En un matrimonio desgastado por el machismo y la intromisión de su suegra, Lara Herrera vive atrapada entre el amor que alguna vez sintió por Orlando Montes y la amargura de los años. Su hija Rashel, una niña de seis años, es su único rayo de luz en un hogar lleno de tensiones. Pero todo cambia trágicamente cuando un descuido termina en la pérdida de Rashel, una tragedia que lleva a Lara a enfrentarse a su dolor, su culpa y a la decisión de romper con una vida de sufrimiento para buscar su redención y sanar sus heridas.
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La búsqueda de Lara
Orlando estaba decidido. Ahora que tenía estabilidad económica en Toluca, su siguiente paso era recuperar a Lara.
Había pasado un mes desde que llegó a la ciudad, y todo estaba saliendo mejor de lo que esperaba. La constructora en la que trabajaba lo había recibido con los brazos abiertos, y su talento como arquitecto le permitió destacarse rápidamente. Su primer sueldo le permitió establecerse cómodamente, y con el dinero de la venta de la casa que compartió con Lara y su hija Rashel, decidió comprar una nueva vivienda.
Pero esta vez, la casa no sería para él solo. Estaba convencido de que volvería a estar con Lara, de que solo era cuestión de tiempo para que ella lo perdonara y volvieran a ser la pareja que alguna vez fueron.
—Necesitamos empezar de nuevo, lejos de las malas influencias, lejos de mi madre… murmuró para sí mismo mientras revisaba las opciones de casas en venta.
Encontró una propiedad perfecta en una zona tranquila, espaciosa, con un hermoso jardín donde, en su mente, imaginaba a Lara feliz, sonriendo como antes.
Lo que Orlando no sabía era que el corazón de Lara estaba comenzando a inclinarse hacia otro hombre.
Orlando sabía que encontrar a Lara no sería fácil. No tenía su dirección ni un número de contacto. Podía buscarla por su cuenta, pero sería tardado.
Así que tomó una decisión drástica: contratar a un investigador privado.
Revisó varios anuncios en internet hasta que encontró uno que le pareció confiable. Concertó una reunión en una pequeña oficina en el centro de la ciudad.
El investigador, un hombre de unos cincuenta años con un semblante serio y calculador, lo recibió con profesionalismo.
—Entonces, ¿quiere encontrar a su esposa? preguntó el investigador, tomando notas.
—Sí. Se llama Lara Herrera. No sé dónde vive ni dónde trabaja, pero estoy seguro de que está en esta ciudad.
—¿Alguna pista sobre su paradero? ¿Familiares, amigos cercanos?
Orlando pensó por un momento.
—Su hermano, Rafael Herrera. Es médico, especialista en cardiología.
El investigador asintió.
—Eso facilita las cosas. No hay muchos cardiólogos en Toluca. Si encontramos a su hermano, encontraremos a su esposa.
—Ex esposa. corrigió Orlando, aunque en su interior se negaba a aceptar ese término.
—Entendido. En una semana le tendré noticias.
Orlando salió de la oficina con una renovada sensación de esperanza. Pronto volvería a ver a Lara, y cuando la tuviera frente a él, no permitiría que se alejara otra vez.
Mientras tanto, Lara…
Lara, ajena a los planes de Orlando, seguía con su vida en la clínica y con la compañía de Cristóbal, quien cada día encontraba una manera de acercarse más a ella.
Desde aquella noche en el mirador, cuando se dieron su primer beso, Lara no dejaba de pensar en él.
Se sentía confundida. Cristóbal era un hombre atento, detallista, alguien que realmente la valoraba. Pero había una parte de ella que aún sentía miedo.
Esa tarde, Cristóbal la sorprendió con un pequeño obsequio.
—¿Qué es esto? preguntó Lara al recibir una pequeña caja envuelta en papel dorado.
—Ábrelo.
Con manos temblorosas, desató el lazo y encontró dentro un collar con un dije en forma de corazón.
—Cristóbal… es hermoso.
—Quiero que recuerdes que mereces ser amada, Lara. No quiero presionarte, solo quiero que sepas que estoy aquí.
Ella sintió un nudo en la garganta. Cristóbal le ofrecía algo que nunca tuvo con Orlando: comprensión y paciencia.
Esa noche, mientras miraba el collar en sus manos, se preguntó si de verdad podía permitirse una nueva oportunidad en el amor.
Lo que no imaginaba era que el pasado estaba a punto de alcanzarla.
felicitaciones autora!!!
Me conmovió hasta las lágrimas, la sentí, la viví y sin dudas la disfruté ... Gracias por compartirla...
FELICITACIONES 👏👏👏👏