LA ESPOSA DEL DIABLO

“”Evitar no siempre es cobardía, a veces es prudencia y otras veces inteligencia.""

Después de que Ximena tuviera esa amena conversación con su progenitora, decidió que era bueno dar la cara, que ya era hora de salir de ese poso profundo de miedos y vergüenzas. Definitivamente, no era la misma, pero tampoco era la mujer que ahora se dejaría humillar.

Las noches eran las mismas, tardó mucho tiempo en poder conciliar el sueño, cuando lo hizo solo podía recordar ese pasado que le carcomía tanto.

¡RUN RUN RUN! RUN RUN RUN.

¡! RUN RUN RUN ¡!

(Sonido de teléfono)

Tras una pésima noche, a Ximena le dolía todo su cuerpo.

Dios, ¿cómo duele? Su teléfono no dejaba de sonar, lo quiso apagar. Quería un día tranquilo y, por lo visto, este día no lo sería o eso es lo que creyó hasta que vio a quien le llamaba.

- Mi Brujita\, pareces marmota\, son las 3 de la tarde\, aún sigues en cama.

—Sí, abuelo, respondió tímidamente.

-espero que solo hallas dormido y no te hayas amanecido bebiendo-

—Respecto mucho mi promesa, de no más de dos copas.

Mintió Ximena si pensaba dejarlo, pero se le hacía imposible con tantos problemas. Esa parte débil que todos los humanos tenemos gobernaba.

Ayer, después de discutir con su madre, recordó cómo su padre fue con ella, como sus padres jamás le demostraron ni un poco de amor ni atención. Dolía. Le dolía que el mundo fuera así con ella.

-Ximena nos vemos en el restaurante la franquía te espero en 3 horas

-Ahí estaré abuelo

Ximena no le podía decir nunca un no, hoy era un nuevo día, o eso creía Roberto. De todos sus nietos, Ximena era su favorita. Era una niña muy inteligente, muy hábil, muy capaz. Sabía que superaría todo lo que le paso. Sabía que esa niña renacería como un fénix.

Roberto tenía un solo miedo y era que Ximena descubriera lo que tuvo que hacer en este momento. Roberto no veía todo lo mal que hizo.

Ximena bajó del taxi para ingresar, eran las 6 de la tarde, llegó a la franquía un restaurante muy lujoso, pero la envidia gobierna este mundo y otra vez las mujeres elegantes muy chismosas.

Dijeron palabras que dolían como podía pararse en la franquía una mujer con tan poca clase que era una simple mujer que no tenía dinero, palabras banales. Ximena escuchó cada palabra con atención, pero decidió ignorar.

A los ignorantes hay que ignorarlos, esa era muy buena frase que era hora de aplicar.

Buenos días, señorita, ¿me indicaría su nombre?

- no\, la hice

Pareciera que las palabras de Ximena fueran el chiste para las mujeres

La camarera se molestó y, cuando estaba a punto de gritarle, tuvo que cerrar la boca porque apareció detrás de ella el jefe.

-Ximena querida pasa -con una mirada Patrick mando al personal.

Patrick era un hombre muy duro, pero con Ximena no podía ser así, Ximena era su ángel de la guardia, era la mujer que a pesar de todo sabía dar la mano, Ximena daría la mano así todo el mundo, este en tu contra era la mujer más buena que había conocido estaba molesto con ella hace mucho tiempo no le había visto.