Liv está ansiosa por su 18º cumpleaños, pues ese día finalmente conocerá su verdadero destino: su alma gemela. Lo que no sabe es que, al cruzar ese camino, será marcada por tres posesivos Alfa que cambiarán su vida para siempre.
Ahora, Liv deberá lidiar con la inesperada obsesión de estos tres hombres enamorados de ella y descubrir la manera de domar esa pasión descontrolada, antes de que se convierta en algo más peligroso de lo que jamás imaginó.
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Capítulo 9
Liv narrando:
Había un coche esperándome afuera. Habría ido a casa en lugar de ir a la Universidad Highland, pero la rabia dentro de mí me impidió hacerlo. Necesitaban saber que no podían salir impunes de todo lo que hicieron. Agarré mi mochila y salí de la escuela. Odié el hecho de no tener elección, ya que el Alfa estaba involucrado, lo cual era extraño.
Planeaba avisar a los trillizos que no estaba feliz con esto y que forzarme a hacer cosas que yo no quería no haría que los perdonara.
Justo en frente de la escuela había un Rolls Royce con el símbolo del Alfa. El símbolo del Alfa era un escudo dorado con un lobo en el medio y el nombre de nuestra manada inscrito en la parte inferior. El escudo era colocado en cualquier propiedad perteneciente a la familia del Alfa.
Exactamente en frente del Rolls Royce estaban dos guardias. Ellos registraban el área como predadores y, cuando uno de ellos me avistó, miró una foto en la mano y después informó al otro guardia para que me mirara. Él confirmó que era yo por la foto, que yo no conseguía ver bien, pero sabía que era yo.
¿Cómo diablos consiguieron poner las manos en eso? Los trillizos estaban yendo demasiado lejos.
— ¿Liv Anderson? — preguntó como si estuviera recitando un guion.
Un movimiento lento de mi parte lo incentivó a abrir la puerta.
— Por orden del Alfa, vamos a llevarla a la Universidad Highland. — suspiré, entrando.
Era difícil de creer. Existía otra explicación para esto, porque yo sabía que no había forma de que los trillizos le hubieran dicho al Alfa que tenían una omega como pareja, ¿o será que sí le hablaron? Tal vez sí y él ha respetado la decisión de ellos, ya que ellos serían los próximos Alfas de cualquier forma.
¿Pero qué hay de la madre de ellos? Yo conocía a Luna Rebecca y lo mucho que ella me despreciaba. Ella hasta mandó a la Sra. Yvonne a buscar a otra persona para atenderla, porque ella no soportaba mi presencia.
Yo sabía con certeza que, si los trillizos le contaran a la madre sobre nuestro vínculo de pareja, ella haría todo para deshacerse de mí. Como una mujer tan poderosa, matarme sería pan comido para ella.
Mientras el conductor conducía y yo tenía que sentarme entre dos guardias, sentí mi rabia lentamente disolverse, siendo sustituida por una ansiedad total. Llegamos a la Universidad Highland en cerca de 30 minutos. Ninguna de las dos escuelas quedaba lejos de la manada.
Al llegar a la escuela, los guardias me entregaron un mapa y mi agenda. Ellos ni siquiera se preocuparon en preguntar si yo quería eso. Todo lo que les importaba era que fuera orden del Alfa.
El edificio grande me hizo temblar. Estaba escrito allí: Universidad Highland. Parecía un sueño. ¿Cómo una omega podría frecuentar una escuela donde personas de bajo escalón eran raramente permitidas? Di una respiración profunda.
Al mirar la agenda, percibí que tenía una clase en 30 minutos y necesitaba localizar el salón B antes de eso. En el momento en que detuve mi mente, parecía que el mundo había pausado por un segundo. La expresión en el rostro de ellos decía todo: asco, desprecio e incredulidad. Algunos ya estaban agarrando sus celulares para hacer una llamada. Era para informar a la seguridad o a las autoridades, o ambos. ¿Será que ese era el ambiente en el que los trillizos creían que yo podía sobrevivir?
Mantuve la cabeza baja, hundiéndome en la ansiedad que sentía. Continué fijando mis ojos en el papel ante mí, incluso cuando podía oír lo que la mayoría de ellos decía. Ellos no bajaron la voz porque creían que yo era una persona común y que podían hablar de mí del modo que quisieran.
— Con la subida de la mensualidad, ¿tenemos que dividir la escuela con una maldita omega? — se burló uno de ellos.
— ¡Vamos a aceptar que ella se perdió, porque no hay cómo esto sea real!
— Tal vez ella está aquí para pedir empleo como limpiadora o ella es hija del conserje.
Rehúse dejar que todas esas palabras me afectaran mientras buscaba el salón B en el mapa. Después de 10 minutos difíciles de búsqueda, lo encontré. Me quedé feliz por tener un lugar para esconderme de todas las miradas hasta entrar en el gran salón y percibir que era un infierno de otro tipo.
El lugar estaba lleno de personas. En el momento en que mi olor se esparció por el lugar, todos se voltearon para mirarme. Algunos estaban completamente revoltosos, otros tenían desprecio grabados en los rostros. Tenía certeza de que alguien tiró una foto mía, y ellos hicieron un gesto de disgusto al encararme con asco.
Mi corazón latía fuerte en el pecho mientras yo me sentaba en un asiento vacío. La chica que estaba en la misma fila se levantó rápidamente, mofándose, y se mudó para un asiento lo más lejos posible de mí.
— ¡Ahora tenemos que dividir los mismos asientos con ellos! — ella escupió, sin importarle si yo oía o no.
Lágrimas se acumularon en mis ojos, pero parpadeé rápido para contenerlas. ¿Será que era eso lo que los trillizos querían que yo soportara? ¿Ellos no pensaron en cómo mi vida estaría cercada de gente que odiaba mi clase sin motivo alguno?
Mientras la mayoría de las personas mantenían distancia, un chico de cabello negro entró por la puerta. Él tenía audífonos y percibí que se aproximaba a mí mientras disfrutaba de la música que oía.
Pensé que iba a sentarse en una fila completamente diferente, pero parecía que no era eso lo que iba a hacer. Mi corazón aceleró cuando él comenzó a sentarse en la silla a mi lado. Él no me miró mientras sacaba un aparato de sonido que estaba en el bolsillo. Parecía el tipo de persona que no se importaba con la escuela.
Él me miró y sus ojos oscuros hicieron mi corazón saltar por razones que yo no conseguí explicar. No había cómo él no supiera que yo era una omega. Mi olor estaba por todas partes.
Observé sus cejas fruncirse, y entonces, de forma inesperada, sus ojos se agrandaron y sus labios se curvaron en una pequeña sonrisa. Él sacó los audífonos y extendió la mano para saludar.
— Disculpa por los modales, soy Frank. — dijo, aún extendiendo la mano.
Miré detrás de nosotros para las varias personas que nos observaban. ¿Él no percibió que yo era una omega?
Demoré un poco para percibir que él extendió la mano hacia mí.
— Ah. — levanté la manos para saludar. Él agarró mi mano y, entonces, estrechó los ojos, encarándome con fuerza. Fue ahí que percibí que aún no había dicho mi nombre. — Soy Liv.
No había cómo él no percibiera que las personas estaban mirando para nosotros.
— ¿A ti no te incomodan las miradas?
Él miró alrededor rápidamente.
— Creo que es conmigo. ¿Tú consigues ver la sonrisa en la cara de aquella chica? — dijo, refiriéndose a la chica que nos encaraba abiertamente.
Él sonrió.
— Ella con certeza me quiere.
Me reí de diversión. Él intentaba dejarme más confortable y yo apreciaba el esfuerzo de él.
— Claro que ella quiere. — confirmé, aún sonriendo y moviendo la cabeza.
— Deberías sonreír más. Combina más contigo, que el miedo que veo en tus ojos. — dijo, observándome atentamente.
— No estoy con miedo. — mentí.
— Y yo soy el mejor estudiante de esta escuela.
— ¿Lo eres? — pregunté sin saber.
Él pareció sorprendido, mirándome por un tiempo, intentando entenderme.
— ¿Tú no sabes lo que es sarcasmo? — dijo, incrédulo.
Fue en ese momento que percibí lo que él hizo.
— Ah. — relajé en la silla avergonzada.
Él movió la cabeza, riendo, y entonces murmuró algo para sí mismo que no oí.
— Entonces, ¿qué eres tú? ¿Un descendiente de alfa?
— El futuro beta de mi manada.
— Debe ser emocionante para ti. — sonreí.
Una actitud casual tomó cuenta de su rostro.
— Me gustaría que lo fuera.
En el momento en que él dijo eso, tres aromas familiares alcanzaron mis sentidos y yo me endurecí en aquel instante. Yo sabía quiénes eran y ellos no estaban lejos del hall donde yo estaba. Mis predicciones eran correctas porque, luego enseguida, tres de ellos entraron en el salón.
Me hundí en mi silla inmediatamente. Frank percibió eso y frunció la frente instantáneamente.
— Idiotas. — él maldijo bajito, rechinó los dientes de rabia. Dos cosas eran ciertas: él los conocía, y ellos tampoco eran amigos.
Los asistí registrar la multitud como predadores procurando presa. Ryder fue el primero en verme y sonrió. Él avisó a Max, que tocó a Callum, y en poco tiempo todos estaban viniendo en mi dirección.
Frank aún no había percibido que ellos se estaban aproximando. Él continuaba intentando conversar conmigo.
— Entonces, ¿qué te trajo aquí, para ser más preciso? — él preguntó, pero yo mal procesaba lo que decía por causa de la tensión que sentía.
Cuando llegaron hasta nosotros, todos se voltearon para Frank.
— ¡Sal de aquí!. — Ryder mandó.
Frank quedó sorprendido, volteó para mirar específicamente para Ryder.
— Si lo dijeras de forma más gentil, tal vez, solo tal vez, yo no tendría voluntad de dar un puñetazo bien en tu cara.
— ¡Ella ya es de alguien, su idiota del DarkSky! — Max reclamó.
Él me miró, intentando contener la risa.
— ¿Tú eres pareja de él?
Max inmediatamente lo agarraba por el cuello, encarándolo con fuerza.
— ¿Qué diablos estás intentando hacer? — él gruñó.
Frank no dudó, jalando también el cuello de Max. Había murmullos y suspiros de quien estaba atrás de mí.
Con la expresión de Frank, era cierto que él quería pelear mucho.
— Vamos allá. — él se aproximó de Max con una expresión seria. — Cualquier chica que es tu pareja está jodida.
— ¡Es mejor que cuides tu boca, su hijo de puta! — Ryder disparó.
Frank miró firmemente para Ryder.
— ¿Ustedes creen que, mirando para ustedes, ustedes siquiera merecen parejas?
Callurn dio una risada sarcástica.
— Tú quieres alguna cosa, ¿no es, Stewart? — él gruñó de rabia.
— ¡Tú fuiste quien pidió, joder! — él retrucó para Callum.
Callum dio una sonrisa diabólica.
— Entonces creo que tendremos que hacerlo del modo antiguo, ¿eh?
Noté un cambio en la postura de Frank en el instante en que él dijo aquello. Él rechinó los dientes, soltando el collar de Max y encarando a Callum con fuerza. Él me miró por un tiempo y entonces movió la cabeza como si fuera pena.
Él suspiró y salió con una expresión claramente irritada en el rostro.
— Y vete a la mierda también. — Ryder habló mientras todos lo observaban salir.
Todos se volvieron para mí. Ryder fue el primero en sentar a mi lado. Él sostuvo mi quijada delicadamente.
— ¿Está todo bien, amor? Aquel hijo de puta a veces puede ser un idiota. — dijo suavemente.
Eso solo aumentó la rabia que crecía dentro de mí. Perdí el control, levantando mi mano y dando una bofetada en él bien fuerte en el rostro.
— ¡Tú eres el maldito idiota aquí! — grité para él.
Los pocos suspiros que oí atrás de mí me hicieron percibir lo que había acabado de hacer. ¡Yo era una omega y había acabado de golpear a un Alfa!