Soy Mia Montecarlo, joven, hermosa y la única heredera del patrimonio de mi familia; todo eso no me sirve de nada, pues estoy en prisión, por culpa de la Familia Montiel y su ambición, su amor por el dinero y la vida ostentosa, les hizo tenderme la más vil de las trampas, pero lo que ellos no saben es que saldré de aquí, y saldré a vengarme.
Mi plan está hecho y no descanzaré, hasta hacer pagar a cada uno de ellos, incluyendolo a Él, "Valente Montiel".
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24- Una promesa...
(Mía)
Sabes como llegué hace 9 años a esta celda, y aquí te encontré a ti.
Me ayudaste desde el principio, solo me bastó decirte, que había asesinado a un abusador y con eso te caí bien.
Tu sabes cuantas veces fui golpeada, aquí en esta prisión.
Sabes cuantas veces intentaron asesinarme, por no darles dinero a las reclusas para sus drogas, sabes cuantas veces la matona Perez me mando a la celda de castigo a dormir entre ratas y cucarachas, tu sabes todo eso.—Le digo a mi amiga que ha escuchado por horas, incluso a dejado de comer y dormir, por oírme.
—Mía, si lo sé.
Pero también sé, la mujer que hay detrás de ese deseo de venganza.
Esa mujer que a pesar de todo, aquí le demostró a cada reclusa en esta prisión, lo generosa que es.
Porque para drogas jamás le has dado dinero a nadie, pero no puedo enumerar las veces que han venido personas a decirte sus necesidades y les has ayudado, ya sea con un abogado, con dinero o pagando hospitales.
Lograste que nos pusieran una clínica adentro de esta prisión.
Y que nos dieran permiso para estudiar, a todas las que quisiéramos hacerlo.
Mira las dos somos licenciadas, aun estudiando a distancia, como lograste eso no sé.
Pero he oído, que todas las presas del país quisieran estar en esta prisión.
Muchas aquí, tenemos un título profesional, gracias a Ti.
Y después de que todas las reclusas y guardias, te odiaba y te envidiaba, ahora todo mundo te respeta, " menos la matona Perez" jajajajaja... pero esa es porque el malvada por naturaleza.
Mía, eres la mujer más buena que conozco.
Y la más fuerte.
La más valiente y Yo sé que Él papacito abogado que me describiste, te sacará de aquí.
Y espero que sea en este año.—Me dice mi amiga y eso me recuerda a Victor Dorantes, el imponente abogado que vino a decirme que pronto saldré de prisión...
Oír a Rebeca me hace bien, me recuerda que todavía puedo ser humana, todavía él odio y la amargura no me han neutralizado totalmente.
Pero eso no quiere decir que no quiera seguir con mi plan de venganza.
Es una promesa que me recordé él día que Dani murió, no debo olvidarlo.
No debo olvidar el sufrimiento de Dani.
Y ni siquiera pude despedirme de ella.
No pude ayudarle a sanar sus heridas, no pude sacarla de la oscuridad.
Salgo de mis pensamientos, cuando Rebeca me dice que salgamos al patio, y que vayamos a saludar a Angélica, ella es una reclusa qué llegó hace 3 años y que ha estado enferma.
Vamos con mi compañera y veo a cada una de las mujeres que estamos aquí, la mayoría me sonríen, y me saludan con respeto, pero eso es ahora, antes todas me odiaban.
Aunque siempre hay alguna que otra, que se reserva el derecho de hablarme y eso está bien para mí.
Rebeca y Yo salimos al patio y allí encontramos a Angélica Molina, me alegra verla ya que ha estado enferma desde hace unos meses.
Ya tenía algunas semanas de estár en la clínica y no nos dejaban ir a verla.
Al verme sonríe...
—Angélica, me da mucho gusto verte, ¿estás bien?.—Le digo colocando mi mano sobre la ella.
—Rebeca que bueno que salieron al patio, estaba deseando verlas a ambas, en especial a Ti Mía.—Nos dice con su voz un poco profunda
Ella, me ve suplicando ayuda.
Aquí en prisión, desde hace unos años casi siempre me pasa esto.
Así que pienso que Angélica necesita dinero.
—¿Dime Angélica que necesitas?.—Le digo decidida a ayudarla.
—Mía, júrame que me vas a ayudar, solo tú puedes hacerlo.—Me dice y creo que es porque yo tengo mucho dinero, así que le digo.
—Sabes que te voy a ayudar, sin necesidad de jurarte nada, Angélica.
—Gracias, Mía, ahora quiero que me escuches.—Me dice y Rebeca y Yo nos sentamos frente a Ella.
—Antes de decirte lo que necesito Mía, quiero contarles un poco de mi vida.
Nací y crecí, en el barrio más pobre que se puedan imaginar, mi Madre era soltera, ni mi hermana mayor ni Yo conocimos a nuestros padres, que como te imaginas, no era el mismo.
Fui muy poco a la escuela, porque mi Madre, nunca me obligó a ir, y lo que haciamos era ir a las calles a resiclar para subsistir.
Después ya no queria resiclar, y me dediqué a pedir en los semáforos, allí aprendí a fumar, a tomar y a drogarme.
Con el tiempo, mi adicción se hizo incontrolable, y me dediqué a robar, ya siendo una ladrona conocí a otro ladrón, pero ese ladrón era muy guapo, sus ojos eran azules y hermosos y su sonrisa encantadora.
Él me gustaba y Yo le gustaba a Él, Asi que nos juntamos para todo hasta para robar juntos, el tenía una pistola, arruinada, pero con eso asustaba a la gente, un día nos fuimos a una gasolinera y asaltamos, allí nos dispararon Yo caí con un raspón de bala en mi pierna y pero mi compañero, murió.
Unos días después descubrí que estaba embarazada, iba a tener un hijo de mi unico y gran amor, aunque fue ratero como yo, así que traté de controlar mi vicio, porque desde que supe de un bebe en mi panza lo amé, no me drogue y ni me alcoholicé, hasta que el bebé nació, le puse Angel, sonaba lindo.
El se convirtió en mi razón de ser, quería cambiar por Él, pero la pobreza, el hambre, me aturdían la mente.
Mi bebe ya tenía 6 meses y Yo a duras penas comía y lo amamantaba, pasaba días con una sola ración de comida, y mi bebe ya no se llenaba con mi leche.
Yo tenía y como ven tengo un grado de delgadez extrema y mi bebe también estaba desnutrido.
Así que un día, le lleve al bebé a mi Madre diciendole que iba a buscar trabajo, pero salí a hacer lo que sabía hacer.
Me fui a una tienda y asalté a la cajera;
Ella se resistió así que la apuñalé, con una daga, allí me agarraron.
Desde ese día no volví a ver a mi Angel.
Eso me duele en el alma, no poder verlo.
Ahora tiene un poco más de 3 años, es hermoso y muy inteligente, aun lo cuida mi Madre, pero te imaginaras en que condiciones, sé que tú me has ayudado económicamente, para comprar medicina, pero ahora quiero una ayuda diferente.
Mía, no hay nadie más indicado que tú, para lo que te voy a pedir.
Quizá sea demasiado grande mi deseo, pero por favor ayúdame...