Esta es la historia de Cora Smith una joven desdichada que vive su vida como bailarina en Babel, ella quiere huir de allí y tener un nuevo comienzo. Pero su vida está por dar un giro dramático, cuando es raptada por Alejandro Balem el jefe de la Mafia, de este territorio. Él queda totalmente deslumbrado por Cora, desde la primera vez que la vio y la quiere solo para él. ¿Podrá Cora aceptar esta clase de vida? ¿podrá darle Alejandro lo que ella merece, algo como amor?
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Capítulo 4:
Cora:
Al momento de entrar en mi camerino, lo primero que vi fue el ramo de rosas rojas, ocupaban toda la mesa de mi tocador.
Me acerqué extrañada por ver semejante detalle, nadie jamás me había dado flores.
Tomé una rosa y la acerque a mi nariz, aspire y olía a vida. Sonreí, me encantaban las rosas, me sentía como ellas, hermosa, llena de vida, también un poco frágil, pero a la vez espinosa, e intocable.
Había algo más entre ellas, en el centro un sobre negro se asomaba. Tuve miedo de abrirlo, puede que me gustara el detalle, pero no de quien venía. Torcí mi boca con disgusto esos hombres creían que podían disfrazar sus intenciones malvadas con algo tan hermoso.
Pero de todas formas, la curiosidad me gano y lo abrí. El papel era del mismo color que el sobre y me encontré con estas palabras grabadas en color dorado.
"Eres la delgada línea entre el salvajismo y la dulzura, la guerra y la paz, en este instante eres mi dicha y mi tortura, ¿quisieras por favor acabar con ella?. Te invito a comer esta noche en mi cama. Att: Tu Romeo, Alejandro Balem"
Un calor viajó desde mi pecho, esparciéndose en varias direcciones, como mi rostro. Me sonroje inmediatamente y no solo eso, aún más abajo me sentía caliente.
Aunque esta declaración me hizo sentir excitada, también me sentía molesta por el mensaje, ni siquiera me pregunto si quería venir. Únicamente lo afirmo, como si fuera un hecho que me tendría en su cama, no es como si lo fuera permitir, pero de todas maneras quería aclararlo en mi mente.
Dije a nadie y a la vez a la imagen de Alejandro en mi mente --- Estás loco Alejandro, no eres el dueño del mundo--- y lance la tarjeta a la basura.
Luego di un paso alejándome de las rosas y de repente me sentí mareada, la cabeza me daba vueltas y caí de bruces en el suelo.
Sabía lo que significaba, intenté gritar, pero la voz no me salía, mi lengua se sentía pesada y pastosa --- no por favor Cora, no dejes que pase--- pero sin poder evitarlo caí en la oscuridad.
Alejandro:
---Avisame si alguien se acerca--- dije a Ricky. Él solo asintió nervioso, la travesía hasta aquí había sido todo menos fácil, tuvimos que enfrentarnos a varios hombres.
Entré al camerino de mi princesa y la vi tendida en el suelo. Su cuerpo esparcido sensualmente como un ángel caído.
No había sido tarea fácil poner ese somnífero en forma de gas en las rosas, pero como era Alejandro Balem y siempre conseguía todo lo que quería.
Me acerqué rápidamente y me puse de rodillas ante ella, con mis dedos alejé suavemente un mechón de cabello negro, que cubría sus ojos cerrados y me atreví a contemplarla un segundo, era tan hermosa y ahora sería únicamente mía.
---Alejo debemos darnos prisa...creo que alguien viene--- dice Ricky ansioso.
Gruñí molesto no parecía la mano derecha de un mafioso --- Ricky deja de comportarte como una niñita--- a lo cual él respondió con un resoplido ---además me demorare lo que quiera--- dije con arrogancia.
Pero sabía más que nadie, que si no salía de aquí rápidamente, mi padre podría enterarse de lo que hice. Puesto que si veían mi rostro sumarían dos más dos, él y yo éramos como dos gotas de agua, aunque yo me veía mucho más joven, por supuesto.
Con rapidez me quite mi gabardina y arrope el cuerpo de Cora, la levante en brazos dispuesto a irme.
Salimos rápidamente de la habitación y no habíamos recorrido de ni dos metros, cuando vimos a dos King kones acercándose a nosotros. De mi salió otro gruñido, no tenía tiempo para esto. ---Inmovilizalos, Ricky--- dije con voz fuerte.
--- Claro--- dice él y saca su arma con un recubrimiento de plata y dispara en dos ocasiones, dio a los dos hombres en sus rodillas. Los hombres cayeron en el suelo quejándose de dolor.
Pase por encima de ellos aún molesto. --- mierda Ricky, te dije inmovilizados no disparales, para este momento ya habrán escuchado los disparos y vendrán más guardias---
---Creí que te referías a dispararles, lo siento--- dice corriendo por el pasillo, al igual que yo. Aunque para mí era un poco más trabajoso, porque tenía a Cora en mis brazos, pero mi rutina diaria de ejercicios, permitía a mi cuerpo estar siempre fuerte o eso esperaba. Ricky continúa, mirando hacia ambos lados con el arma aún apuntando ---además eran demasiados grandes, no tenía oportunidad con ellos, Alejo ---
Resople --- Eso prueba, que no eres apto para ser mi mano derecha, tal vez debería desistir de ti--- dije con una advertencia en mi voz, aunque era una broma.
Ricky me miró por encima del hombro --- bromeas ¿No? --- dice sorprendido
Negué mi expresión estaba seria, pero por dentro estaba muerto de la risa --- Solo no dispares más, y encuentra una maldita salida --- dije con voz molesta y cansada. Al parecer no era tan fuerte como creía, llevar a Cora estaba empezando a pasarme factura y para colmo ya se podía escuchar el sonido de pasos de una gran multitud acercándose.
Ricky golpea con fuerza una puerta cualquiera, y nos encontramos con una mujer, ella levanta las manos en señal de rendición --- por favor no me hagan nada--- dice asustada.
--- ayúdanos a salir de aquí--- dice Ricky con una sonrisa seductora, rodee mis ojos estaba más pendiente de sus pechos que de la huida.
--- La....--- dijo la mujer señalando --- ventana--- termina de decir.
---Gracias, preciosa--- dice Ricky y deposita un beso en sus labios, la cual la dejo embobada.
---Ricky--- advertí no era momento para ser el picaflor
---Voy--- dice, se acerca a la ventana, la abre y el frío de la noche se coló en la habitación. El lugar era de un solo piso. Ricky continúa ---que chiste de lugar en serio, ni siquiera está bien asegurado---
Era muy cierto, aunque noté que en el cuarto de Cora no había ventanas y eso me hizo pensar que tal vez ella era muy especial en este lugar. Algo muy valioso que nadie podía ver, ni tocar, o en el peor de los casos, ella no podría escapar. Ricky recibe a Cora en brazos, mientras que yo atravieso la ventana y salgo al exterior.
---Hablaré con mi padre la próxima vez, habrá más vigilancia--- dije en broma, pero ya no la necesitarían, por qué ya había robado lo más preciado del lugar.
De Ricky salió una carcajada y me entrego a Cora, a quien tomé con mucho cuidado, ella aun seguía inconsciente.
----- Eso si tu padre no te mata primero, estoy seguro de que esa mujer era por lo único que venían los hombres y ahora este sitio tendrá más perdidas que ganancias --- esas palabras no me sentaron bien, tenía que pensar en algo rápido porque no podía dejar que nadie me quitara a mi princesa, ni siquiera mi padre.
---Mejor cierra la boca y sal rápido--- dije empezando a alejarme.
Escuche un sonoro beso y voltee a ver. Ricky estaba besando de nuevo a la mujer que nos ayudó. Negué y sonreí al verlo, era como un pirata que hacía una novia en cada puerto, su espíritu era tan libre y aventurero como el mío y tal vez por esto, era mi mejor amigo y mi mano derecha. Nos acoplábamos a la perfección. Él salió por la ventana y la mujer gritó ---ven cuando quieras--- una clara invitación, bien por él.