Mariana Fernández, una mujer de 40 años, siempre creyó en el amor eterno junto a su esposo Julián Navarro, con quién compartió su vida por 20 años. Sin embargo su mundo se desmorona cuando descubre a Julián siendo le infiel con su secretaria. Tras descubrir que ha estado viviendo en una mentira, decide tomar las riendas de su vida y se divorcia, ahora se enfocará en sacar adelante su empresa de lencería, una pasión que ha cultivado desde hace años.
Mientras Lucha por reconstruirse emocionalmente, conoce a Camilo Santa Cruz, un joven empresario de 27 años que está emergiendo en el mundo de los negocios.
A pesar de la marcada diferencia de edad, en el transcurso de consolidar el proyectó de colaboración de ambas empresas, Camilo va quedando cautivado por la fuerza y determinación de Mariana, se enamora profundamente de ella, y ella, a su vez encuentra en él un renacer de sentimientos.
Sin embargo, el camino hacia la felicidad está plagado de desafíos.
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Capitulo 4 Se abre una ventana
Mariana llegó a casa de su mejor amiga y socia Natacha, con el corazón lleno de dolor y la mente llena de incertidumbre sobre su futuro.
Bajo su equipaje, camino hasta la entrada y golpeó la puerta con nerviosismo, esperando encontrar consuelo y apoyo con el abrazo reconfortante y la compañía de Natacha.
Natacha caminó hasta la puerta, la abrió, pero su sonrisa se desvaneció al ver la expresión y el triste estado de su amiga. Bajo la mirada y vio la maleta, sin necesidad de que Mariana dijera algo, Natacha envolvió a Mariana en un reconfortante abrazo.
- Mari, hermana. Pasa, y cuéntame que está pasando. - le dijo Natacha, mientras tomaba la maleta de Mariana.
Una vez adentro, Mariana se sentó en el sofá, derramando su corazón ante Natacha, compartiendo los detalles dolorosos de la infidelidad de Julián y su decisión de divorciarse. Natacha escuchó con atención, empatía y comprensión, ofreciendo palabras de aliento y consuelo.
- Lo siento tanto, Mari. No puedo imaginar lo estás pasando, pero quiero que sepas que estoy aquí para ti, en cada paso del camino - dijo Natacha con sinceridad, colocando una mano reconfortante sobre el hombro de Mariana - Sabes que eres más que mi amiga y mi socia, eres mi hermana.
Mariana asintió con gratitud, se sentía tranquila de saber que contaba con alguien.
- Gracias, Nat. No sabes lo importante que eres para mí y lo que significa tenerte en este momento difícil.
A medida que la conversación continúa, Natacha compartió emocionada sobre el concurso organizado por el Grupo Santa Cruz y la oportunidad que representaba para su pequeña empresa de lencería.
Natacha le contó todos los detalles del concurso y la colaboración potencial con la empresa Santa Cruz.
Los ojos de Mariana empezaron a chispear de esperanza brillar en medio de la oscuridad que la rodeaba.
- Suena genial Nat!!! Es una oportunidad increíble, es justo lo que necesitamos para llevar nuestra empresa al siguiente nivel - dijo Mariana, una sonrisa se dibuja en sus labios - Necesito que nuestra empresa crezca.
- Exactamente, Mari. Creo que este concurso podría ser el impulso que estábamos esperando. Estoy emocionada por lo que nos depara el futuro - dijo Natacha con determinación.
Juntas, Mariana y Natacha comenzaron a trazar planes para participar en el concurso, enfocadas en convertir esta oportunidad en un éxito para su empresa de lencería. A pesar del dolor y la incertidumbre que aún enfrentaba, sabía que tenía el poder de superar cualquier obstáculo juntas, con el apoyo mutuo y la determinación de perseguir sus sueños.
- Bueno, es tarde, debes estar cansada - le dijo Natacha - vamos te llevaré a tu habitación.
- Gracias, Nat, repito, ¿Qué haría sin ti? - le dijo Mariana y Natacha.
Mariana cerró la puerta, acomodo su equipaje y entro al baño y se sumergió en el agua tibia de la bañera, relajándose y sus músculos tensos y su mente agitada se calmaban.
Mientras estaba relajada, su mente empezó a vagar por los eventos del día, reviviendo el dolor de la traición de Julián y la conversación reconfortante con Natacha.
De repente, un recuerdo surgió en su mente, "el chico que había visto en la playa la noche anterior". Recordó su presencia silenciosa mientras ella dejaba salir su dolor en la oscuridad, como había Sido testigo de su angustia sin intervenir.
Mariana se sintió intrigada por aquel extraño encuentro en la playa. Había algo en la mirada compasiva de ese joven que le había tocado el corazón, recordó esa extraña conexión en medio de la soledad y el dolor.
Mientras se secaba y se preparaba para dormir, Mariana no podia sacarse a ese chico de la mente, se preguntaba quién era, que lo había llevado a estar allí esa noche y si volvería a contarlo algún día.
Con un suspiro Mariana se deslizó entre las sábanas y cerró los ojos, dejando que la calma de la noche la envolvieran.
Quien sabe que podría separar el futuro, pensó Mariana, mientras se sumergía en el sueño.
Con la luz del nuevo día filtrándose a través de las ventanas.
Camilo ya se encontraba en su empresa, lleno de energía y entusiasmo supervisaba los preparativos para el concurso de emprendedores. Camilo estaba decidido a hacer de este evento un éxito y proporcionar una plataforma para que los talentosos emprendedores puedan demostrar sus ideas.
Mariana y Natacha se levantaron temprano, llenas de determinación y anticipación, lista para presentar su postulación para el concurso. En el taller trabajaban juntas preparando los detalles, desde el diseño, hasta la estrategia de presentación, con la esperanza de captar la atención de los jueces y segura una oportunidad para su pequeña empresa de lencería.
Por otro lado, Julián regresaba al trabajo, sintiendo el peso de las consecuencias de sus acciones sobre sus hombros. Aunque aún luchaba con el remordimiento y la culpa por su traición hacía Mariana, sabía que tenía que obligarse a seguir adelante y enfrentar las responsabilidades de su trabajo.
Cada uno de ellos se encontraba en una encrucijada en sus vidas, enfrentando desafíos y oportunidades que podrían cambiar el curso del futuro.
Mariana terminaba de organizar las cosas con Natacha, para luego ir a ver al abogado. Salió del taller con valentía y determinación, sabiendo que cada paso que daba la acercaba un poco más la posibilidad de un nuevo comienzo.