Todo mundo habla de un asesino y sus terribles ejecuciones.
Es un asesino despiadado, el cual vive oculto bajo las sombras y ninguna persona conoce su rostro.
Ese asesino despiadado se verá obligado a unir su vida en matrimonio con una hermosa mujer desconocida, la cual cambiará su mundo para siempre; lo llevará por un camino de desesperación, dolor y sufrimiento, pero a su vez esos caminos le enseñarán sobre la verdadera pasión y el amor.
Vivirá al filo de la navaja llevando dos vidas:
Una, cuidando con amor y pasión a su esposa para hacer el marido perfecto ante los ojos de la sociedad.
En la otra, ejecutando a los que asechan a su mujer, ocultando su rostro tras las sombras.
¿Cómo podrá protegerla sin que ella lo descubra? ¿Cómo soportará vivir dos vidas?
Al final de esta increíble historia de acción, muerte y amor, ¿Qué vencerá, el amor o su vida como asesino?
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CAPÍTULO 04
Nain bajó el cierre y por un momento quiso tenerla, aprovecharse de ese momento hasta que la escuchó decir.
- Nain, muchas gracias por ayudarme y aceptar casarte conmigo, por un momento pensé que me quedaría solterona para toda la vida.
Yo te prometo ser una buena esposa y nunca fallarte, por favor sé paciente conmigo.
Nain se empezó a sentir culpable al escucharla, en ese momento pensó "soy un tonto, por ir distraído acabo de desgraciar la vida de esta hermosa joven y ahora sólo para no quedar sola decide casarse conmigo; cómo estará la cicatriz de su cara, ese parche está enorme, seguro quedó desfigurada, voy a buscar la manera de que desaparezca y nos divorciamos, te prometo una vida mejor" él la abrazo con un cuidado.
Le dio un abrazo largo y tierno, aunque era más bien de lastima, de tristeza por lo que le había hecho.
Pero ella lo aceptó con cariño, después de un momento le dio una enorme sonrisa, él se dio media vuelta y salió de la habitación, dejándola sola para que se vistiera.
Ese día ella se quedó en su pequeño departamento, Nain se fue a seguir trabajando, aunque para él fue un día muy largo, se quedó a trabajar por la noche, no quería regresar a su departamento y verla, porque se sentía mal.
Eran las 5 am cuando regresó a su departamento, caminaba como si cargara un peso muy grande, apenas logró subir las escaleras, al estar dentro mira todas las luces apagadas, estaba todo en silencio, parecía el mismo lugar de siempre, solo y tranquilo.
Por un momento pensó que ella se había ido a su casa, ese pensamiento le hizo quitarse un peso de encima, tenía la esperanza que la joven se hubiera ido a su casa, que se haya arrepentido de la tonta idea de una boda.
Confiado deja el casco de la moto en la mesa, los guantes negros que siempre usaba, confiado va a su habitación, quería dormir un poco, era su día de descanso, pensaba en que iba aceptar la primera misión que mirara en esa página donde se metía cada vez que se sentía aburrido.
Él era un asesino, un mercenario que cualquiera quería contratar, lo malo y lo que lo hacía inalcanzable para muchos era su precio elevado, no cualquiera podía pagar sus servicios.
Pero cuando estaba aburrido, molesto o cansado de la rutina de su trabajo de repartidor, se metía a esa página, aceptaba cualquier trabajo para salir de ahí.
Abrió la puerta de su habitación, no quiso prender la luz, estaba muy oscuro, conocía tambien su departamento, que todo estaba en su lugar, podía caminar en todo el lugar con los ojos cerrados sin chocar con nada.
Se empieza a quitar la playera mientras caminaba, la deja caer al suelo, desabotona el pantalón y baja su cierre, lo deja caer hasta sus rodillas, se sienta en la orilla de la cama, se empieza a quitar los tenis, los calcetines, termina quitándose el pantalón, le gustaba dormir solo en bóxer.
Nain se sentía tranquilo, con esa calma se recuesta en la cama, pensando que su problema se había ido, era un hombre que dormía en la orilla, siempre boca arriba, no se movía mucho y a pesar de que siempre estaba alerta, al pendiente de lo que le rodeaba, en su departamento era diferente, ahí se sentía seguro, no se preocupaba por sus posibles enemigos.
En el momento que cerró los ojos se quedó dormido, solo iba a dormir unas horas, pero apenas tenía 30 minutos dormido, cuando sintió un peso en su pecho, en sus piernas, hasta sentía que alguien le respiraba el cuello.
Nain se levanta alterado, aventando el peso que tenía encima, fue con una brusquedad, que escuchó un golpe en la pared seguido de un grito.
La cama estaba pegada a la pared, era matrimonial, tenía una ventana al lado.
Él al escuchar el grito va a la puerta, a un lado en la pared estaba el apagador del foco; lo prende, quería ver ¿Quién estaba ahí? ¿Quién había gritado?
Cuando el foco prendió él mira a la cama, buscando a la persona que gritó, en ese momento se queda sin habla, mira a María Eugenia sentada sobre la cama, con sus pies doblados.
Pero lo que lo dejó sorprendido fue verla solo con la playera que le había dado, era floja y grande, pero podía ver que no traía nada más.
La playera se había pegado a su pecho, se podía ver que no traía sostén, podía ver sus piernas que no traían pantalón, solo le faltaba ver si traía bragas.
La playera la cubría, pero la imagen que tenía enfrente era realmente seductora, era imposible no desearla como mujer, a pesar de ese enorme parche en su rostro.
Nain traga saliva con fuerza, estaba encantado con lo que miraba, no se movía, no parpadeaba, era para él la mujer más sensual que había visto en su vida.
María Eugenia se dio cuenta del deseo que le provocó, aprovechándose de eso, se levanta y camina hacia él de manera seductora, moviendo sus caderas con sensualidad.
Cuando quedó frente a Nain, se pone seria y finge estar molesta, cuando le dice.
- Qué malo eres, me dejaste sola, en un lugar que yo no conozco. Pensé que no volverías, que me abandonarías a mi suerte, con este rostro desfigurado.
No vuelvas a hacerme algo así, tienes que conocerme bien, conocer mis miedos, lo que me hace estar triste, para que no vuelva a pasar.
Recuerda que pronto serás mi esposo, tenemos que ser una pareja unida, estar en las buenas, pero sobre todo en las malas.
Cuida de mí, que yo siempre cuidaré de ti, pienso llenar tus días de alegría y de muchas tristezas, porque eso hacen las parejas de casadas.
Recuerda que siempre voy a estar a tu lado, durmiendo en la misma cama, debes tener cuidado para que no vuelvas a lastimarme; esa forma en la que me aventaste hizo que me golpeara, mira mi pierna, mi brazo y mi cabeza.
Futuro esposo mío, recuerda que en el futuro debes tener mucho cuidado conmigo, ten esto presente siempre, yo soy delgadita, débil y muy, pero muy delicada.
Nain trataba de concentrarse solo en su rostro, pero ese enorme parche con manchas rojas por la sangre en su rostro, lo hacían agachar su cabeza, pero eso era lo peor que pudo hacer; su mirada terminó en el pecho y esa blusa blanca casi dejaba ver más de lo que él quería.
Trataba de poner atención en lo que le decía y justo en el momento en que le dijo matrimonio, se alteró, olvidó lo hermosa, seductora que se miraba, para verla a los ojos; inquieto le dice.
• Pensé...
Deberías ponerte algo de ropa, no está bien que estés así, es demasiado para mí; mira, tú no te das cuenta, pero la verdad eres una mujer...
Te puedes cambiar adecuadamente para poder hablar.
María Eugenia quería sonreír, pero no pensaba decirle o mostrarle lo divertida que estaba de verlo, con el rostro enrojecido, con la mirada lasciva que tenía; hace una mueca de molestia con su boca, tratando de sonar molesta, le dice.
• Yo me siento cómoda como estoy, no necesito cambiarme para hablar.
Además, no tiene nada de malo lo que traigo puesto, vamos a sentarnos para ponernos de acuerdo en lo que vamos a hacer en este día.
Ella toma la mano de Nain y lo hace sentarse en la orilla de la cama. Los dos quedaron muy juntos y antes de que él pudiera decir algo, emocionado, empieza a hablar.
• Nain, mientras estuve sola, me tomé la libertad de buscar tu documentación.
Eres un hombre muy organizado, todo lo encontré rápido, dejé la documentación en la mesa, están listos, para ir al registro civil.
Yo también tengo mi documentación lista, a las 10 am alguien los llevará al registro civil, así que tenemos que ser puntuales; me siento feliz, porque sé que eres un buen hombre, te harás responsable de mí, no dejarás que me quede sola en esta vida.
Me siento tranquila, mi futuro está asegurado. Teniéndote a mi lado, mi vida estará tranquila, podremos ser una familia, te puedo prometer felicidad.
Nain se sintió triste al escuchar lo que le decía y agachó su mirada, en ese momento, miró sus piernas desnudas, recordándole que estaba en bóxer.
Levantó su rostro para buscar su ropa, pero lo que vio, fue la mirada lasciva con que ella lo miraba y no precisamente a su pecho, sino más bien parecía que era a su entrepierna.
Él se puso nervioso, por primera vez en su vida, no podía moverse, su cuerpo no le respondía. Ese pudor de estar casi desnudo, frente a una mujer tan hermosa como lo era María Eugenia, lo hizo sentir algo en lo que no sabía que existía vergüenza e inseguridad.
A María Eugenia realmente le encantó verlo así, pero no podía seguir con sus juegos, no podía permitirse de que él se arrepintiera de casarse; se pone de pie y toma el pantalón que estaba doblado sobre la silla, junto con su sostén.
Sin voltear a verlo, camina a la puerta y antes de salir de la habitación, en la puerta, a punto de salir, le dice.
• Duerme un poco, unas dos horas antes de irnos te despierto. Tendremos un día largo, con muchas emociones, solo espero que me apoyes cuando llegue el momento.
Nain no levantó la mirada, solo la escuchó y cuando la puerta se cerró, por fin tuvo el control de su cuerpo. Se levanta a toda prisa, toma el pantalón que traía, se lo pone, después la playera.
Estaba sin poder creer lo que le acababa de pasar, era tan ridículo; no era su primera vez con una mujer, había estado con tantas que difícilmente se acordaba de todas, pero nunca se había sentido tan inseguro de que lo vieran desnudo.
Se recuesta en la cama y cierra sus ojos, molesto, empieza a pensar: "¿Realmente voy a tener que casarme con esa señorita tan guapa?, creo que lo que me pide no está bien, siento que lo hace por desesperación. Va a ser una locura, pero por el momento tendré que darle algo de seguridad, está desfigurada, no debe ser bueno para una joven tan hermosa como ella; qué fastidio, ¿en qué problema me metí?"
Nain se quedó dormido y a las 8 am María Eugenia lo despertó, pero lo hizo de una forma tan cariñosa, acariciando su rostro con una dulzura; él, al abrir sus ojos, mira su rostro tan cerca del suyo, por un momento se asustó, iba a reaccionar agresivamente, en cuestión de segundos, pensó en tomar esa navaja que tenía bajo su almohada y cortarle el cuello, pero en ese momento mira su enorme parche en medio de su cara, haciéndole recordar lo que había pasado.
Ella le sonríe y con una tranquilidad le dice.
• Ven, vamos a desayunar.
Nain no quería seguir sintiendo ese miedo, cada vez que estaba cerca, molesto la esquiva y se levantó; no le dijo nada, solo salió de la habitación y ella se fue detrás de él.
María Eugenia lo hizo sentarse en la pequeña mesa que tenía como comedor, no lo dejó negarse o protestar, solo se impuso para que hiciera lo que quería.
Nain se decía mentalmente: "no le digas nada, solo será un tiempo". Suspira profundamente y cuando menos lo pensó, ya tenía su plato de comida enfrente.
Él se quedó sorprendido, ella le había preparado huevo con tocino, calentó unas piezas de pan blanco, había unas rebanadas de tomate rojo, unas de cebolla, le dejó un vaso de jugo de naranja; pero lo que más le sorprendió fue verla a ella sentarse a un lado con un plato que traía tres veces más de comida que le dio a él.
Nain se le quedó mirando, sorprendido por lo que miraba. No creía que alguien como ella tan delgada pudiera comer todo eso y quería hacerle ver que era demasiado para que lo comiera, pero antes que pudiera decir algo, la escucha decir.
• No me mires así, sé que debes estar sorprendido de que alguien como yo, que era tan hermosa, tan delgada y delicada, sepa cocinar.
Pero no tengas miedo de probar mi alimento, cocino comidas deliciosas y por lo que miré, qué tenías en el refrigerador, sé que te gusta eso, porque era lo único que tenías; solo acepta mi agradecimiento, por hacerte responsable de mí, después de lo que pasó.
Naín se le quedó mirando, sorprendido de lo que escuchaba, porque él en ningún momento pensó en si sabía cocinar. Su pensamiento estaba en cómo se iba a comer todo eso que se sirvió, se le hacía mucho para ella.
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Muchas gracias a todas por el apoyo que me han dado y por todos los comentarios que me han dejado.
Si les gusto el capítulo no se les olvide dejar el megusta y su comentario.
me gustaría saber qué opinan de la novela.
Muchas gracias 😊
ella no es de fiar y este pendejo esta cayendo en una trampa
me parece demasiado exagerado todo...no me termina se convencer que él sea un tipo tan habilidoso, precavido y corredor de 7 plazas se deje manipular y engañar así tan fácil...se ve hasta ridiculo
y la loca no tiene familia? ni casa?
él tiene qué averiguar eso
el no tiene que responder sabilizarse por la desdicha y desplantes que le hicieron a la loca