Tatiana muere luego de una vida dura y revivió como la villana de una historia que leyó años atras junto con su madre.... a base de sus conocimientos sobre la historia va a involucrarse en varias aventuras para lograr sobrevivir a este nuevo mundo lleno de magia...
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De compras...
Relata Ludmila
Quede totalmente sorprendida con la rapidez que consiguieron los tres maestros que pedí, al día siguiente vendría el primer maestro por la mañana. En ese momento, se me vino algo a la mente, que si quería cambiar mi final también tendría que empezar a verme un poco más modesta ante los ojos de los demás, por ellos, me preguntaba por qué en todos mis recuerdos siempre tengo vestidos pomposos, llenos de joyas y me coloco mucho maquillaje, al natural esta chica es hermosa, no necesita muchas joyas ni vestidos ostentosos.
Me dirijo con Sara a mí recámara y le pido que saque mis vestidos, quería revisarlos. Cuando los empiezo a ver se me revuelve el estómago, en mi vida pasaba solía vestirme con colores apagados, nunca quise llamar mucho la atención, el negro siempre fue mi aliado, y ahora aquí me veo parada frente a muchos vestidos color pastel donde destaca el rosa tipo muñeca de colección, el amarillo chillón y verde manzana. Había más colores feos,pero estos tres resaltaban en casi todos los vestidos. No había un vestido decente que pudiera usar. La miro a Sara quien me miraba con cautela y le digo
- Sara ¿qué se hace con los vestidos que ya no se usan? –
Sara me mira sin entender y contesta
- usted mi señorita los manda a quemar porque dice que nadie tiene el derecho de volver a usar algo que usted haya usado-
La miro horrorizada cuanto despilfarro de dinero dios
- Ya veo, bueno vamos a cambiar pequeñas cosa Sara-
Su cara fue para el récord güines, estaba totalmente asustada
- mi señorita ¿qué quiere decir?-
- Primero Sara no me llames más mi señorita dime Ludmila o Ludmi o algo así-
- Pero cómo podría hacer algo tan descortes, no me atrevo-
- Piensa que es una orden de tu señorita-
Sara dudo pero asintió
- Además quiero que te deshagas de estos vestidos, pero no los quemes, regala un par al orfanato de forma anónima y dale algunos a las empleadas más jóvenes, seguro los podrán adaptar a algo que les guste o aprovechar la tela, para por lo menos hacer cortinas o manteles-
Sara no salía de su asombro y pregunto
- está usted bien mi señorita-
-Sara como te dije que me llames-
Mi tono fue tranquilo, pero se ve que mis ojos transmiten lo mismo que los de mi progenitor, porque Sara automáticamente ya estaba agarrando todos los vestidos y llevándoselos
-si Ludmila enseguida cumplo con sus órdenes-
Salí del alboroto que era mi habitación y me fui a buscar a mi madre
- madre por fin te encuentro-
Estaba sentada tomando té mientras leía una novela, la madre de Ludmila es una amante de los romances, cosa que se parece mucho a mi anterior madre.
- Si mi querída hija ¿para qué me buscabas?-
- Quisieras que me acompañes en busca de nuevos vestidos ya que mañana comienzan mis clases quiero vestir atuendos adecuados.-
Luz la miró con un brillo en sus ojos y sin dudarlo salió corriendo a prepararse, pidiendo que el carruaje esté listo, ya que saldrían. Era entendible su reacción porque Ludmila nunca le pedía que la acompañe a comprar sus vestidos, por eso debe ser este gusto tan feo de esta chica. No te preocupes Ludmila reivindicaré tu gusto.
Subimos al carruaje y fuimos al mercado, fue un viaje tranquilo, donde charle un poco con Luz para ir conociéndola más, ya que había solo recuerdos donde Ludmila la rechazaba, para ella era una mujer feroz y de mal gusto , por gustarle más el campo de batalla que las fiestas de té.
Al llegar bajamos del carruaje, con una elegancia única, mi madre vestía un atuendo celeste con matices en tonos más oscuros, era una mujer muy bella, yo como todavía no tenía nada nuevo tenía que usar uno de los vestidos de la anterior dueña, así que llevaba un vestidos rosa lleno de moños amarillos, me iba escondiendo tras mi madre, ya que era muy vergonzoso llevar algo así, quién la vestía el enemigo a esta chica…
Al llegar al negocio el vendedor nos saluda y me reconoce enseguida y comienza a cambiar su tono alegre por uno solo cortes y seco, ahora entiendo porque estoy vestida así.
-Buenos días damas, en que puedo ayudarlas señorita y señora Plater-
-Hola buenos días, mi hija está buscando vestidos ¿podría mostrarle algunos?
-por aquí señorita-
se corre a un costado y me hace pasar al fondo que estaba el vestidor
Cuando comienza a traer los vestidos feos que le gustaban a esta chica, lo freno y le digo
– señor de casualidad ¿tendría otra cosa para mostrarme?-
Dudoso me pregunta
- ¿qué estaría buscando señorita?-
En ese momento vi un maniquí con un vestido simple, pero elegante, algo que parecía más fácil de llevar que este tipo de vestido, lo señalo y el hombre se queda mirándome reacio
–señorita no creo que ese estilo sea de su agrado-
El hombre siguió trayendo vestidos ostentosos, sin prestar atención a lo que le pedía, una y otra vez. Por ellos, simplemente lo miro y le digo
– gracias, señor, pero sus servicios no me son requeridos, no voy a comprar solo lo que usted tiene ganas de vender, esta señorita se retira, le agradece por su tiempo-
El hombre sin entender que pasaba, ya que cada vez que iba esa chica que él consideraba molesta, le daba todos los vestidos que no podía vender y ella los llevaba.
- disculpe señorita, pero estos vestidos son los últimos que están a la moda, si no los lleva será el hazmerreír-
Soy buena, pero mi paciencia tiene un límite, sin elevar la voz lo miré fijo y le digo
- mire señor hace más de media hora que estoy pidiéndole vestido simple, se ve que tiene problemas en sus oídos o algo parecido porque solo sigue trayendo estos vestidos de mal gusto, uno tras otro, si quiere que me lleve sus sobras no lo va a lograr, si fuese buen vendedor, vendería lo que la clienta le pide no lo que a usted le sobra, con esto parezco un mal adorno de torta-
Totalmente enojada, cuando estoy saliendo choco con un joven que estaba en el negocio, lo miro hago una reverencia y le digo
- discúlpeme joven por salir distraída y no verle-
El chico solo me miró, hizo una sonrisa
- no hay problema-
Y murmuró por o bajo
- si parece un mal adorno de torta-
Comienzo a reírme y el joven se sorprende, me parecía que lo había visto en algún lado pero no recordaba donde. Seguro se sorprende porque no pensó que lo escucharía. Me fui por lo menos con una sonrisa que logro sacarme ese joven.
Mi madre, que vio que salía sin nada me pregunto qué paso, y le conté todo. Así que caminamos un poco más y encontramos un negocio el cual parecía más adecuado a lo que yo buscaba. Mi madre me miró raro, ya que la fachada no era la mejor.
Entramos al negocio
- buenos días-
Saludamos mi madre y yo con una dulce voz.
-buenos días señora y señorita, ¿en qué puedo ayudarlas?-
le explico que buscaba vestidos en tonos tranquilos y cómodos ya que los quería para entrenar y tomar clases.
El vendedor enseguida trajo vestidos como los que le estaba pidiendo, no cosas raras, no moños, nada de adornar. Lo miré emocionada y les agradecí por hacer ropa usable, todos me miraban raro. Cierto mi reputación era tan mala que hasta los plebeyos me conocían y de mala manera.
Compré mucha ropa, el vendedor nos cuenta que hacía poco abrió y que no estaba teniendo mucha suerte, ya que todos iban a tiendas que estaban más en el centro, la de él estaba medio oculta. Por ello, nos agradecía tanto, le dije que de ahora en más todas mis compras sería allí, así que el hombre estaba más que agradecido. Una vez que logré cambiarme, el vendedor ofreció llevar todo al ducado así nosotras no cargábamos con tantas cosas. Le agradecimos y fuimos a comer algo con mi madre.
Fue un día agradable y la madre de Ludmila es una buena mujer, me contó tantas cosas sobre sus días de gloria en la guerra, y como ahora su trabajo se centra en la protección de la paz en la que vivimos.
Llegué agotada al ducado y solo me dirigí a mi habitación, no antes sin ir al despacho de mi padre donde estaba, él y mi hermano, los saludo y les entrego una pequeña caja a cada uno, mi padre me pregunta
– hija ¿qué es esto?-
-un postre padre, salimos con madre y creí necesario traerles algo a cada uno ya que no pudieron acompañarnos, por sus tareas aquí en el ducado-
Mi hermano estaba inmóvil, se ve que lo sorprendí y no podía guardar su cara de alegría, era como creí no odia a su hermana, todavía tiene solución su relación, mi padre fue más expresivo y hasta me abrazó, me parece un poco exagerado hubiera preferido la reacción de mi hermano un agradecimiento cortes, pero bueno un abrazo no le puedo negar a este Duque, que adora a su quería hija.
Ahora si me iré a dormir, mañana será un día lleno de nuevos desafíos, con mis nuevos maestros