Luna se entera de la peor manera posible de que el hombre al que ella amaba la estaba engañando, se siente humillada y menospreciada.
¿Qué pasa cuando ese amor es unilateral? ¿Qué se hace cuando descubres que solo te han usado? ¿Se puede volver a confiar en el amor?
Ella solo quería ser amada, él solo deseaba su cuerpo.
La vida les tiene grandes sorpresas preparadas. Los caminos son inciertos, las personas cambiantes. ¿Es posible el amor para ellos? ¿Qué tendrán que hacer para conquistarlo?
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Tocar fondo
La noche le dio paso al día, y Luna estaba aún durmiendo, aunque ella acostumbraba a despertarse antes del amanecer. A pesar de todo había logrado dormir de maravilla, se sentía muy cómoda en esa cama, sentía que la amaba. Sin ganas se levantó, tomó una ducha, se arregló un poco y salió a desayunar.
Al llegar a la cafetería pidió su café favorito y una dona, y se sentó tranquila a degustar su bebida. Tenía una extraña paz con ella, y era porque sabía que ella no había fallado, ella lo dio todo, y lo que recibió a cambio fueron mentiras y engaños. Le gustaría ser una persona vengativa, ir hasta la iglesia y arruinar ese matrimonio. Se imaginaba la cara de pánico que pondría el traidor, alias Cristian, y el enojo de su prometida, la furia de su padre, y sonrió, sí sería muy bueno hacerlo. Sacudió su cabeza de esos pensamientos pero ella no era así, lo que ella va a hacer es continuar con su vida, lejos de esas personas tan horribles, lamer sus heridas cada día hasta que ya no duelan ni sangren. Sí, definitivamente ese era el camino correcto. Sabe que un día a a despertar y todo será una amarga pesadilla y su vida volverá a ser buena.
Sacó su celular y marcó el número de Mercedes, la dueña de la pensión en que vivió cuando recién salió del orfanato. Si ella no tenía lugar quizá conozca a alguien que sí. Después de unos segundos el teléfono se conectó.
_ Hola, ¿Mercedes?
_ Si, hola ¿Quién habla?
_Hola Merce, soy Luna, ¿Me recuerdas?
_ Luna mi niña, como no te voy a recordar, ¿En qué te puedo ayudar?
_ Estoy buscando un cuarto, tengo que desalojar el departamento porque me quedé sin trabajo y quería saber si te queda alguno.
_ Hay mi niña, no, no tengo nada, pero sé quien te puede ayudar, ella solo hospeda mujeres, te paso la dirección no te preocupes, ve de parte mía, es mi hermana Ana ¿Te hable de ella alguna vez?
Sí, recuerdo que me la mencionaste, y te agradezco la ayuda, ahora anoto la dirección Pidió lápiz y papel al mozo y apuntó los datos que la mujer le brindaba. Estaba feliz, sentía que no todo estaba perdido, no aún. Sonreía sin saber la tormenta que se sernía sobre ella.
Salió del lugar y se dispuso a caminar, la casa no estaba tan lejos y ella sentía la necesidad de hacerlo, que el aire fresco rosara su cara y despejara su mente. Tenía muchas cosas en que pensar. No sabía aún qué camino tomar, le era muy difícil empezar de nuevo, pero no imposible, no se iba a dejar vencer.
Luego de caminar por 40 minutos llegó a la casa, al levantar la vista se asombró de lo hermoso que era ese lugar. Parecía antiguo, quizá del siglo pasado, con hermosas piedras grises en su frente, ventanales muy amplios de vidrio labrado de distintos coloros, con una hermosa puerta de dos hojas, de madera también labrada. Quedó simplemente fascinada. Se dispuso a llamar a la puerta. De la misma salió una mujer muy bella de unos 50 años, cabellos rubios y ojos color miel, su tez muy blanca como porcelana. No era muy alta, pero si más que ella, aunque no mucho. La miró con curiosidad y le regaló una gran sonrisa.
_ Hola buen día ¿En qué puedo ayudarla?
_ Hola, soy Luna Calas, vengo de parte de Mercedes.
_ Oh, claro, un gusto Luna mi hermana me habló muy bien de ti, pasa, tengo una hermosa habitación que sé que te encantará.
Ambas entraron a la casa, y si por fuera la sorprendió, por dentro la enamoró, era espléndida. Tenía un gran salón, con hermosos muebles, las habitaciones estaban en el primer piso, todas tenían baño privado, y eran muy grandes, con camas amplias una pequeña mesa y una silla. El piso era de parquet, todo lustrado, con placard y cómoda para la ropa. Tenía una gran ventana con balcón que da a un hermoso jardín. Estaba muda, no podía emitir sonido, ese lugar era mucho mejor que el departamento en que había vivido. Entonces la asaltó una duda ¿podía ella pagarlo?
Es muy hermoso todo, pero... ¿Cuánto sale el cuarto? Su cara denotaba la preocupación que la embargaba, realmente se quería quedar en el lugar pero ¿y si no podía pagarlo?
_ Tranquila querida, cobro lo mismo que mi hermana, no lo hago por el dinero, sino por ayudar. Algún día te contaré mi historia, ahora ve a buscar tus cosas. Acá viven 4 chicas más, dos de ellas son pareja, cuando las conozcas te van a encantar. Quiero creer que somos una pequeña gran familia y nos ayudamos unas a otras.
Luna abrió grandemente sus ojos, no podía creer lo que escuchaba, el precio era realmente bueno, en esa casa no vivía mucha gente, todas mujeres, lo que significaba no tener que aguantar ningún tipo de acoso como los que vivió en el pasado, ahora solo le restaba conseguir trabajo.
Salió rápidamente del lugar hacia la parada del autobús, si caminaba se iva a demorar mucho y ya estaba cansada y con mucho sueño. En 15 minutos ya estaba cerca del hotel y tenía mucha hambre. Apenas encontró un restaurant se sentó a comer algo, realmente moría de hambre. Tenía ganas de pasta, pero también de carne y verduras. Se decidió por los ñoquis, pero su hambre seguía. Estaba desesperdada sentía que no había comido en un mes. Al final también pidió carne asada con unas papas. Estaba delicioso, y ya satisfecha se dispuso a caminar hacia el hotel. Las nubes ya cubrían casi por completo el cielo, era mejor apurar el paso, si llovía se iba a mojar demasiado, y podía enfermarse, estaban en otoño y los días se iban poniendo más fríos.
Al entrar al loby del hotel comenzó a sentirse mareada, quizá sea por todo lo que comió, si seguro es eso pensó. Llegó hasta la puerta del ascensor y ahí quedo, no supo más de ella, hasta que al abrir los ojos se vio en una habitación blanca, con varias camas y personas alrededor. Sabía perfectamente donde se encontraba, era la guardia de un hospital estatal, lleno de personas enfermas y médicos corriendo de un lado al otro. Al incorporarse un poco se dio cuenta de que el mareo persistía. Un joven de bata blanca se le acercó con el ceño fruncido.
Tranquila, no se incorpore, espere unos momentos que controlamos su tensión, sufrió un desmayo en el Hotel Carol y la trajeron hasta aquí. En unos minutos tendremos los resultados de la analítica que le realizamos y si todo está en órden podrá irse a casa. ¿Desea que llamemos a alguien? El médico habló de corrido, casi sin respirar, apurado para poder ir a atender a otros pasientes que también lo necesitan. Ni tiempo de contestar tuvo cuando se dio la vuelta y se fue a mirar al hombre de la cama de al lado que gritaba de dolor en su estómago.
No se preocupe, el doctor Alister es así, es uno de los mejores aunque sea tan joven. ¿Desea llamar a alguien?
No, no tengo a nadie no hay problema La enfermera la miró con una cara complicada que Luna no supo si era de pena o que no le creía, la verdad tampoco le importaba. De todos modos fueron muy amables.
Recostó la cabeza, largó un largo suspiro y se dispuso a esperar los resultados. Miró su teléfono y tenía algunas notificaciones, aunque nada importante, solo las redes sociales. Ningún mensaje, nadie le había escrito, no tenía amigas. Desde que conoció a Cristian conirtió a este en su universo a tal grado que ni siquiera se dio el tiempo de hacer amistades más allá del compañerismo del trabajo.
Bueno señorita tengo los resultados, tranquila que su desmayo es normal, incluso puede volver a ocurrir, alerte a las personas a su alrededor que solo es por el embarazo Soltó el doctor como si nada dejando a la pobre chica con la boca abierta. Un gran nudo se formó en su garganta y las palabras no salían, los engranajes de su cerebro comenaron a trabajar a mil y al fin lo supo, su período no había bajado, 4 semanas de retraso, había estudiado tanto, estaba tan presionada que ni cuenta se dio ¿Sabía del embarazo?, tiene que sacar turno lo más pronto posible con un obstetra, si quiere le recomiendo uno, tome acá le doy su nombre El hombre seguía hablando sin parar, como si no necesitara respirar en ningún momento. Extendió un papel con el nombre de un obstetra y se despidió deseándole suerte a la joven futura mamá, sin esperar respuesta por supuesto. Al hombre del dolor lo trasladaban a cirujía debían hacer todo muy rápido.
Esto sí que lo cambiaba todo, ahora eran dos. ¿Cuál era la mejor decisión dadas sus circunstancias? ¿Qué es lo que iba a hacer? El nudo de su garganta se desató y una a una las lágrimas comenzaron a salir, caían copiosamente por su mejilla, y al salir a la calle la lluvia la recibió. El cielo lloraba junto con ella, conocía su dolor, comprendía su infortunio. Todo junto como cascada callo sobre ella, el maltrato en su infancia, la soledad del orfanato, la traición de su amor y ahora....