevería a hacer tal estupidez, y en caso de que así fuera no dudaría en encajarle una bala en la frente.

En el pasado Alfred se hubiera reído con nerviosismo y pensaría que esta mujer de cabello castaño, corto y desordenado estaba loca.

Aunque si estaba loca.

No había nada que él pudiera hacer, así que se acostumbró a su extraña personalidad de ermitaña. También sabía que las palabras de Bea eran sinceras, ella tenía armas en la casa, muy bien escondidas.

— ¿A qué has venido?, ¿a provocarme más desastres?— Sus palabras lo sacaron de su estado de estupor y aclaro su garganta, avergonzado.

—No, y me disculpo por lo anterior—. Además mi deuda ya está saldada, ¿por qué me molestas tanto?, pensó, no se lo expreso a la chica por miedo a que tomara algún objeto contundente y se lo partiera en la cabeza, ya una vez lo había hecho con una lámpara de mesa. Alfred había aprendido a ser precavido con sus palabras delante de esta mujer debido a aquel incidente que casi lo manda al hospital local tras decirle "Deberías limpiar más". Su comentario no había sido con maldad, pero la otra persona se lo había tomado muy a pecho. —Tengo una pregunta que sé que tu podrás responder.

—Habla.

—Necesito saber dónde queda la posada de Kerba—. Sonrió Alfred.

Bea puso los ojos en blanco.

— ¿Para qué quieres ir hasta allí?

— ¿Sabes en dónde está?—No pudo evitar sentirse esperanzado.

—Respóndeme.

Alfred la miro por un tiempo y se mordió el labio, algo inquieto. ¿Estaba bien contarle a Bea sobre esto?, después de todo eran los problemas de su hermano y suyos, no quería involucrar a personas externas. Finalmente suspiro y se decidió, sabiendo que si no contaba el motivo por el cuál buscaba el lugar Bea jamás se lo diría.

—Hugo se metió en una deuda.

— ¿Eso que tiene que ver con la posada?

—Veras, la posada ofrece una recompensa—Bea lo miro, así que continuo. —Tengo un viejo diario que tiene una leyenda, esta posada ofrece una recompensa por ir a una montaña a buscar a un Ángel—. Se burló. — ¿No es ridículo?

Los ojos de la mujer loca de repente brillaron con algo de claridad y obsesión.

— ¿Un Ángel?, ¿tienes ese diario contigo?

Alfred no logro notar esta anormalidad en Bea y asintió, del bolsillo de su pantalón saco el viejo diario y se lo paso. Ella lo tomo de inmediato y al abrirlo sus ojos se movieron con frenesí por las palabras, una extraña sonrisa se estaba formando en su rostro.

—No planeas robar el dinero, ¿verdad?

— ¡A la mierda el dinero, este diario es una antigüedad!

Se acercó a ella tras oír eso, ya que se había alejado hasta la sucia mesa. Él no pudo evitar pasar un dedo sobre la tinta seca, inmediatamente una pequeña cantidad de tinta se pegó en la yema de este, manchando la pálida piel de un suave negro, parecía una flor marchita arraigada a su dedo.

Volvió sus ojos de color miel hacia Bea.

— ¿En verdad?—. Siempre le habían gustado las antigüedades, desgraciadamente no lo suficiente como para investigar sobre ellas.

Alfred era así, si algo no lograba llamar su atención no era importante para sus ojos. Pero si lo contrario ocurría se clavaría profundo en su corazón y querría saberlo todo.

—Si—. Ella asintió. —Todas las copias de este diario se perdieron en el tiempo, de hecho yo tenía uno, pero me lo robaron.

Alfred no pudo evitar burlarse en su corazón al recordar las palabras de la contraria hace unos instantes: ¿Quién se atrevería a robarme?

— ¿Tienes alguna manera de averiguar en donde esta Kerba? —Alfred fue directo, no quería desviarse más de este tema, en respuesta Bea puso los ojos en blanco.

—Pues claro, ¿tú crees que mi cerebro está de pinta?

Mientras hablaba, la mujer se acercó a unos estantes y extendió su mano para sacar una especie de caja metálica que estaba ahí, la depósito con un estruendo sobre la mesa. Al abrirla saco un extenso mapa del mundo hecho a mano, por ella misma. Bea había estado en muchos lugares, o de eso se había jactado innumerables veces. Alfred ladeo la cabeza al mirar las masas de tierra dibujadas con perfectos trazos finos y gruesos. En algunas había grandes X marcadas.

Sin previo aviso su largo dedo se detuvo en un punto y de la misma caja metálica saco otra hoja, está más pequeña.

—Aquí.

Alf entrecerró sus ojos para poder leer, pero se le hizo imposible, las letras de la chica era extraña, a veces fina y pequeña y a veces alargada. Parecía que todo estaba escrito en otro idioma.

—Listo. Está en Moet.

Alfred parpadeo, incrédulo. ¿Moet?, ¿por qué ese nombre le sonaba?

Una imagen de alguien se extendió ante él, pero era tan borrosa que no recordaba de quien se trataba, finalmente se dio por vencido y dejo que ese recuerdo nebuloso se hundiera en el fondo de su memoria.

—Puedes comprarme un mapa...

—No tengo dinero. ¿Moet, en algún lugar en específico?

—Vaya, no sé cómo puedes vivir así—, comentó. —No lo sé, ¿cerca de alguna costa? En mi mapa solo están las masas de tierra, así que desconozco en qué muelle podrías parar.

Alfred se avergonzó un poco, jamás había sido alguien de mucho dinero. Tras las palabras de Bea supo que debía de investigar un poco más, aunque sentía que está misma le estaba ocultando información de manera deliberada.

—Solo por esta vez te lo voy a regalar.

Minutos después Alfred se despidió de Bea, ya tenía el mapa en la mano y el viejo diario nuevamente en su bolsillo. Ahora solo tenía que ir a otro lugar, llegar a casa y descansar, para así emprender su viaje.

Por otra parte la mujer se quedó de pie, su expresión alternaba entre sombría y burlona. Chasque sus dedos y de inmediato una bola de luz pálida se condenso a su lado, dándole a su rostro un brillo espeluznante.

—Lo encontré.

<<< Lo sé. >>>

— ¿Eh?, ¿esperabas que hoy lo supiera o tú...

<<>>

Bea no pudo evitar burlarse.

—Así es él, ya sabes. Un estúpido.

<<>>

La chica frunció el ceño cuando la otra parte defendió a Alfred, sabía que decir algo sería contraproducente, así que solo suspiro.

—Como sea, ya que tenemos esta información. ¿Qué quieres que haga a continuación?

<<> Hubo un tiempo de silencio, como si él hombre estuviera debatiendo consigo mismo si decir algo o no, pero al final agregó: <>>

—Entiendo.

La bola se deshizo en motas de luz, Bea miro como estas desaparecían.

...ΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩΩ...

Mini escenario:

Andy: Creo que Alfred se metió en problemas...

Hugo: Posiblemente, siempre lo hace.

Alfred: Bea es mi amiga, cállense. Además yo no fui el que se endeudo hasta el cuello.

Hugo: ........

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𝑳𝒖 𝑮𝒖𝒂𝒏𝒈
Elast y Alfred logran interponerse en el camino del Príncipe y así evitar que este fuera a un destino atroz.
¿Esto solo logro facilitar o dificultar más las cosas?
¡Te invito a seguir leyendo para descubrirlo! 💗
𝑳𝒖 𝑮𝒖𝒂𝒏𝒈
Finalmente Elast y Alfred se embarcaron en la verdadera aventura. ¿Sus lazos se fortalecerán o se volverán aún más flojos?
¡Te invito a leer para descubrirlo!
Annx
Me encanta me está cautivando mucho está historia🥰
𝑳𝒖 𝑮𝒖𝒂𝒏𝒈
Alfred está a nada de encontrarse con el amor de su vida, aunque nada asegura que después de eso las cosas sean más fáciles. 🕺
🥦🐞chatbug💥🐈‍⬛
amooo hermoso
𝑳𝒖 𝑮𝒖𝒂𝒏𝒈: Muchas gracias. 💗
total 1 replies
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