Dos personas, que por destino se unen, un amor destinado a no ser, traición y venganza, muerte y pasión, desencadenado por El Desencuentro.
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Cap. 15 Tú…, ¿sabías de esto?
Todos se quedaron conmocionados. Claudio miró a Patricia con molestia, se acercó a ella, quien se veía notablemente nerviosa.
—Tú…, ¿sabías de esto? ¿Tú estabas alcahueteando esto? Habla, Patricia, habla de una vez —dijo furioso mientras que la mujer se puso a llorar.
—Claudio, mi amor, no es verdad, todo lo que dice Greco es una mentira, alguien lo está envenenando en contra de Ana, no sé por qué dicen esas cosas, yo. Jamás, te lo juro, por favor Claudio. Mira cómo está Ana, esto es una gran mentira, me están incriminando, por favor. Llevamos 6 años de matrimonio, tenemos un hijo hermoso, no haría esas cosas, mi amor, por favor —dijo mientras trataba de abrazarlo. Pero Claudio se sentía extraño, algo no le gustaba de esta situación, y eso de que todo solo era un complot, no se lo tragaba, claro que no.
Veía a Ana, quien lloraba sentada en el sillón y todo lo que veía antes se había desvanecido, el cariño por Ana y su terrible situación, la crueldad de Greco ya no le parecía algo malo, así que decidió ir con quien despejará todas sus dudas y ese era Greco.
—Hablaremos después, Patricia, espero que me des más respuestas que estas —dijo mientras salía.
Los padres de Greco se acercaron a consolar a Ana, para ellos eso que vieron es imposible y más aún viniendo de Lizander quien era su amado hijo. Siempre carismático y jovial, talentoso según ellos, pero sentían que Greco tenía una mala relación con su hermano gemelo. Hostigaba a Lizander, no quería compartir sus cosas con él, y siempre se quejaba de Lizander acusándolo de haberlo perjudicado.
—Ana, querida, tranquila, hablaremos con él. Debe entender que está siendo manipulado, que eso jamás pasaría. Tú y Lizander eran como hermanos, sé que Greco tiene un mal sentimiento por Lizander, pero creo que esto debe parar. Nosotros nos encargaremos de que ese divorcio no se dé, lo llevaremos a psicólogos o psiquiatras, esta obsesión por.
—Crear historia contra su hermano ya ha pasado los límites, ahora está haciendo sufrir a su esposa y a su hijo, esto debe detenerse —dijo Paola mientras que Ergan mandaba mensajes a la familia. La primera intervención había fracasado, así que tendría que ser algo más grande, una en la que Greco debe entender que está equivocado, o, de lo contrario, deberá forzarlo a tomar algún tipo de tratamiento psicológico.
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Bianca sale de su turno, tiene que hacer un control prenatal, Silvia está abarrotada, no pudo acompañarla, y Sara tenía que cubrir un importante reportaje, pero ella era una ratoncita independiente y soberana, así que se fue tranquila en el transporte público. Tomó su bus y se fue a su revisión, sin embargo, había alguien que, en cuanto la vio, le tomó fotos y la siguió de inmediato.
Una joven mujer rubia como el sol la seguía de cerca, pero con disimulo. En cuanto llegó al hospital, vio con quién se estaba tratando y pidió una cita con el ginecólogo que veía Bianca.
Cuando la castaña salió, la mujer pidió a uno de los hombres que la siguiera y que llegara a destino sin contratiempos.
La mujer entró al consultorio y atacó de entrada.
—Dr., no estoy aquí por una cita, vengo buscando información, precisamente por la señorita que acaba de salir — dijo la rubia mirando intensamente al Dr.
Ella había averiguado si el nombre de la joven embarazada era Bianca Lizorty y se llevó la sorpresa de que estaba registrada como Silvia Mayer. Sí, estaba usando el nombre de su amiga y era obvio, no debía ser localizada.
—Señorita, la información de nuestros pacientes es confidencial, así que no puedo dar esos datos a cualquiera —dijo el galeno mientras que la rubia dio una sonrisa socarrona dejando al doctor un poco descolocado.
—Doctor, escuche bien, es niña está en peligro, estamos tratando de protegerla, si usted no va a colaborar, tendré que emitir una orden de obstrucción de la justicia —dijo ella mientras sacaba una placa, ella era una comandante de las fuerzas especiales, alguien con mucho poder y era la novia de Mauricio, por su adorado Mauri, ella haría de todo.
El galeno tragó en seco y la miró asombrado, pero no quería meterse en problemas, así que sacó la carpeta con el expediente de Bianca que estaba con su Alias de encubierta.
Estaban todos sus estudios, los análisis del embarazo, gemelos, un niño y una niña. Ese día se supo el género, ya con cuatro meses de embarazo.
Los ojos de la rubia brillaron de alegría, Mauricio le había explicado algo de la situación, aunque Greco no había dicho mucho, Mauricio lo conocía muy bien.
—Muy bien, gracias, DR. Está de más decir que no diga una sola palabra de esto, sabe que las cosas ilegales saltan, y usted tiene muchos sapos saltando del lado de su estanque, así que cuidado, ¿de acuerdo? —dijo la rubia poniéndose de pie y llevándose la carpeta, el médico se quedó perplejo. No podía decir nada y vio cómo la rubia se llevaba toda la información de Silvia Mayer, o más bien la de Bianca Lizorty, pero él ni lo sabe.
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En el departamento de Greco, el hombre guapo se pone algo cómodo, Susi y Soto cocinaron algo rico para el hombre enojado que se vio obligado a pasar por ese momento tan incómodo, doloroso y frustrante. En la cocina, Soto miraba a Susi de vez en cuando. Él había sido el paño de lágrimas de la pequeña rubia, ella es hermosa y muy divertida, pero ese fulgor lo había perdido hace un año, aproximadamente. Ella se había apagado y aún no le dice la razón, solo llora hasta quedarse dormida y se va a casa como si nada hubiera pasado.
—Susi, preciosa, ¿cómo has estado? ¿Cómo va todo? —dijo Soto mientras que la rubia solo niega con la cabeza, no quiere hablar de eso, no quiere decirlo, aún no, pero pronto.
—Todo bien, ya sabes, haciéndome cargo de la empresa de mi primo, trabajando mucho —dijo con una cara fría y sin emociones, claro que ella no era así antes, pero está seguro de que debe hablar con Greco de esto, Claudio había tratado de hablar con su hermana, pero ella solo se cierra a decir una palabra.
—Ya veo, pero no te presiones tanto, te he visto cansada y ojerosa estos meses, deberías ser más consciente contigo misma —dijo Soto. Ella era una muy buena amiga, pero parece que perdió la luz hace un buen tiempo.
—Sí, lo haré, ahora qué Greco ha regresado, me voy a tomar unos días, quiero ir de viaje, relajarme un poco —dijo ella mientras terminaba de poner la mesa.