Mi Sugar Baby

Mientras que Axel está que no sabe como contactar a Angélica, y le ha marcado unas chorrocientas veces a su muerto celular, esta fue recibida por Giovanna en su pensión, y le asignó su nueva habitación.

—Wow, esta habitación está muy guay —Angelica le dice a Gio. —¡Ay, hay hasta televisión! ¡Ahora puedo verme “Saber y Ganar" y las recetas del canal “Gourmet”!

Angélica hacía cinco años que no tenía una televisión. Aunque casi no veía gracias al poco el tiempo con el que contaba, pero al menos se entretenía viendo de vez en cuando algún documental sobre arte o de recetas de cocina.

—Sí, está algo viejito, pero al menos se ven los canales de la televisión digital —Gio le explica—. Este es el control remoto, el closet es amplio y tiene un pequeño baño con ducha. Espero que estés cómoda en este lugar.

—Súper cómoda, y en el closet ocuparé apenas la mitad de una repisa. Pero gracias, eres un ángel y te estaré agradecida —Angelica se lo decía sinceramente.

—Es con mucho gusto. ¿Necesitas algo más? —pregunta Gio.

—Sí, ¿tienes un cargador tipo B? Es que desde esta mañana se me descargó el celular y la que me prestaba el cargador era la señora Zoila de la otra pensión o alguna de las compañeras de los trabajos me hacían el favor de ponérmelo a cargar. —Angelica trataba de justificar el porqué necesitaba un cargador. —Aunque a mí nadie me llama, pero soy tan de malas que me este llamando el hombre de mi vida y no le puedo contestar porque mi celular está sin carga.

Angélica se carcajea ante lo que ella cree que es una fantasía, y Gio se ríe de las ocurrencias de su nueva inquilina.

—Sí, yo tengo uno de un celular que tuve hace tiempo. Ya te lo traigo y ojalá te sirva. —Gio salió y poco después volvió con el cargador y Angelica pudo revivir su celular.

Ya era más de las diez de la noche cuando por fin el celular de Angelica pudo llegar al 100% de batería y, al encenderlo, empezaron a llegar miles de mensajes de llamadas de un número desconocido.

Eso le intrigó a Angelica y quiso devolver la llamada al número en cuestión y un hombre de voz seductora le contestó:

📲Usted no tiene saldo suficiente para esta llamada. Bip, bip, bip.

«¡Diablos, hasta me cortaron el celular! ¿Quién me estaría llamando? Ah, si me necesitan tan urgente que me vuelvan a llamar», pensó Angélica y se dispuso a dormir, pues al día siguiente debía estar a las ocho de la mañana nuevamente en la universidad.

Esa noche Axel contactó a un investigador que su guardaespaldas Kevin le recomendó y le pasó los pocos datos que tenía de Angelica. Este se comprometió a que al día siguiente le tenía la información de ella.

Así, Axel por fin pudo estar tranquilo al confiar de que este individuo le iba a encontrar a la mujer que buscaba con desesperación.

Al día siguiente, llegó a la hora habitual. No tenía razón de ser madrugar, si Angélica ya no trabaja en el emporio.

Se sentó en su silla ejecutiva y nuevamente su déjà vu de todos los días. Sarah tocando la puerta de la oficina, él dándole el paso, ella poniendo su café en su lado derecho y empezando a leer el orden del día.

—A las diez de la mañana es la selección de las cinco modelos para la pasarela de la Semana de la moda en Milán. —Le explicaba Sarah y él ni se acordaba de que ese día debía escoger a las modelos. Antes era uno de sus momentos favoritos, pues él junto a su primo Oscar se llevaban unas cuantas a la cama, pero ahora no le entusiasmaba hacer esta selección. Pero era necesario, pues en una semana Axel viajaría a Italia y debe tener todo listo.

—Llama a Marisolio, él me ayudará a escoger las modelos. —Sarah lo miró extrañada y no dudo en preguntar.

—¿Y por qué no las va a escoger con el señor Óscar como siempre lo ha hecho? —Axel la miró enfadado.

—Límitese a cumplir lo que se le ordena. ¡Acá a todo el mundo se le está olvidando quien es el jefe! —Axel empezó a gritar, estaba harto de que hicieran lo que les da la gana y Sarah salió corriendo a llamar a Marisolio.

—¡Marisolio, Marisolio! —Entró sin fijarse en las telas que Marisolio tenía en el piso, escogiendo las adecuadas para iniciar la confección de los vestidos para llevar a Milán—. ¡Marisoliiiiii, ayyyy, me caíiiii!

—¡Bruta! ¡Bruja! ¡Bestia! —Marisolio gritaba al ver a Sarah tirada en el suelo, enredada con las telas y tratando de desenredarse del guipiur, del tafetán y de la seda de la china. —¿A qué viniste, a sacarme la rabia? Un día de estos me vas a matar de un coraje flacuchenta inútil.

Cuando por fin Sarah se pudo parar, le informó a Marisolio.

—Marisolio, es que el señor Darko lo necesita para que escojan juntos a las modelos para la semana de la moda. —Sarah hablo sin tomar pausa y Marisolio la miraba incrédulo.

—¿Sho? ¿Estás seguro de que le escuchaste bien a Axelito? Es Oscarin el que se encarga de esa labor. ¡No, Sho! —Marisolio estaba seguro de que la sonsa Sarah se había equivocado.

—No, es a ti a quien me pidió que le avisara. A mí también me pareció raro. Desde hace dos años que el señor Vizenzo lo dejó a cargo del emporio, él ha sido el que las ha elegido con su primo —Marisolio asiente a lo que le decía Sarah y de verdad se preocupó.

—Ya mismo voy a ver qué es lo que pasa con mi Axelito. ¿Será que está enfermo? ¿O peleó con el primis? —Marisolio inmediatamente salió corriendo a la oficina de Axel y entró como lo hace... sin tocar.

—Axelito, ¿es verdad lo que me dice la flacucha, que yo voy a reemplazar a Óscar en la selección de las modelos? —Axel asintió a lo que dice Marisolio. —¿Y eso? ¿Por qué no llamaste a Oscar? ¿Se pelearon? ¿Y yo por qué no sabía que ustedes estaban enojaditos?

—No nos hemos peleado, deja de ser chismoso. Simplemente quiero salir de esto rápido y con Oscar me demoro mucho. —Axel, que nunca da explicaciones, se las estaba dando y justo a Marisolio.

—Ah, ya entendí. Es porque primero se las prueban en la cama y conmigo esa parte se omite y así es más rápido. Bueno, no es que me encante ver flacuchentas, pero yo te ayudaré.

A las diez llegaron las modelos y cada prenda que desfilaban Axel se imaginaba que la modelo era Angélica.

A Marisolio, en cambio, ninguna le gustaba.

*Muy alta.

*Muy flaca.

*Muy gorda.

*Muy chueca.

*Muy patitorcida.

Axel ya estaba que se lo llevaban los mil demonios, y más aún al recibir en plena selección, la visita de su madre, Cinzia, junto a su padre, Vizenzo acompañados de Patricia del Pino qué había llegado de Canadá. Sabía que sus padres querían firmar un compromiso con ella, pero él no quiere compromisos y menos con esa insoportable nenita de papi.