Alexandra fue engañada creyendo que firmaba un contrato laboral y acabó siendo uno matrimonial.
En tanto que para Christopher la situación también ha sido complicada, ya que como presidente de la empresa familiar, al momento de firmar los papeles para asumir el cargo de manera oficial, dos cláusulas cambiarían su vida para siempre: casarse y ser padre.
Por obligación ambos debieron aceptar la situación; sin embargo, jamás pensaron que la llegada del otro cambiaría muchas cosas para ellos.
¿Podrá el amor surgir con base a un contrato dado por mentiras?
¿Pueden dos personas, con perspectivas de la vida tan distintas, llegar a llevarse bien?
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Capítulo 13 INCÓMODA CENA
Alexandra
Salimos de la empresa y debí ir con él, nuevamente hablé todo el camino con el chófer
-¿Adónde vamos?
-Debes cambiarte y en mí mansión tienes todo lo mejor para hacerlo, debes dar una buena impresión
-Si tanto te avergüenzas de una mujer común no hubieses buscado una, estarías con alguien de tu clase
-Las razones por las cuales fuiste la elegida me las reservo para mí, ahora iremos y te pondrás lo que elija para ti. Además te portaras como una mujer locamente enamorada de mí
-Mas fácil pedirme que ponga huevos de oro antes que fingir amarte
-No es difícil, solo algunos besos, abrazos, tomarme de la mano y eso es todo
-¿No es difícil? Besarte después de saber dónde hayas tenido esa boca, que asco, tendré que usar un buen desinfectante
-Si te sirve de consuelo mientras nos casemos tendrás toda mí atención
-No me consueles, solo me pones peor
Llegamos a la mansión, él tomó mí mano y me llevó escaleras arriba a una habitación enorme
-¿Aquí dormiré cuando sea mí matricidio?
-Si, aquí mismo
Él buscó lo que deseaba que usara, entre al baño para ducharme no sin antes cerrar con seguro y llevar la ropa elegida por él, al salir ya vestida pero descalza me maquillé, dejé mí cabello suelto terminar de secarse y salimos rumbo a la incómoda cena
Él me guió poniendo su mano en mí cintura y fuimos a la puerta donde ya nos habían abierto para entrar.
Su abuelo estaba ya esperando en la mesa para que cenemos
Saludé algo tímida, aquel hombre era intimidante, muy serio y recto, hasta su nieto cuidaba sus modales.
Sorprendente fue que no me menospreciara y que el señor fuera realmente agradable conmigo. Luego de la cena dijo que nos casariamos y debí contener las ganas de darle la cabeza contra la mesa cuando dijo la fecha. Sonreí lo mejor que pude y el idiota me besó en los labios para que su abuelo se creyera la actuación.
No me aparté pero sentía asco y mucha ira, nada que ver al breve beso que me dio el chico que tanto me gustaba.
Cuando salimos de allí y subimos al auto no pude callarme más y le dije lo que sentía
-No tienes que besarme, es asqueroso
-¿De qué hablas? Soy un buen besador y mucho mejor amante, si quieres te invito a comprobarlo esta noche
-Solo sentí asco, la única persona que quiero que me bese sabes quién es
-Rechazas a tu guapo futuro esposo por un pobretón
-Quizas hoy estaria con ese pobretón y sería feliz pero tu llegaste para arruinar todo. Solo te pediré una cosa y es que si debes besarme solo sea algo breve que no supere los dos segundos máximo
-Tendras que acostumbrarte porque cuando te reclame no solo te besaré por largo tiempo en la boca
-Si no quieres que vomite la cena te recomiendo no decir nada más en lo que reste de camino
Llegamos a su mansión, me puse mí ropa y le pedí al chófer que me llevara a mí domicilio, necesitaba poner distancia, todo lo que fuera posible
Cuando llegue entré corriendo al apartamento, necesitaba tirarme en la cama y pensar lo que pasaría de ahora en adelante. Si no soporto que me bese, no quiero imaginar lo que será tener sus manos tocándome donde nadie jamás lo hizo
