El Calabozo De Moff.
^^^Dedicatoria:^^^
^^^Para todas aquellas lámparas de aceite que se han apagado, y para aquellas que luchan por no hacerlo.^^^
...Prólogo:...
En el mundo existen múltiples leyendas, desde una gran roca oculta en las profundidades de una montaña que al romperla libera demonios, o algo más simple como un objeto con una maldición.
Sea como sea, ninguna es real.
¿Por qué estoy seguro de ello?
La respuesta es simple, me dedico a desmentir esas leyendas..., esos tontos mitos, todo junto a la ayuda de mi hermano. Pero un día todo fue diferente, a mis manos, luego de terminar con nuestra última misión, llego otra leyenda extraordinaria: Trataba sobre un Ángel.
Estaba realmente escéptico, ¿un Ángel?, ¿si quiera uno podía existir?
Tenía mucha curiosidad por desenvolver el misterio, además algo más había sucedido para alentarme en ir en su busca...
Después de ese día toda mi vida cambio.
¿Qué era real, qué era falso?
...•...
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...Capítulo 1:...
...Los festejos se pueden convertir en malos augurios....
...•...
...•...
...•...
El ambiente era extremadamente animado, las charlas entusiasmadas y divertidas rebotaban por todo el espacio de la taberna bien iluminada. Si uno miraba bien hasta podía ver personas jugando a las cartas, incluso apostando algún objeto de valor que traían sobre ellos, otros simplemente armaban pequeñas riñas entretenidas, movían las sillas y las mesas para crear un pequeño recinto. Los espectadores miraban desde sus asientos mientras tiraban sus apuestas al aire.
— ¿Quién crees que ganara?
—El muchacho más alto, es obvio. Mira lo fuerte que se ve.
Alfred no pudo evitar regalarle una sonrisa a su hermano mientras le daba un trago a su cerveza. A veces los músculos no lo son todo, pensó.
— ¿Cuánto apuestas, Hugo?— Así se llamaba su hermano, un hombre corpulento y alto, de ojos de un marrón intenso. La tez de este resplandecía con un toque color acaramelado gracias a la luz. Hugo pasó su mano por su cabello castaño extremadamente corto.
—Una moneda de plata—. Respondió.
—Que tacaño—. Se burló, Hugo rodó los ojos y le dio un trago a su cerveza.
En realidad no quería que su hermano gastará dinero.
— ¿Tú cuanto apostaras?
Alfred quedo levemente desconcertado por su pregunta, su cerebro iba un poco aletargado gracias al alcohol que había y aún estaba consumiendo. Giro su rostro y miro el espacio de la pelea, el más pequeño le había pegado un puñetazo al hombre más alto y rápidamente se deslizo entre sus piernas solo para tomarlo por atrás con una llave.
— ¿En qué universo tengo dinero?, prefiero mirar y no gastar impulsivamente.
—Exclamo la persona que hace minutos me llamo tacaño—. Se burló y continuo mirando la pelea, después de unos segundos se puso de pie y se acercó al hombre que estaba aceptando las apuestas.
—Vas a perder tú dinero—. Murmuro Alf entre dientes mientras bajaba su vaso vacío.
— ¿Entonces no es conveniente apostar al musculoso?
El hombre de cabello castaño soltó un "ah" y giro su rostro ya enrojecido, pero aun así sus ojos resplandecían con absoluta conciencia. Examino al joven que lo estaba mirando desde un lado apoyado en una columna de madera, tenía un brillante cabello rubio que no llegaba hasta sus hombros, unos ojos almendrados levemente enrojecidos y la cara llena de pecas.
No era de por aquí, eso estaba claro cuando hablo con un acento que Alfred no logro identificar.
—Puedes apostar a quien quieras, pero sería más inteligente ver la pelea con atención—. Hablo con calma mientras el joven se movía hacia él, se sentó en el lugar que originalmente pertenecía a Hugo, Alf alzo una ceja. —Si tus ojos funcionan bien es fácil notar que el grandote solo golpea al azar, pero el más pequeño tiene una estrategia. Sabe cómo manejarlo.
—Apuesta al más pequeño y ganaras, ¿eso me quisiste decir?—Claramente el otro muchacho, que por cierto se veía más joven que él, había entendido y solo le quería sacar algo de charla.
—Eso mismo.
—Entonces es bueno que ya haya hecho mi apuesta.
—Mph, que bueno.
Claramente no se mostraba muy entusiasmado al ver a las personas derrochar dinero, pero no había nada que pudiera hacer al respecto.
Si tenían dinero que lo gastaran como se les diera la gana.
—Por cierto—. El chico se acomodó en la silla y le tendió la mano por sobre la mesa. Por alguna razón su voz sonó ronca, como si en cualquier momento se largara a llorar.—Soy Andy.
Alfred no pudo evitar sonreír ante el entusiasmo del rubio, pero quedó momentáneamente desconcertado, ¿acaso también él había bebido de más?, le extendió la mano y tomo la de Andy con un fuerte, pero suave apretón.
—Alfred, es un gusto. No eres de por aquí, ¿verdad?—Finalmente no pudo contener su curiosidad y pregunto.
—Soy originario de Moet, estoy aquí por negocios. Debo de decir que Layare es un país muy interesante y caluroso.
—Es insoportable—. No pudo evitar refunfuñar, el calor solo se podía soportar por las noches. —Después de todo antes Layare no era más que arenas y dunas. Jamás he estado en Moet—. Agregó.
—Deberías de ir algún día, es un buen lugar, los robos están bajando y hay cada vez menos secuestros de turistas.
Wow, que buen lugar.
—Yo puedo ofrecerte alojamiento, mi familia está a cargo de una posada.
—Por el momento no tengo pensando viajar, declinare su oferta, pero muchas gracias por su amabilidad.
¿Acaso Andy pensaba que era estúpido?, ¿siquiera Andy era su verdadero nombre?
Alfred quería fruncir el ceño, pero mantuvo su rostro impasible ante el joven que se mostró algo decaído por sus palabras. Él bien sabía que Moet era un lugar medianamente peligroso, ni aunque estuviera loco iría.
Entrecerró sus ojos mirando al pecoso, ¿este hombre era algún traficante de personas?, ¿por qué se ofrecía así, tan sutilmente a llevárselo a otro país?, Alf negó mientras una idea aún más ridícula y descarada pasaba por su mente. ¿Este joven quería ser su Sugar?
Rápidamente sacudió su cabeza en estado de aturdimiento, Andy lo miro ladeando la cabeza.
Si no sabes en que gastar tu dinero dónalo a los más necesitados, idiota.
— ¿Estas bien?
—Perfectamente.
Andy abrió su boca, parecía querer decir algo más, pero en ese momento gritaron el nombre del ganador: Tod.
Era el más pequeño.
El muchacho sentado frente a él se puso de pie con una gran sonrisa.
Los que habían apostado a Tod vitorearon con alegría y se apresuraron a ir a recoger sus premios, otros, como Hugo, solo maldijeron y escupieron al piso enfadados.
—Perdiste.
—Y una mierda, cállate—. Hugo se pasó una mano por el cabello mientras se acercaba, miro a Andy de arriba a abajo, los dos median prácticamente lo mismo. — ¿Quién es este?, ¿te está intimidando?
Alfred se atraganto con su saliva al escuchar la última pregunta.
— ¡Tonterías! ¿Crees que alguien se atrevería a intimidarme?
Estaba evidentemente indignado, ¿en verdad su hermano creía que era tan fácil de intimidar?, ¿por qué un muchacho qué parecía apenas tener alrededor de veinte dos años intimidaría a alguien de casi treinta?
¡Ya no tenía diecisiete años!
Recordaba vagamente haber sido intimidado en el pasado, pero no lo recordaba con nitidez cuando ni en qué lugar fue eso. Después de todo su memoria era muy mala, cuando sentía que estaba a punto de sumergirse en sus recuerdos una niebla espesa los cubría, por lo cual ya no podía acceder a ellos.
A veces era realmente molesto y el alcohol en su sistema no lo estaba ayudando en lo absoluto.
Le lanzo una mirada mortal a Hugo, este solo levanto un poco sus manos y alzo sus hombros.
—Soy Andy—. Hablo por fin el joven rompiendo la ligera tensión en el aire con una risilla. —Su nuevo amigo—. Añadió sin la menor pizca de descaro, Alfred no pudo evitar mirarlo con diversión mientras sus ojos se cerraban a medida que sonreía.
Hugo miro a su hermano que prácticamente era un borracho feliz, algo que era extraño. Alfred jamás demostraba tantas sonrisas aunque estuviera en tal estado, por lo cual lo contemplo como si se tratase de una especie en peligro de extinción. Luego su mirada se desplazó al joven, lo examino con determinación por unos segundos, sintiendo que todo estaba en orden. Volteo a ver a su hermano y no pudo evitar preguntar.
—Hugo..., soy Hugo. —No pudo evitar inquietarse un poco, estos dos parecían ser amigos que se acababan de encontrar después de muchas dificultades. —¿Este hombre te hace tan feliz?, que cruel. A tú hermano casi nunca le sonríes. ¿O es que te dio alguna droga?
Alfred, que hace unos minutos era todo sonrisas, lo miro con un rostro levemente oscurecido. Realmente deseaba levantarse y golpearlo, pero era muy perezoso para hacerlo en ese estado de letargo cómodo en el que se encontraba.
—Si la estupidez y la incapacidad para razonar correctamente hubieran tenido un hijo, ese serias tú.
Hugo arrugo la nariz mientras se sentaba, claramente molesto por su comentario, por otro lado Andy se rió, aparentemente divertido al ver la curiosa interacción de este par. Busco una silla y la arrastro junto a Alf.
— ¿Entones?
— ¿No vinimos aquí para celebrar nuestro actual logro?, por eso estoy feliz. Por favor, usa tu cerebro y no lo utilices solo para gastar con imprudencia—. Pronuncio con un deje de maldad, haciendo que Hugo le pisara el pie por debajo de la mesa tras recordarle su apuesta fallida. Alfred farfullo una maldición a su hermano.
Andy giro su rostro con curiosidad hacia Alfred.
— ¿Ustedes tienen un negocio?—. Tras escuchar la palabra "logro" supuso que Alfred y Hugo debieron de prosperar con algún emprendimiento personal. Pero en cambio el hombre a su lado negó con suavidad.
—No exactamente un negocio...común—. Hugo ya se mostraba un poco más relajado al hablar.
—Entiendo, no quiero meterme en nada ilegal por ahora, así que no me digan más—. Si estas personas tenían un "negocio poco común" no quería saber de qué se trataba.
— ¿Por ahora?
—¿En qué piensas?—. Alfred no pudo evitar reír, sin duda la mente de los jóvenes era sumamente escandalosa. Andy enrojeció por la vergüenza. —Mi hermano y yo nos dedicamos a desmentir leyendas, por ejemplo—. Alfred se incorporó en su silla y miro al joven con sus ojos brillantes. —Hace poco desmentimos una boba leyenda, se llamaba "El ojo"—. No pudo evitar burlarse, hasta el nombre era sumamente estúpido.
—Admitiré que si es un nombre tonto, ¿de qué trataba la leyenda?, ¿un ojo maldito?
—Algo así, nah. Era una piedra que según decían encerraba un ojo maldito extremadamente poderoso, al romper la roca, gracias al ojo, podías obtener poderes inimaginables—. Andy lo escucho con suma atención, como si solo ellos dos estuvieran en el lugar. El típico entusiasmo de los jóvenes, pensó Alfred para después continuar. —Fuimos a un remoto valle y subimos una pequeña montaña, al llegar al lugar indicado efectivamente, había una piedra redonda, pero al romperla no tenía nada más que fósiles de caracoles.
—Un total desperdicio—. Añadió Hugo. —Luego esparcimos la noticia de la leyenda falsa, y obviamente esta leyenda dejo de circundar por el mundo. Este hombre—. Señalo a Alfred con su dedo acusador, —Es el ser más terco del mundo, a pesar de que habían muchos indicios de que esta estúpida leyenda era rotundamente falsa me hizo caminar kilómetros y kilómetros, ¡incluso me hizo subir una montaña!— Su tono era tan exagerado que Andy no pudo evitar reír junto con Alf, parecía que Hugo recordaba el dolor de esa caminata con tan solo relatar una breve parte. —Mis nalgas salieron beneficiadas de esto, ellas si adquirieron un súper poder: La firmeza.
De repente todo el lugar quedo en silencio, solamente se escuchó un "Pfff" por parte de Alfred antes que todos estallaran en sonoras carcajadas. Hugo enrojeció de la vergüenza.
— ¡BAH, ENVIDIOSOS!
El lugar volvió a retumbar con risas.
Mini escenario:
Andy: Alfred, ¿entonces si los acompaño a su próxima expedición podre tener las nalgas tan firmes como Hugo?
Alfred: ¿Por qué suena como si me estuvieras diciendo "niño explorador"?, no. Ni pienses en acompañarnos, algo malo podría pasar.
Hugo: ¿Qué puede salir mal?, ¡definitivamente si nos acompañas tendrás muchos más músculos!
Alfred: (Le da un zape a Hugo y mira hacia el frente.) Esto es lo que pasa cuando tienes hermanos, constantemente están en tu contra para verte cabreado.
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