Desde que la ví me obsesioné con ella. Era mía aunque no lo sabía y todo lo que quiero lo consigo.
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Capítulo 11
La puerta nuevamente fue abierta y el desconocido entró con una bandeja con comida para mí.
-Debes comer
-No tengo hambre
-Tienes que comer, morir de hambre no es una opción
-¿Cómo se que no va a drogarme o hacerme dormir otra vez?
-Tendras que confiar en mí o morirás de hambre
-Digame por qué estoy aquí
-Todo a su debido tiempo, ¿Planeas escapar tan pronto? Apenas acabas de llegar
-Sabe bien que no puedo hacerlo, por favor déjeme salir de aquí
-¿Sabes nadar?- me quedé en silencio- tal como creía, come y duerme
-Digame por qué estoy aquí
-Ya te lo dije, tú tienes algo que me pertenece y quiero que me lo entregues, luego podrás irte
-No se que puedo tener yo que a usted le interese
-Mañana si estás tranquila y dejas de llorar te lo diré
Cerró la puerta y me dejo encerrada de nuevo. No sé que puedo tener yo de valor.
Lo peor es que tampoco se nadar ni dirigir un barco y aunque lo supiera no se ve nada cercano. Estamos en el medio de la nada, solo espero no morir ahogada.
Revisé todo el cuarto minuciosamente y encontré un perfume igual al mío, también la misma crema corporal que suelo utilizar, un conjunto de ropa interior y mi pijama.
Tal como lo pensé, yo no había perdido nada. Pero ésto me lleva a pensar que él estuvo en mi apartamento, quien sabe cuántas veces. Que tenga prendas tan íntimas me revuelve el estómago, ningún hombre antes vio mi ropa.
Pruebo la comida apenas y espero encontrar algo malo en ella o sentirme extraña pero tal parece no hay drogas ni tampoco algo para dormir. Él vaso de agua no tiene ningún sabor ni color extraño. Para cuando me decido a comer ya todo está más que congelado y no tengo mucho apetito.
Mis pensamientos van en mil direcciones diferentes pero se unen en lo mismo, necesito escapar de aquí a como de lugar.
Me duermo con toda mi ropa sin atreverme a cambiarme por miedo a que venga y me vea en paños menores y que el baño no tenga seguro tampoco lo convierte en el mejor lugar para estar a salvo.
Me desperté más de diez veces en la noche sobresaltada. Escenas de películas me venían a la mente pensando que él podía aparecer y atacarme con un cuchillo o cualquier herramienta aunque con tirarme al mar ya sería una muerte más que segura.
Éste loco aparece nuevamente tan tranquilo y contento que le pagaría si tan solo encontrara con qué. No soy violenta pero ésta vez tengo mis emociones al límite y estoy volviendome loca.
-Buenos días- dice muy alegre el desgraciado
-¿Que tienen de buenos?
-¿No lograste dormir?
-Nadie lo lograría señor
-Esta cama es más cómoda que la tuya y ésta habitación es mucho más acogedora, ¿Que es lo que faltó para tu descanso?
-Estar en mi apartamento sin usted, por favor déjeme ir
-Tal parece no me has entendido y no me gusta explicar las cosas dos veces pero haré una excepción ésta vez. Tienes algo que me pertenece y quiero obtenerlo, por eso estás aquí
-Señor yo no soy quien usted está buscando. Yo jamás robé ni siquiera un dulce y estoy segura de no conocerlo
-Yo jamás me equivoco. Tu eres Elizabeth Marie Davis ¿No es así?
-Si pero... yo no tengo nada suyo señor, puede revisar mi apartamento
-Lo que es mío no está en tu apartamento, está justo aquí. Desayuna, más tarde hablaremos cuando te hayas duchado
Me quedé estupefacta, él sabe hasta mi segundo nombre. No hay error yo soy la persona que él necesita quien sabe para qué.
Pienso en lo que traje desde mi apartamento y llego a la conclusión de que mi ropa no vale nada así que debe querer mi teléfono celular. Quizás cree que tengo alguna información guardada ahí y cuando compruebe que no me dejará libre. Se lo daré cuando vuelva. Iré a ducharme así ésta conversación no se pospone más tiempo