Estar casada con el amor de tu vida suena como un sueño hecho realidad; incluso si sólo eres un reemplazo de su gran amor.
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Capítulo 3
Una semana había pasado desde que Marizza volvió y, para mí suerte, nada cambió entre Daven y yo.
Él seguía siendo mí esposo atento, era magnífico, casi llegué a creer que el regreso de Marizza no afectaría nuestro matrimonio, casi.
Porque ella le hacía llamadas constantemente, a tal punto que Daven debía apagar su teléfono.
Siempre que salíamos a cenar, muy "casualmente" la encontrábamos en los mismos sitios. Ella seguía siendo hermosa, quiero decir, es una actriz de gran calibre con millones de dólares en el bolsillo, todos son hermosos con esa suma en la billetera.
Aún así, cada vez que ella venía hacia nuestro sector, mí Daven se enfocaba únicamente en mí. Y podía ver la irritación detrás de la cara operada de Marizza, incluso cuando fingía ser amable.
Ahora mismo, estoy conduciendo a la mansión Worwick. Mí esposo me había llamado, diciendo que se iba a realizar una cena familiar y debíamos ir. Él tenía negocios que atender antes, así que llegué primero.
Cómo siempre, mis suegros me recibieron con los brazos abiertos.
Comenzamos a charlar de cosas triviales, hasta que oí la puerta abrirse y me quedé en shock. Ahí estaba Daven y a su lado estaba Marizza. Quién usaba un despampanante vestido rojo y su cabello castaño suelto hasta la cintura, sonreía victoriosa, como si supiera algo que yo no. Detrás de ellos, estaba Blake, quien también observaba ésto con diversión.
Al verlos, mis suegros cambiaron su alegría y sus expresiones se volvieron sombrías.
Ciertamente, en el pasado ellos la adoraban, hasta que le rompió el corazón a Daven y, desde entonces la odian.
La incomodidad en mí interior iba en aumento mientras los observaba.
—¿Daven? –Sonreí incómoda, queriendo una explicación él simplemente me observó con frialdad, algo que nunca antes había hecho. Ví como Marizza se acurrucó en su pecho, sonriendo y como Daven la rodeó con sus brazos, en un abrazo protector–.
Creo que voy a vomitar.
Los padres de Daven notaron mí incomodidad y se pusieron de pie, frente a mí; protegiendome.
—¿Qué estás haciendo, Daven? ¡No puedes abrazar así a otra mujer que no sea tu esposa, especialmente a ésta! –Mi suegro señaló de forma despectiva a Marizza, quien fingió estar asustada, ocultándose en los brazos de Daven–.
Mí esposo se irritó por las palabras de su padre hacia Marizza, la abrazó con fuerza y dijo.
—Estoy abrazando a mí esposa. –Sentenció, mientras yo sentía que iba a desmayarme en cualquier instante–.
—¿Q-Qué? –Logré decir–.
Él me observó con odio, mientras sus manos acariciaban descaradamente cada curva del cuerpo de Marizza, quien me observaba con burla.
—Lo que oíste, Marizza debió haber sido mí esposa désde un principio y lo sabes. ¡Y hubiera sido mí esposa, si no le hubieras pagado a hombres para que la retuvieran el día de nuestra boda! –Me acusó y retrocedí–.
¿Cómo sabía eso? Si, ciertamente pensé en hacer eso pero no lo hice.
—¡Eso no es cierto! –Me defendí–. ¿Por qué lo haría?
Escuché un sollozo falso por parte de Marizza.
—Ella lo hizo para ocupar mí lugar. –Habló entre lágrimas de cocodrilo, Daven se suavizó y le secó las lágrimas–. –No, muñeca, nadie ocupará tu lugar a mí lado, nadie.
Podía sentir mí corazón romperse ante aquélla confesión de amor hacia ella, las lágrimas llenaron mí rostro y podía sentír los ojos de todos sobre mí.
Rápidamente busqué a Blake, yo le había contado de mí plan, pero sólo era una broma. Nunca lo llevé a cabo.
—¡Blake! ¡Por favor, dile! ¡Sí, bromeé con eso pero nunca lo hice, lo sabes, estuviste conmigo todo el tiempo! –Literalmente estaba suplicando, necesitaba que mí esposo creyera en mí–.
Blake me observó en silencio, su sonrisa burlona ya no estaba al verme llorar. Observó a su hermano y asintió.
—Hermano, es cierto... –Sentí alivio, pero no duró–. Lo que Marizza dijo es cierto, Evangeline le pagó a unos matones para que la retuvieran el día de la boda, yo lo vi.
Mí mente era un caos, primero mí esposo y ahora mí mejor amigo, ambos me estaban traicionando.
—N–No... –Me acerqué a mí esposo, intenté tocarlo pero Marizza me empujó al suelo. Desde allí pude ver cómo era todo en realidad, Daven la abrazaba y ella me observaba con superioridad. Blake no me miró, y mis suegros... Me observaban con decepción, como si creyeran lo que acaban de oír–.
—Mi amor... Por favor... –Hablé de forma entrecortada, ya que el nudo en mí garganta no me lo permitía–.
—No me llames así, Evangeline. Haber hecho eso es bajo, incluso para ti. Sabías que amaba a Marizza y llevaste a cabo un plan macabro sólo para tenerme. ¡Me alejaste del amor de mí vida! –Mientras hablaba, yo negaba, pero sabía que nada de lo que hiciera le haría escucharme–. —Quiero el divorcio. –Sentenció y me arrojó los documentos de divorcio, los observé y ahí ya estaba su firma, como si hubiera esperado ésto hace mucho tiempo–.
Aún así, no quería perderlo, lo amaba demasiado como para dejar que éste plan lo aleje de mí.
—Daven... Por favor... –Supliqué pero, al levantar la vista vi como mí esposo, el amor de mí vida, estaba besando a Marizza como si no hubiera mañana. La besaba, tocaba y gemía contra su boca–.
Mí mundo se había convertido en un completo infierno.
Al separarse, ambos estaban jadeando por el deseo, los ojos de Daven buscaron los míos pero yo ya no estaba prestando atención. Juro que sentí haber perdido una parte de mí alma.
Tomé un bolígrafo y firmé, me quité mí anillo de casada y lo puse sobre la mesa.
No dije nada, salí de la mansión en silencio, subí a mí coche y me fui.